Ya se nos murió aquel cónsul rodeado de pasaportes
el pobre sobrevivió a pesar de las penurias
siempre con la mano izquierda presta a mandar un reporte
y evitar que la relación se perdiera entre las furias
Expidió visas, poderes, y hasta actas de matrimonio
Pasaportes y matrículas al por mayor diariamente
A los paisas salva vidas y resguarda patrimonios
Y mandaba sus informes sin falta mensualmente
Además se involucraba en temas comunitarios
Atendía público y reemplazaba a los colegas ausentes
Visitaba el barrio, hospitales, cárceles y sanatorios
Y por todo eso y más, lo apreciaban mucho las gentes
Allá está con la calaca que lo recibió entusiasta
Segura que su presencia se traduciría en mejora
Cuando lo quiso mandar le contestó con un ¡basta!
Tú no me puedes mandar pues no eres embajadora.
*El autor es Embajador de México, jubilado.
Dejar una contestacion