
Estimados lectores, la Revista Electrónica de la Asociación de Diplomáticos Escritores “ADE”, nació en el mes de septiembre de 2001. Fue un nacimiento doloroso, entre llantos de la gente que había perdido a sus seres queridos en el atentado terrorista del 11 de septiembre en Nueva York, la rabia y la impotencia al observar los cuantiosos daños que pueden causar unas mentes enfermas.
En uno de los primeros números de nuestra Revista ADE, me permití escribir: “Se ha producido un acontecimiento de signo negativo, totalmente opuesto al ser y al deber ser de la moral, del derecho y de la diplomacia. En septiembre de 2001, se perpetraron actos criminales, contrarios a los anhelos de paz y de convivencia pacífica. Se ignoró el debido respeto a la vida de muchos seres humanos y se dejó de lado la negociación, como elemento esencial de la diplomacia. El mundo entero fue sacudido por la magnitud de los acontecimientos, los que no se enmarcan en una guerra declarada entre dos o más países; así como tampoco se trató de un acto aislado de locura, de parte de un solo individuo. Simple y llanamente, las acciones en contra de edificios y de personas en varias ciudades de los Estados Unidos -pero sobre todo en Nueva York-, han sido calificados como actos de terrorismo. No es la primera vez que personas o grupos recurren a dicho tipo de acciones, en las que una de las características distintivas, es el cobarde anonimato.»
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