Introducción.
En la primera parte de la presente narración terminamos con la conversación sostenida entre el embajador Edmundo Flores y la esposa del entonces Secretario de Relaciones Exteriores, en la que ella le pedía (o le ordenaba) preparar una recepción para más de 400 personas que asistirían a las celebraciones del Día de la Mujer. Primero aparentando control y paciencia el embajador ofreció explicaciones sobre la imposibilidad de organizar dicho evento, considerando las limitaciones existentes en la isla. Finalmente, ante la insistencia de la señora don Edmundo explotó y terminó diciendo: “dígale a su esposo que aquí no es restaurant…”
Más tarde cuando el embajador se fue los demás nos quedamos para atender algunos asuntos. El Consejero se acercó a mi oficina para platicar lo que antes había sucedido en la oficina del jefe:
- ¿Ya viste cómo se las gasta el Inmundo Flores?
- Órale Carlos, primero no sabía que por acá le pusieron apodo al embajador. Por otra parte, tienes razón en remarcar cómo se maneja en las altas esferas de la burocracia gubernamental;
- Mira Toño, desde luego a él lo puso Echeverría, no sé si para quitárselo de encima allá en la capital de nuestro país o porque cree que puede lograr una mejoría en las relaciones con este país socialista. Cuando el embajador quiere algo, nada más llama a “Los Pinos” y se lo resuelven, a los de Relaciones Exteriores ni los toma en cuenta;
- Sí Carlos, cuando yo escuchaba el diálogo con la esposa del Secretario Rabasa, casi se me paran los pelos. De inmediato me vino a la mente que nosotros los del Servicio Exterior Mexicano de carrera, nunca nos atreveríamos a enfrentarnos con un alto funcionario, sin temor a sufrir represalias. Don Inmundo se atiene a que él tiene línea directa con el mero Presidente.
- Bueno –me dice el Consejero- ya aquí la paramos. En otra ocasión te cuento por qué me están trasladando a Japón. Vamos a echarnos unos tacos que ya tengo hambre;
- ¿Tacos? –le respondo- aquí dónde vamos a conseguir ni siquiera tortillas, menos el resto;
- Tienes razón Toño, vámonos a cenar lo que nos encontremos. Soñaremos con los tacos.
I. Marzo mes de mucha actividad diplomática.
Como antes comento, a unos días de mi llegada me tocó asistir al festival escolar “Así es México”; seguidamente, a partir del día 8 se iniciaban las actividades para celebrar el “Día Internacional de la Mujer”, que por cierto no nos trajo las preocupaciones y trabajo que esperábamos. Realmente el gobierno cubano ya tenía preparada toda la logística para recibir a las mujeres mexicanas y de otros países que asistían al Congreso; así es que el evento transcurrió en completa calma.
Asimismo, el día 12 de marzo tuvo lugar el vuelo inaugural de la compañía Mexicana de Aviación, que en principio se realizaría los miércoles de cada semana, con posibilidades de incrementar el número de vuelos. En esta acción se dio cabida a un buen número de invitados especiales, quienes solo permanecerían en Cuba unas horas para regresar a México; de otro modo tendrían que esperar hasta la siguiente semana. Para nosotros el hecho de que ya tuviéramos la posibilidad de viajar en aviones modernos y de nuestro propio país, nos daba más tranquilidad y vislumbrábamos la posibilidad de que nos llegaran los aprovisionamientos con mayor regularidad y seguridad; o bien, algún descuento en el costo del pasaje, para poder salir a “respirar un poco de capitalismo.”
Seguidamente, el día 15 llegó a La Habana la delegación mexicana que participaría en calidad de observadores, durante la Reunión de Países No Alineados. La misión la encabezaba el embajador Sergio González Gálvez, por entonces Director en Jefe de Asuntos Multilaterales de la Secretaría de Relaciones Exteriores; así como el Consejero Vicente Sánchez Gabito. Los atendimos los tres días que duró su estancia y todo resultó provechoso para la delegación y, para nosotros como anfitriones, consideramos haber cumplido con nuestro cometido.
Para el día 21 una celebración netamente mexicana, referente al nacimiento de Benito Juárez. Todos los miembros de la Embajada y del consulado fuimos convocados para asistir al monumento al Benemérito de las Américas, construido en un parque de La Habana Vieja; también estuvo un representante del Ministerio de Relaciones Exteriores y otros mexicanos.
En el monumento a Juárez: Al centro el embajador de barba y bigote y traje combinado,
a su derecha la esposa y a su izquierda, algunos invitados; luego el Consejero Bado y
otros acompañantes. Yo aparezco como el antepenúltimo del lado izquierdo.
Primero de izquierda a derecha Antonio Pérez, la esposa del embajador, Dr. Edmundo Flores, Carlos Bado.
A la extrema derecha Alfredo Reyes (traje rojo) y junto a él de traje café el Cónsul Chávez Balanzario.
Para enmarcar todo lo anterior, el mismo 21 de marzo se inauguraba una exposición industrial y comercial mexicana, organizada principalmente por el Instituto Mexicano de Comercio Exterior (IMCE); con una participación de más de 500 expositores de diversas áreas o sectores. Como parte de la comitiva oficial llegaron el Secretario de Industria y Comercio, así como nueve gobernadores de varios estados de la República, entre ellos el Gobernador de Jalisco, el Lic. Orozco Romero, con quien tuve la oportunidad de platicar y de identificarme como paisano. Formando parte del IMCE llegó el Consejero Víctor López-Velarde, quien estaba acreditado en República Dominicana y con quien en el futuro nos encontraríamos en otro país, logrando una sincera amistad que duraría hasta su fallecimiento por un accidente en la carretera México-Puebla.
En dicha ocasión el gobierno cubano ofreció una recepción, a la cual asistió el Comandante Fidel Castro y buena parte de su gabinete. Para mí fue la única vez que tuve la oportunidad de verlo de cerca, pero también la única ocasión en la que casi me asfixio por comelón. Ocurrió que estando en el jardín donde se servían los bocadillos, yo empecé a masticar un trozo de carne, después de segundos o minutos, yo seguía masticando la carne, seguramente aburrido de tanto masticar, decidí tragarlo y que se me atora en la garganta. Yo hacía esfuerzos para pasar o empujar la carne, pero no lo lograba, menos mal que a mi lado estaba mi compañero Carlos Bado, quien me ayudó a devolver el bocado.
Una vez pasado el susto –sin pensar en la vergüenza que pude haber pasado si más gente me hubiera visto-, seguimos platicando, por mi parte le agradecí su apoyo a mi colega.
- Gracias Carlos, creí que esta era mi última recepción. Entre mis afilados dientes y mis fuertes muelas nunca logré ablandar esa carne del “buey Apis” y ya sentía que me ahogaba.
- No Toño, aquí debemos andar con cuidado, pues el filete mignon y esos otros cortes que estamos acostumbrados a disfrutar en México, o en Guatemala donde la carne es excelente, no los encontramos aquí. Pero de todos modos, como aquí es de gorra, pues le entramos con singular alegría. Con la experiencia anterior, hay que irnos con cuidado.
Después de 10 días de duración, la exposición quedó clausurada, declarándose un rotundo éxito. Para la política exterior de México la muestra de apertura comercial en momentos difíciles para Cuba, representó la confirmación del respeto a la autodeterminación y a la decisión de poder tener relaciones comerciales con todos los países, sin importar su sistema político, económico y social; así como una muestra más de solidaridad, sin importar que en México también nos encontrábamos luchando por alcanzar mejores niveles de bienestar para nuestra población. Aquí cabria un pensamiento en el sentido de que “compartir lo que te sobra, no tiene gran mérito, pero sí lo que te hace falta.”
En esos tiempos, parecía que todos querían estar en Cuba, dado que según estaba previsto el día 24 de marzo llegaría a La Habana una delegación de la Comisión del Balsas.[1]
Cabe aclarar que, por lo deficiente de las comunicaciones entre los dos países, se creía inicialmente que llegaría una delegación del Banco Cinematográfico de México, que presidía el actor Rodolfo Echeverría, hermano del presidente de la República, cuyo nombre artístico era Rodolfo Landa. En realidad y formalmente la delegación de la mencionada Comisión del Balsas, la presidía el Dr. José A. Nieto y el Lic. Rodolfo Echeverría Zuno, hijo del mismísimo Presidente Luis Echeverría y doña Ma. Esther Zuno; el resto de la delegación estaba integrada por 12 funcionarios integrantes de diferentes especialidades: algunos economistas, un doctor, un veterinario, un ingeniero químico, un antropólogo, trabajador social y un Lic. En administración de empresas.
En la fecha señalada llegó al aeropuerto José Martí el avión “Chontalpa” de la Secretaría de Recursos Hidráulicos de México, transportando a los personajes arriba mencionados. Pasados los trámites de rigor -entre los cuales se encontraba la vacunación obligatoria para quienes no la habían solicitado en México-, partimos con rumbo a La Habana para la instalación de los visitantes.
Durante la bienvenida oficial a la delegación mexicana en la misma escalerilla del avión, encabezada por el embajador Flores, de manera natural fui saludando a cada uno de los viajeros. Con ciertas reservas y sin mostrar mayor entusiasmo hice lo mismo con Rodolfo Echeverría, quien de inmediato me reconoció y me preguntó qué hacía yo como miembro de la embajada, al tiempo que me pedía que lo acompañara en la gira que comprendía visitas a varios lugares de Cuba. Pasado el entusiasmo de encontrarme con un amigo tan importante, le comenté que por favor le planteara al embajador su deseo de que yo formara parte de la comitiva oficial; lo cual de buena manera aceptó mi superior y de ese modo tuve la oportunidad de conocer varias provincias y poblaciones, así como el engranaje del sistema socialista cubano.
A continuación de dichas actividades tuvimos una reunión para revisar el programa de trabajo que se desarrollaría durante los seis días de permanencia. Por lo pronto, para empezar bien la gira fuimos invitados a una cena por las autoridades cubanas, en un restaurante conocido como “La Torre”; durante la cual se iniciaron los contactos con técnicos, especialistas y directores de empresas, con quienes se intercambiaron experiencias. Asimismo, respetando los sistemas de vida en cada país, se habló de las peculiaridades tanto del pueblo cubano, como del mexicano; de sus semejanzas y anhelos. También se habló de aspectos más específicos y técnicos, como los programas sobre la explotación de la palma de coco, del proceso para industrializar la copra y sobre el posible intercambio de especies. Sobre otros temas se trató lo relativo a la producción de cítricos, la producción azucarera, ganadería, las cuencas lecheras y la extracción y proceso de minerales como el níquel.
Cabe anotar que, los colegas del Ministerio de Relaciones Exteriores, en particular del departamento de protocolo, se mostraron muy amables con todos los miembros de la delegación; aunque vigilantes y suspicaces sobre todo lo que se decía en los diferentes encuentros, lo que nosotros considerábamos que estaba dentro de sus obligaciones. Asimismo, destacaba el hecho de que las autoridades locales se afanaron por encontrar a las personas, especialistas o técnicos de diferentes ramas, que pudieran satisfacer cualquier curiosidad de los visitantes.
El segundo día de actividades (25 de marzo) inició temprano, dado que el embajador Edmundo Flores invitó a toda la delegación –en la cual yo estaba incluido- a las 8 de la mañana, a un desayuno en la residencia de la embajada. La reunión fue muy cordial, destacando la juventud y alegría de varios de los asistentes. Al término del desayuno, un autobús nos recogió para visitar el Ministerio del Azúcar, donde fuimos recibidos por el Ministro y otros altos funcionarios.
La sesión se celebró en un auditorio, donde funcionarios y especialistas en el tema nos explicaron primero el funcionamiento del aparato administrativo y seguidamente, entramos al terreno propiamente de interés para la delegación mexicana, como era el proceso de la producción e industrialización del azúcar. Los representantes locales se esforzaron por mostrarnos un panorama positivo acerca de la superficie cultivada, de los métodos y técnicas empleadas y sobre los volúmenes de producción. Entre los datos recogidos, anoté que mencionaron que la producción para ese año sería de aproximadamente 6 toneladas, de las cuales 5 se exportarían en bruto y una más como azúcar procesada. Todos los países compradores de dicho producto eran miembros del entonces llamado Consejo Económico de Ayuda Mutua (CAME), integrado por países del área socialista.
Durante la reunión se afirmó que el azúcar aportaba a Cuba la mayor cantidad de divisas, seguida del níquel, tabaco, café y pesca. Un aspecto destacado fue la explicación sobre el aprovechamiento integral de la caña de azúcar, como es la elaboración de un ron de excelente calidad y alcohol para diferentes usos. El bagazo de la caña se emplea como alimento del ganado vacuno –según nos afirmaron al mezclarlo con melaza y urea, alcanza un alto valor nutritivo) y se explora la posibilidad de producir papel (para lo cual han pedido la asesoría de México). Nos explicaron que la República Democrática Alemana (Alemania Oriental), estaba instalando una planta experimental. O sea que mucho está en proceso de formación y desarrollo. A continuación nos invitaron a visitar el Centro de Investigación Científica del Azúcar, donde complementaron con la presentación de sus programas de investigación y de capacitación al personal que trabaja en esa industria.
Para el mediodía fuimos invitados a comer en un restaurante típico cubano llamado “La Bodeguita del Medio”, donde sirven una comida criolla riquísima y que ha cobrado fama internacional por la serie de personajes que han pasado por ahí, como el conocido escritor Ernest Hemingway, Salvador Allende y otros. Son famosos los “daikiris” y los “mojitos”, ambas bebidas preparadas con ron. Otra característica del lugar es que sus paredes están plagadas de frases y pensamientos escritos por visitantes célebres: los hay de nostalgia, de amor, recuerdos y solidaridad. El lugar es acogedor, aunque por entonces no denotaba pulcritud, pero la comida era deliciosa, con sabor casero y los platillos principales eran: carne de cerdo en rebanadas (un tipo de carnitas), el congrí o moros y cristianos, frijoles negros dormidos, yuca frita y otros complementos.[2]
Durante la comida privó un ambiente de camaradería en un plano informal y festivo, para reafirmar lo anterior describiré que en un momento del convivio se acercó a nuestra mesa un señor de avanzada edad y modesto en su vestimenta para decirle a Rodolfo Echeverría que en cierta ocasión su mamá le había regalado una guitarra y que le gustaría interpretar una canción en honor a ella y los presentes. Se aceptó la propuesta y atentos escuchamos una composición del ciudadano cubano simpatizante de México, fue muy aplaudido y terminamos con un ¡Viva México!
Al finalizar el agradable convivio nos dirigimos al Centro Nacional de Investigaciones Científicas, lugar para estudios especializados de posgrado. El lugar era un edificio moderno y sus instalaciones se veían funcionales y apropiadas para el grado de capacitación que ahí se impartía. La jornada se prolongó, pues las presentaciones del Centro mencionado se sucedieron una tras otra y cuando pensábamos que ya íbamos a descansar –ya de noche- nos comunicaron que se programó la proyección de algunos documentales en el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfica (ICAIC), donde en primer lugar nos presentaron el documental “Hasta la Victoria Siempre”, sobre la vida de Ernesto “Che” Guevara y sus acciones en la Sierra Maestra, hasta su deceso en Bolivia. Otro film también muy instructivo sobre la vida política de Cuba, que comprendía desde la Constitución de 1902, hasta la última administración de Fulgencio Batista, apodado “El Sargento”.
Pasada la media noche nos informaron que faltaba un breve cortometraje que no podíamos perdernos, contenía testimonios sobre la visita a Cuba por parte de Salvador Allende y un discurso de Fidel Castro Ruz condenando el asesinato del presidente chileno. La larga sesión cinematográfica resultó muy ilustrativa, pero en conjunto cansada, ya que estaba terminando después de la una de la mañana y sabíamos que la siguiente jornada iba a ser igualmente cargada.
El miércoles 26 iniciamos temprano, después de desayunar nos trasladaron a un conjunto habitacional llamado “Alamar”, localizado en las afueras de La Habana, a orillas del mar. En dicho lugar nos mostraron que estaban en proceso de construcción avanzada edificios que van de 3 a 12 pisos, cuya característica principal era que los obreros participantes en esos trabajos eran los “micro brigadistas”, que hacían el llamado “plus trabajo”, en virtud del cual después de la jornada laboral que desempeñaban los trabajadores en sus respectivos puestos, acudían a trabajar horas extras (dos horas o más) en las viviendas de las que posteriormente serían poseedores.
Dicho proyecto obedecía al notorio déficit de vivienda y se consideraba que mediante este tipo de estímulos podría avanzarse en la solución del mismo, en un periodo de entre 10 y 15 años.
Entre la delegación mexicana comentábamos que estas obras que nos ponían como ejemplo los cubanos, nos podrían servir para valorar lo que en México se estaba haciendo en ese mismo sector. Lo que cabría destacar como ejemplar más que la construcción misma, es la forma de ocupar la mano de obra, pues constituye un esfuerzo extra del trabajador que se inscribe en las mencionadas “micro brigadas”. Se organizaron por cada fábrica, sindicato, ministerio, para construir sus viviendas en cómodas unidades habitacionales, que entre otras cosas se caracterizan por ser “propiedad patrimonial”, no susceptibles de comercialización o enajenación a terceros, excepto familiares que podrían heredarlas.
Valle de Picadura.[3] Fue Otra de las actividades importantes para la delegación, un centro dedicado a la ganadería, que en esos tiempos se dedicaba a la mejora del ganado vacuno, con el propósito de incrementar la producción de leche y carne. El director responsable de este centro era el Sr. Ramón Castro Ruz, también llamado “Mongo”, que según él mismo nos comentó era 5 años mayor que su hermano Fidel, que en esos tiempos rondaba los 47 o 48 años de edad.
[4] Paisaje del Valle de Picadura, Cuba
Don Ramón se mostraba como una persona amable, sencilla y abierta al diálogo, dispuesto a satisfacer cualquier pregunta o duda sobre el proyecto del cual es responsable y sobre lo que ocurre en Cuba. De ese modo, Mongo nos explicó que el centro cuenta con algunas “vaquerías”, con instalaciones modernas y praderas de pastos artificiales (pasto sembrado y riego mecánico). Nos hizo notar que este centro es uno de muchos que están distribuidos a lo largo y ancho de la isla, pretendiendo mejorar calidad y cantidad del ganado existente.
Fotografía en Valle de Picadura. Al centro Ramón Castro, a su derecha con guayabera blanca Rodolfo Echeverría
y a la izquierda de guayabera beige, el Dr. José A. Nieto.
De acuerdo con la información proporcionada por nuestro anfitrión y otros especialistas del lugar, en esas fechas el país contaba con aproximadamente cinco millones de cabezas de ganado criollo, pero que se estaba trabajando para irlo sustituyendo por otras razas de mayor rendimiento. En principio –según nos explicaban- trajeron ganado cebú, de alta resistencia para los climas tropicales y a las plagas; así como ganado lechero de la raza Holstein que produce importantes volúmenes de leche, aunque tiene problemas de adaptación a las condiciones locales. Como una consecuencia de lo anterior, procedieron a efectuar una cruza entre cebú y Holstein, del que ha resultado un espécimen conocido como F1; de lo que ha surgido una raza resistente y buena productora de leche. Un dato sin confirmar fue que esas nuevas vacas llegan a producir hasta 48 litros diarios en promedio. Según conclusiones de los especialistas en el tema sumando los diversos tipos de vacunos, se calcula en 10.6 millones el hato ganadero de la isla.
Al fondo el paisaje de uno de los valles vecinos a Picadura. De izquierda a derecha Antonio Pérez Manzano (de guayabera guatemalteca)
y en el centro Rodolfo Echeverría (lentes y guayabera blanca) y otros miembros de la delegación.
Los mismos integrantes de la delegación arriba citados, a punto de partir para otra actividad.
La visita a Valle de Picadura resultó una experiencia muy provechosa para poder evaluar los esfuerzos del pueblo cubano por salir del subdesarrollo. Sobre lo cual nosotros nos preguntábamos: ¿lo lograrán? ¿En cuánto tiempo? El mismo tiempo nos daría la respuesta.
En cuanto a los esfuerzos para adaptar o recuperar terrenos para el cultivo de cítricos, pastizales y otras especies, vale la pena consignar la forma en que los cubanos estuvieron trabajando –según nos explicaron los responsables-, dado que las praderas que a lo lejos se ven tan verdes y tupidas, son el resultado de una labor titánica de ir limpiando de piedras palmo a palmo, así como traer de otros lugares tierra para formar una capa de al menos 25 cms. para poder sembrar pasto. El mismo Mongo expresó con cierta grado de amargura: “Yo no sé cómo los rusos y los gringos ya llegaron a la luna, pero no han podido inventar una máquina que saque todas estas piedras, tenemos qué hacerlo a mano.”
Para culminar la visita el anfitrión nos invitó un rico almuerzo, durante el cual nos narraba pasajes de los inicios de la Revolución Cubana, de cómo vivían ellos en su gran finca; externó algunas bromas sobre su origen español (por parte de padre) y mencionó algunos aspectos de la aventura encabezada por su hermano Fidel en la Sierra Maestra.
CONTINUARÁ
- Durante el gobierno del presidente Luis Echeverría Álvarez (1970-1976) se crearon varias instituciones descentralizadas para apoyar el desarrollo regional, como es el caso de la Comisión Nacional del Balsas, que en sus inicios estuvo presidida por el ex presidente Lázaro Cárdenas del Río. Dicha Comisión incluía a varios estados de la República, como Oaxaca, Puebla, Estado de México, Morelos, Michoacán y Guerrero. ↑
- El congrí es una palabra de origen haitiano que significa “congos con arroz” y es elaborado en Cuba precisamente con el grano del cereal mencionado y frijol negro o rojo, se le agrega manteca de puerco, tocino y una serie de condimentos, de lo que resulta un plato sencillo, pero de buen sabor al paladar. ↑
- Visto en: https://norfipc.com/cuba/paisajes-los-valles-picadura-sierra-camarones.php “El Valle de Picadura toma su nombre del poblado de Picadura, actualmente un pequeño batey o poblado en el centro oeste de la Sierra Camarones, cerca de la costa norte. Cerca de allí se encuentra el Valle de Montes de Oro, debido a un poblado similar que ya no existe. En esta zona se creó a finales de los años 60’ el Plan Especial Genético de los Valles de Picadura, un proyecto ambicioso que buscaba convertirse en una empresa ganadera vacuna de alto rendimiento productora de leche y carne.” “En la cumbre de la elevación más alta de la Sierra Camarones, que se eleva hasta los 340 metros, se construyó en 1970 una famosa casa de visitas, para personalidades del gobierno y visitantes de alto nivel del entonces importante Plan Genético. Se dice que la obra de dos pisos y de forma pentagonal posee enormes voladizos, cuyas vigas de hormigón se contraen y dilatan con los cambios de temperatura entre el día y la noche. Casi inaccesible posee una plataforma para helicópteros y desde su terraza la vista alcanza hasta la Ciudad de La Habana.” ↑
- Ibídem. “El Plan Genético Ganadero de Picadura. Para hacer posible el proyecto se cubrió la superficie árida y erosionada de muchos lugares con materia orgánica (turba y suelo de zonas cenagosas), se creó una red vial en toda la zona, se construyeron decenas de vaquerías con el equipamiento más moderno en aquel entonces y se creó una comunidad de viviendas para los trabajadores en lo alto de un cerro llamada Peña del León. Se hicieron cruces con razas de ganado de alto rendimiento y el propio André Voisin (científico francés) acudió al lugar para aplicar su técnica del ‘pastoreo racional Voisin’ o de rotación de los pastos.
Todas las vaquerías contaban con ordeño mecanizado y las vacas productoras de leche llegaron a tener música clásica indirecta, buscando elevar el rendimiento lechero y los locales en las zonas de ordeño poseían aire acondicionado.” ↑
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