Para las personas que ubicamos nuestro nacimiento en épocas cercanas a la terminación de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y algunas generaciones posteriores, adoptamos una manera de vestir basada en las posibilidades de adquirir cada quien ciertas prendas, cuyo porte exigía básicamente que aparecieran limpias y si fuera posible, bien planchadas.
Luego surgieron las generaciones de rebeldes, a quienes no les importaba andar bien planchados, ni bien peinados.
Durante la etapa en que alcanzamos la adolescencia y que todavía se podía jugar en las calles, estábamos obligados a cuidar los zapatos y los pantalones. Esto representaba un dolor de cabeza para los padres de familia, si cuando los niños regresaban de jugar traían las suelas de los zapatos pidiendo auxilio, ya se necesitaba ir con el zapatero, o a la tienda a comprar unos nuevos.
En el caso de los pantalones, ya fueran de mezclilla o de otra tela, la preocupación era que no regresaras a casa con las rodillas rotas o raspadas (sobre todo los jugadores de futbol), o de las asentaderas, por andar mucho tiempo en las “resbaladillas”. Después de la correspondiente reprimenda, la mamá se preocupaba por zurcir los pantalones, o de plano reforzarlos con un parche –casi siempre de la misma tela-. De otra manera –explicaba la madre-, la gente va a pensar que eres un pordiosero. Con el tiempo, para facilitar el trabajo de las amas de casa, salieron al mercado los “parches adheribles”, que se pegaban con una plancha caliente.
Seguidamente, si pasabas la inspección de ropa y calzado, te encontraban una raspadura o algo peor, entonces venía “el tormento”: la curación, se iniciaba con una desinfección de la parte raspada con agua y jabón, con agua oxigenada, yodo, o alcohol (dependía de lo que hubiera en casa). La operación terminaba con una gasa o una “curita”.
Rodilla raspada (fotografía en la versión PDF)
Parecía una época difícil, tanto para los deportistas callejeros, como para los padres responsables de esos infantes. Al final de cuentas nadie se fijaba en los parches, ni en las “medias suelas” o el reencauchado de los zapatos.
Acercándonos a un análisis más concienzudo acerca de los pantalones rotos, pero zurcidos o parchados, se puede agregar que, el uso de los “jeans” fue en sus inicios como ropa de trabajo rudo, por lo resistente y la comodidad que proporcionaba la mezclilla.
Posteriormente, de acuerdo con un artículo publicado en el diario mexicano “Excelsior”, la moda de los pantalones rotos llegaron para quedarse.[1] Rockeros, actores, cantantes y deportistas han hecho popular el uso de los jeans rasgados o desgastados: “En los 80 es cuando ya nadie puede vivir sin esta prenda y viene la tendencia tan fuerte de la industria de la mezclilla que llega con modificaciones”, comentó Castillo el autor del artículo.
El estilo desalineado parecía expresar o mostrar rebeldía ante todo lo establecido: “Los rotos van a seguir en tendencia, lo que va a cambiar es qué tan roto va a estar; creo que los rotos de las rodillas y los rasgados son los que van a mantenerse, pero los mega rotos o los destilados, que son los que ahorita andan de moda, creo que son los que van a desaparecer…”
La “fiebre de los jeans rotos” llegó y famosas compañías textileras comenzaron a producirlos, aunque hay también quienes desean crear sus propios jeans rasgados. Se utilizan como prendas formales e informales. En el día, para una noche de antro o algún evento familiar. Sólo hay que encontrar la forma de saberlos combinar: “Se vale utilizarlo en cualquier época del año, pero para invierno se tendrá una pequeña modificación va a estar en la parte de abajo un parche lo sacaron como desde hace dos temporadas para proteger del frío”.
Algunas opiniones de los expertos, como las recomendaciones de Emmanuel Castillo, colaborador del programa Sale el Sol en Imagen Televisión:
- Si tienes entre 20 a 25, puedes usar los jeans rotos, una playera con un blazer y zapato de vestir.
- En chicas, una playera blanca, una chamarra de piel y zapato de tacón.
- Lo que no se debe hacer es tratarlos de pasar como algo formal ni llevarlos a protocolos serios.
- Se vale utilizarlos en cualquier época del año, pero para invierno se tendrá una pequeña modificación que va a estar en la parte de abajo un parche.
- Puede ser un súper look con un aire más fresco, pero hay que evitar caer en el riesgo de que a fuerza se busque aparentar una edad que no se tiene.
Según este mismo “dictador de la moda”, la llegada de la tendencia de los pantalones rotos (Ripped jeans) se produjo en la década de los ochenta, cuando comenzaron a aparecer los pantalones con una rotura por debajo de la rodilla, algo que no se podía permitir todo el mundo porque por aquellos años, la ropa tenía que durar mucho tiempo.
Otros críticos coincidían en su opinión con quienes afirmaban que, los jeans rotos surgieron como un acto de rebeldía en los 90 y con el tiempo pasaron de una moda hasta convertirse en una prenda básica en el guardarropa. “Dicen que de la moda lo que te acomoda”, pero unos vaqueros rotos le van bien a cualquiera, siempre y cuando se usen en el momento, lugar y con el atuendo adecuado: “Baggys”, “slim fit” o “pitillo”, de corte recto, “boyfriend”, “roll up” y otros. Hoy en día hay infinidad de estilos de pantalones vaqueros diferentes y una de las tendencias más actuales es la de llevarlos rotos y descosidos, algo que parece algo nuevo pero lleva con nosotros bastante tiempo. La moda es cíclica y las tendencias llegan, se van y vuelven con más fuerza.
Esta tendencia estuvo muy presente durante gran parte de los ochentas y noventas, pero con la llegada de los 2000 fue desapareciendo y dejando paso a otras diferentes. Como ya dijimos, la moda es cíclica y aquellos rotos que tanto gustaron en los ochenta y después en los noventa, no tardarían en volver.
Algunos diseñadores, comenzaron de nuevo a poner de moda los pantalones vaqueros, no solo con piedras incrustadas, plumas y bordados, sino que también se incluyeron rotos, aunque ligeramente más discretos. Fue la firma italiana Dolce & Gabanna los que presentaron en uno de sus desfiles esta tendencia de nuevo, con pantalones descosidos, muy desgastados por la zona del muslo y con ese roto tan característico por la rodilla.[2]
- ¡Imagino lo que diría mi mamá si a estas alturas viera a uno de sus hijos o nietos con los pantalones rotos!
- Inaceptable que te presentes en esas fachas:
- ¿Qué no tienes para comprarte unos pantalones decentes?
- ¡Mañana te los arreglo…!
¡Ay mama mía!
* El autor es embajador de México, jubilado.
**La versión que aparece en PDF contiene varias fotografías que ilustran el tema.
[1] Artículo publicado en Excelsior, México: https://www.excelsior.com.mx/funcion/2017/05/09/
[2] https://www.capitandenim.com/es/content/24-origen-de-los-vaqueros-rotos-y-descosidos
Cuenta la leyenda urbana que la Señora Kennedy-Onassis alguna vez dio un par de jeans nuevos a una muchacha muy jovencita, a fin de que ella usara los pantalones hasta que se vieran viejos y gastados. Entonces pidió la devolución de la prenda para lucir muy a la moda.
Estimada embajadora Fuentes Orellana, gracias por sus amables comentarios. Las cuestiones costumbristas tienen qué ver con la cultura de las personas, o de una sociedad determinada, pero la moda y su comercialización hace que se extiendan esos usos del vestir a grupos de orígenes muy diversos. De ahí que cada quien decida o se deje influir. Atentos saludos.