VIII. LA CIENCIA, UN VASO COMUNICANTE ENTRE CUBA Y ESTADOS UNIDOS

Este texto forma parte del libro “CIENCIA Y DIPLOMACIA: LA CONJUGACIÓN VIRTUOSA Apuntes sobre Diplomacia y Temas Afines”, editado por la Asociación Mexicana de Estudios Internacionales (septiembre de 2023). La obra íntegra puede adquirirse en este sitio electrónico.*

Referir algún tipo de cooperación entre Cuba y los Estados Unidos desde el cambio de régimen en la isla en 1959 parecería ocioso e improbable. Sin embargo, contrario a lo que ha acontecido en el terreno político, hay registro de acciones fructíferas en el terreno de la ciencia y tecnología, principalmente a través de la Asociación Americana para el Avance de las Ciencias (AAAS) y la Academia de Ciencias de Cuba (ACC), con lo cual se exhiben las bondades de la ciencia para aproximar a países cuya avenencia en otros ámbitos es difícil hasta ahora.

Entender el contexto en el que ha evolucionado la relación en este ámbito, lleva a referir un acontecimiento que lo mismo es verídico que una forma de entenderlo. Ocurrió a mediados del siglo XIX cuando uno de los fundadores de la entonces llamada Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana, Felipe Poey, y el primer secretario de la Smithsonian Institution, Joseph Henry, comenzaron a intercambiar cartas, literatura y especímenes.

De esa correspondencia surgieron múltiples interacciones científicas bilaterales, incluido el trabajo del investigador cubano Carlos Finlay y del médico estadounidense Jesse Lazear.

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Su asociación en 1900 confirmó las primeras teorías de Finlay sobre los mosquitos como vector de la fiebre amarilla y así cambió el rumbo en el control de esa enfermedad.

Aun con este prometedor inicio, la mayor parte de las relaciones científicas del pasado fueron débiles debido a limitaciones políticas y económicas. El periodo posterior al rompimiento de relaciones diplomáticas en 1959 registra un hito en 1980, cuando la Institución Smithsoniana de los Estados Unidos y la ya entonces denominada Academia de Ciencias de Cuba firman un acuerdo para cooperar sobre la base de recursos, retos y habilidades compartidos.

Posteriormente, la ACC firmó acuerdos científicos similares con el Jardín Botánico de Nueva York, el Consejo de Investigaciones en Ciencias Sociales y otros centros de investigación y universidades estadounidenses.

En 1999, el gobierno de William Clinton anunció una nueva política para ampliar los contactos entre personas, además de los intercambios científicos, entre los dos países y estableció una licencia general para diplomáticos, periodistas y académicos. Esto significó que los científicos universitarios estadounidenses podían viajar a Cuba a realizar actividades académicas, generando un notable incremento de materiales científicos conjuntos.

Es importante también mencionar que en las últimas dos décadas del siglo veinte Cuba decidió abordar la ingeniería genética desde cero. El país invirtió considerablemente en biotecnología hasta crear Bio Cuba Farma, empresa estatal que actualmente emplea a más de 21 mil personas y cuenta con más de 30 institutos y empresas y genera la mitad de todas las actividades de investigación. La biotecnología es la segunda mayor fuente de ingresos del país, después del turismo, y genera ingresos sustantivos gracias a las exportaciones de componentes y productos farmacéuticos especializados para atender úlceras diabéticas; anemia; difteria, tétanos, hepatitis B e influenza, entre otras enfermedades.

El fortalecimiento entre actores de la ciencia de ambos países tuvo un logro importante en 2009, cuando un grupo de líderes científicos estadounidenses, encabezados por el presidente de la AAAS, Peter Agre, visitaron Cuba a fin de fomentar proyectos de cooperación e identificar intereses científicos compartidos. A través de encuentros diversos, los miembros de la delegación estadounidense identificaron campos en los cuales se podrían ampliar los esfuerzos existentes o comenzar iniciativas nuevas, desde la meteorología y las ciencias marinas hasta las enfermedades infecciosas y la educación científica informal.

En época más reciente, un acontecimiento que puede ser considerado el relanzamiento de los vínculos entre Cuba y los Estados Unidos ocurrió durante el gobierno del presidente Barack Obama. En 2014, después de una conversación telefónica, él y el presidente Raúl Castro anunciaron un nuevo curso en las relaciones entre ambos países, concluyendo así un estancamiento diplomático de más de 50 años. Al año siguiente, en el marco de la Cumbre de las Américas, ambos mandatarios se reunieron en Panamá, lo que representó un paso simbólico hacia el restablecimiento pleno de las relaciones diplomáticas, que se confirmó con la visita del presidente Obama a Cuba en maro de 2016.

La ampliación de los vínculos bilaterales impactó de manera natural la cooperación en ciencia y tecnología. Previo a la visita del mandatario estadounidense y en respuesta a la epidemia de ébola en África occidental, ambas naciones se comprometieron ante la Organización Mundial de la Salud para trabajar conjuntamente a fin de contener la propagación exponencial de la enfermedad.

Posteriormente, en 2014, la Asociación Americana para el Avance de las Ciencias (AAAS), por sus siglas en inglés) y la ACC firmaron un acuerdo enfocado a la investigación biomédica en el cáncer y las neurociencias. De manera paralela, se iniciaron negociaciones para trabajar en la protección del medio ambiente marino que comparten (90 millas de océano), derivando en un memorándum de Entendimiento para facilitar el intercambio de información científica y la cooperación gubernamental a fin de enfrentar desafíos comunes como la conservación marina, el pronóstico del tiempo, la investigación oceanográfica, la respuesta a desastres y el cambio climático, entre otros.

Un efecto adicional en la colaboración entre científicos de ambos países fue la liberación de ciertas restricciones migratorias y económicas. Las reglas de viaje revisadas facilitaron las visitas a Cuba de científicos estadounidenses, y el Departamento de Comercio de Estados Unidos autorizó la donación de equipo científico a Cuba, exigiendo evitar cualquier uso militar. Este aspecto fue fundamental ya que la donación de ciertos equipos de ciencia y tecnología ha permitido empoderar y hacer surgir talentos dispuestos a resolver desafíos compartidos.

En el caso de Cuba, se abolieron las visas de salida, permitiendo a sus ciudadanos estar dos años en el extranjero (en lugar de 11 meses) sin perder los derechos de residencia en el país, con lo cual varios científicos de la isla se sumaron a las corrientes científicas de Estados Unidos.

Con esta tendencia, se incrementaron también las colaboraciones entre investigadores estadounidenses y cubanos. Así, la ACC y la AAAS, que publica la revista Science, firmaron un memorando de entendimiento para ampliar dichos esfuerzos en áreas como la neurociencia y las enfermedades infecciosas.[1]

Sin mucha vinculación con esas reformas, en diciembre de 2015 se realizó una conferencia sobre neurociencia celebrada y, en mayo de 2016, otra sobre inmunoterapia contra el cáncer. Adicionalmente, en 2017, científicos de la AAAS, la ACC y el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí, se reunieron en La Habana en un simposio y asumieron compromisos de trabajo para amplificar y acelerar su progreso en la investigación a fin de combatir enfermedades amenazantes transmitidas por mosquitos como el dengue, el chikungunya y el virus del Zika.

Todos estos pasos significativos hacia la normalización de las relaciones bilaterales, tanto en el terreno científico como en otros ámbitos, se revirtieron cuando la administración de Donald Trump revisó las políticas de Estados Unidos hacia Cuba. Posteriormente, con la elección de Joe Biden, se han generado expectativas respecto a una nueva flexibilidad en la colaboración científica entre Estados Unidos y Cuba, empero los intermitentes mensajes políticos sobre la isla han afectado la continuidad de las acciones precedentes.

Ante esta tendencia, un episodio reciente en el cronómetro de la relación científica entre Cuba y Estados Unidos ocurrió en marzo de 2023 en La Habana, con la realización de un simposio sobre el futuro de la cooperación científica entre Estados Unidos y Cuba. Se trató de la primera actividad conjunta desde que la AAAS y la ACC renovaran su Memorando de Entendimiento en octubre de 2022[2] y el primer evento presencial entre ambas instituciones desde su último encuentro 5 años atrás. Lo más relevante de este encuentro, que seguramente marcará la tendencia futura, fue la participación de otras agencias federales científicas, universidades y organizaciones civiles.

El cúmulo de experiencias descrito, además de resumir la cooperación de Cuba y Estados Unidos en el ámbito científico en las últimas 6 décadas, exhibe que la ciencia es un canal diplomático adecuado para trascender la adversidad que ambos países afrontan en otros espacios de su relación.

El estado actual de la relación bilateral en el terreno científico-tecnológico refleja dos aspectos fundamentales. En primer lugar, la plena aplicación de los aspectos primordiales de la diplomacia científica, tanto como herramienta para lograr algún objetivo de política exterior, como instrumento para resolver un desafío internacional, en su caso los relacionados con la salud y el medio ambiente. Adicionalmente, la adecuación constante a los constreñimientos que genera la relación bilateral en otros ámbitos, destacando la creciente participación de nuevos actores, la inserción de jóvenes investigadores a los nuevos proyectos y las asociaciones multinivel, tanto interna como internacionalmente.

No hay duda de que la agenda de diplomacia científica que actualmente practican estos países es amplia y diversa: la predicción de ciclones tropicales, la salud animal y vegetal, la neurociencia, la biotecnología y la bioética, las ciencias ambientales y el monitoreo de arrecifes de coral o las enfermedades infecciosas. Ante esta tendencia, y frente a la persistencia del distanciamiento político, es claro que los valores de la ciencia—la transparencia, la investigación vigorosa y el debate respetuoso— también podrían coadyuvar en la resolución de controversias y en la mejora de las relaciones entre ambos países.


Referencias Adicionales-.

Ronda-Pupo Guillermo Armando (2021) Cuba—U.S. scientific collaboration: Beyond the embargo. PLoS ONE 16(7): e0255106. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0255106

Jarvis, Michaela Avanza la colaboración científica entre Estados Unidos y Cuba Revista SCIENCE 29 de septiembre de 2017 Vol. 357, Número 6358 págs.1364-1365 DOI: 10.1126/science.357.6358.1364

Pastrana, Sergio Jorge. Science in U.S.-Cuba relations. Revista SCIENCE. 15 May 2015. Vol 348, Issue 6236, p.735. Science in U.S.-Cuba relations | Science

Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba. Instrumentos bilaterales adoptados entre Cuba y EE.UU. después del 17/12/2014. Instrumentos bilaterales adoptados entre Cuba y EE.UU. después del 17/12/2014 | Embajadas y Consulados de Cuba (cubaminrex.cu)

Ortiz Calva Estefania. AAAS and Cuban Academy of Sciences Reflect on the Future of U.S.-Cuba Scientific Cooperation. American Association for the Advancement of Scienc. News. Mayo 04, 2023. AAAS and Cuban Academy of Sciences Reflect on the Future of U.S.-Cuba Scientific Cooperation | American Association for the Advancement of Science (AAAS)

  1. La producción científica cubana en Clarivate Analytics Web of Science (WoS) y Elsevier Scopus aumentó exponencialmente en los últimos 40 años. La internacionalización, las alianzas estratégicas y la diversificación geográfica de su red de colaboración internacional han permitido a Cuba continuar desarrollando su ecosistema científico. Más allá de las restricciones legales, científicos cubanos y estadounidenses han logrado seguir compartiendo y construyendo puentes de cooperación al avanzar en proyectos de investigación conjuntos. Es evidente que el compromiso científico y el intercambio de conocimientos entre las comunidades científicas de ambas naciones actúa para moderar las barreras políticas. Ronda-Pupo, Guillermo Armando (2021) Cuba—U.S. scientific collaboration: Beyond the embargo. PLoS ONE 16(7): e0255106. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0255106

  2. El nuevo memorando se basa en la colaboración conjunta establecida en su primer memorándum en 2014. Entre 2015 y 2017, la AAAS –a través del Centro para la Diplomacia Científica– y la ACC coorganizaron tres simposios sobre neurociencias, inmunoterapia contra el cáncer y enfermedades transmitidas por mosquitos, en los que participaron expertos científicos cubanos y estadounidenses. En el futuro, ambas organizaciones apuntan a promover la cooperación científica en temas como la conservación del medio ambiente, los estudios marinos y oceánicos, la salud, las políticas públicas científicas y otros temas de interés mutuo. Ortiz Calva Estefanía. AAAS and Cuban Academy of Sciences Relaunch Commitment to Scientific Cooperation. American Association for the Advancement of Science. News. 03.01.2023 AAAS and Cuban Academy of Sciences Relaunch Commitment to Scientific Cooperation | American Association for the Advancement of Science (AAAS)

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