Introducción
El papel que juega el cónyuge debe analizarse en virtud de que son una parte integral del Servicio Exterior, por la aportación que realizan para el éxito de la misión de su compañero. Como algunas veces comentamos con sorna: “es la única profesión en la que dos personas trabajan con el sueldo de uno”.
La colaboración del cónyuge se inicia desde la supervisión para el empaque del menaje de casa, luego al llegar a destino, instalarse, organizar la vida de los hijos que se enfrentan a nuevas escuelas, y dar apoyo moral e intelectual al cónyuge para que sus labores cotidianas se desarrollen sin inconvenientes. Hay lugares en que se debe hacer una verdadera investigación de campo para saber en dónde se pueden conseguir los insumos que permitan llevar una vida ordenada y de acuerdo a nuestras costumbres. La pareja desde el momento que llegan a una nueva adscripción, se apega a los horarios de la oficina y a la dinámica de su trabajo, en cambio el cónyuge está aislado, sin contactos, y debe empezar a construirse una nueva vida en ese lugar, que le permita mantener la calma y la armonía del hogar.
Aunque la realidad ha cambiado mucho a lo vivido en nuestros tiempos, aún ahora los cónyuges se enfrentan a otras condiciones, ya que no cualquier adscripción les permite trabajar y desarrollarse profesionalmente, empezando por los diferentes idiomas a los que uno se enfrenta en esta vida diplomática. Muchos cónyuges deben guardar sus títulos profesionales y adaptarse a la realidad de la profesión de la pareja, o definitivamente renunciar. A los cónyuges del Servicio Exterior se les exige mucho a cambio de nada, en muchas ocasiones se enfrentan a situaciones de peligro extremo como en lugares en conflicto, problemas de salud, limitaciones de todo tipo que no son evaluadas y mucho menos agradecidas por las autoridades oficiales. Se ven incluidos en una dinámica social para la que no siempre están preparados.
Es cierto que no todo es criticable, si la pareja se organiza bien, tienen la oportunidad de viajar y conocer muchos países, aprender idiomas, integrarse a culturas diferentes que enriquecen el potencial humano en muchos sentidos.
Definitivamente, la vida es un suspiro, con ideas estilizadas, pisoteando los principios, los valores, esos momentos chiquitos que daban sentido a la vida, por más tecnología e inteligencia artificial, seguimos admirando la educación y las buenas maneras. Qué lindo ha sido en mi vida respetar las reglas de etiqueta, y coleccionar detalles para recibir con elegancia a los invitados que nunca dejaron de admirar una mesa bien puesta y bien servida. Lo que se aprende en más de 30 años de vida diplomática.
Destacada Labor del Voluntariado de la Secretaría de Relaciones Exteriores.
La mayoría de nuestro grupo de cónyuges contamos en nuestro haber la rica experiencia vivida y aprendida al lado de una gran mujer, quien sin ser mexicana de nacimiento, como la gran mayoría de nosotras, Feodora Stancioff de Rosenzweig-Díaz (QPD), nos compartió el privilegio de amar y representar a México con dignidad y clase, ya que nunca los sueldos han dado para comprar y contratar todo, mucha imaginación para apoyar a nuestros cónyuges y hacer brillar a nuestro país.
Yo tuve el honor de colaborar directamente con Feodora por más de dos años, a finales de los 80’s tiempo en el que aún funcionaba el llamado “Voluntariado” en todas las Secretarías de Estado. Con el liderazgo de Feodora y el apoyo directo de la Cancillería organizábamos cursos diversos para los cónyuges de diplomáticos acreditados en nuestro país, nos permitían el uso del salón de conferencias del Museo Nacional de Antropología e Historia los días lunes que permanece cerrado al público, con los mejores conferencistas de aquel momento, historia, arqueología, etnografía, etc. Cuando el curso se enfocaba en la pintura, nos abrían el Museo Tamayo, se organizaban paseos a todas las zonas arqueológicas cercanas a la Ciudad de México, en fin una convivencia espléndida a través de la riqueza cultural de nuestro México y una gran relación de amistad entre extranjeras y nacionales altamente valorada y apreciada.
Fue así como las cónyuges locales nos fuimos conociendo y nació una gran amistad y apoyo que perdura hasta ahora.
Terminó el sexenio del Lic. Miguel de la Madrid Hurtado y el Embajador Alfonso Rosenzweig-Díaz Azmitia (QPD) por edad pasó a la jubilación, con ello Feodora y todo el grupo de voluntarias quedaron excluidas, se abrió una oficina en Cancillería para continuar con las actividades que nosotras desarrollábamos, pero tal vez por falta de un buen liderazgo no logró funcionar y poco a poco se diluyó ese trabajo que era tan apreciado por los diplomáticos extranjeros; debo confesar que en mi experiencia personal nunca me tocó disfrutar de algo similar en el extranjero.
Pasaron los años y las amigas de antaño fuimos regresando a casa, junto con nuestros cónyuges jubilados.
Cónyuges de Funcionarios de Asuntos Exteriores de México -COFAEM-
La idea nace luego de que un grupo de amigas, casi todas cónyuges de Embajadores jubilados, nos reuníamos una vez al mes a desayunar e invariablemente terminábamos compartiendo y recordando las experiencias vividas a lo largo de tantos años representando a México en el exterior, colaborando con nuestro cónyuge, apoyando y sacando adelante a nuestras familias, en ocasiones en lugares difíciles y complicados.
Poco a poco fue tomando forma el deseo de organizarnos en una Asociación Civil, y tomamos como base a la Asociación de Cónyuges y Familias de Funcionarios de Asuntos Exteriores de la Unión Europea –EUFASA- con larga experiencia y que aglutina a todos los países europeos; por ello conseguimos asesoría legal para ir construyendo ese camino que no fue fácil, ya que a ellos en todos los países sus Cancillerías dan respaldo y reconocimiento como Asociación.
Nuestro enfoque principal sería el apoyo a los cónyuges en muchos aspectos que se presentan con mayor frecuencia, como el divorcio o la separación, la viudez, los derechos de pensión; la educación de los niños, muy especialmente a los que tienen capacidades diferentes, seguros médicos, apoyo a los cónyuges de diferente nacionalidad, apoyos legales, etc.
En el mes de noviembre de 2015, nació Cónyuges de Funcionarios de Asuntos Exteriores de México, A.C. (COFAEM), nombre cercano al de EUFASA, y que fue el único que nos aprobó la Secretaría de Economía, encargada de estos asuntos, procedimos a cumplir con la elaboración de estatutos, los cuales fueron protocolarizados ante Notario Público. Se procedió a la elección de una mesa directiva representante de la Asociación que quedó integrada de la siguiente manera:
Sandra Michele Johnston, Presidenta
Marcela Hanusova Malcova, Vice-Presidenta
Lidia Herrera, Vice-Presidenta
Maricamen Aguirre, Secretaria
Yris Domínguez, Tesorera
Angélica Opazo, Vocal
Patricia Fuentes, Vocal
Muy ilusionadas con nuestros proyectos, iniciamos contactos con la Secretaría de Relaciones Exteriores, ya éramos una Asociación Civil con reconocimiento oficial y perfectamente organizadas, con buena ayuda legal nos preparamos para presentar una propuesta de Convenio de Cooperación entre la Cancillería mexicana y nosotras, que nos permitiera revivir lo que se hizo en tiempos del voluntariado. Primera entrevista con personal de la Dirección de Servicio Exterior cuando era Secretario el Lic. José Antonio Meade, cargadas de ilusión y esperanza entregamos toda nuestra papelería y… nunca tuvimos ninguna respuesta.
Luego llegó la Lic. Claudia Ruiz Massieu, nuevamente nos pusimos a organizar y preparar todos nuestros documentos, nos reunimos con personal de la Dirección del Servicio Exterior y de la Oficina de Asuntos Jurídicos. Uno de los funcionarios de entrada y sin siquiera escucharnos, nos externó que no contaban con presupuesto para dar ninguna clase de apoyos, nuestra respuesta inmediata fue que no era ese nuestro propósito, queríamos colaborar, compartir nuestra experiencia, ser un apoyo, un vínculo y un enlace tanto con los diplomáticos de nuevo ingreso así como los que retornaban al país; entregamos todo y… nunca tuvimos la mínima respuesta!
Llegó otro cambio, esta vez el Lic. Luis Videgaray encabezaba la Secretaría de Relaciones, recorrimos el mismo camino y pensamos que ahora sí sería distinto, pero nuevamente no recibimos respuesta.
Mientras tanto, hacíamos trabajo social, apoyando con recursos propios a instituciones como el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias –INER- a cuya institución dotamos con almohadas, cobijas y toallas en diversas oportunidades. Y también a la Fundación de Cáncer de Mama –FUCAM-, a través de la Directora de la Fundación, María Luisa Ortega Peimbert (QPD), apoyamos y realizamos donaciones para la compra de mangas para linfedema. Maly siempre trabajó al lado de las enfermas que necesitaban reconstrucción física y rehabilitación emocional luego de pasar por una mastectomía, fue un verdadero honor conocerla y aportar un granito de arena para esa gran institución.
Asimismo, ante el anhelo de seguirnos actualizando, siempre que tuvimos oportunidad llevamos personas invitadas a darnos pláticas sobre temas diversos.
Un ejemplo fue la espléndida plática que nos dio la Dra. Leticia Bonifaz, Representante de México ante el Comité para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer –CEDAW- organismo de Naciones Unidas con sede en Ginebra, Suiza, sobre la situación de las mujeres en diversos países latinoamericanos.
Durante el desayuno del mes de agosto de 2023, la Dra. Irena Chytrá, nos regaló una magistral plática sobre huipiles de la etnia Triqui, ubicada al nor-oeste de Oaxaca, cercana al estado de Puebla. Asimismo, destacó aspectos de la organización comunal en torno a la elaboración de dichas prendas de vestir que se distinguen por su hermoso color rojo, con los tradicionales telares de cintura; lo cual da a sus trabajos un carácter artístico, al combinar diseños y formas, tradición que se mantiene en la actualidad heredando el conocimiento de abuelas a madres, de madres a hijas. Con dicho propósito, las integrantes de COFAEM lucimos huipiles de distintas regiones de nuestro país.
Llegó un nuevo gobierno y aún seguíamos con el entusiasmo de poder llegar a un acuerdo, pero lo que llegó fue la pandemia de COVID, durante casi dos años no pudimos reunirnos, ello ocasionó que esa nostalgia y deseo por revivir los cursos ya mencionados, así como los de cocina y protocolo tan necesarios en esta profesión, se enfrió.
Pensamos románticamente que ese sería nuestro legado para las nuevas generaciones de cónyuges diplomáticos, pero la falta de apoyos y de interés nos orilló a tomar una triste decisión, teníamos que disolver la Asociación Civil, al no contar con un domicilio fiscal, no podíamos recibir donaciones de ningún tipo, ya no funcionaba y el mantenerla implicaba obligaciones oficiales y fiscales. Procedimos a realizar una asamblea general para formalizar la conclusión de la Asociación; lo cual fue seguido a través de una notaría protocolizando y oficializando la disolución de la misma, ante las autoridades hacendarias.
Ojalá que en un futuro las nuevas generaciones de cónyuges comprendan la necesidad de estar bien organizadas.
Pronto llegaremos al final de esta aventura que me tocó encabezar desde su nacimiento, a la que le sobró cariño, fuerza, pasión; lo intentamos, le invertimos, lo luchamos y no conseguimos llegar a buen puerto. No obstante, tenemos la satisfacción de haber aportado algo y lo que quedó pendiente, es atribuible a otros factores y circunstancias ya antes explicados.
Hemos contado eso sí con el apoyo decidido de la Asociación del Servicio Exterior Mexicano –ASEM- que nos permite realizar nuestros desayunos en su hermosa casa ubicada en la Colonia Roma Norte. En reciprocidad les hemos apoyado en varias ocasiones, proporcionando todos los utensilios necesarios para equipar adecuadamente la cocina, y haciendo más funcional el comedor para recibir invitados con vajillas (una blanca y una típica mexicana) cubiertos, copas, platones, etc. de acuerdo a nuestra amplia experiencia protocolaria.
También donamos un lote de 10 litografías de artistas mexicanos de renombre para darle calidez a la decoración de la casa, y no podía faltar el apoyo para la posada anual con un hermoso Nacimiento.
Reflexión Final:
La amistad del grupo fundador seguirá, porque está cimentado con toda una vida de experiencias y vivencias compartidas, ello nos hermanó, hemos sido una familia, así como las rosas son al rosal y las uvas a un buen vino. Ha sido un placer y un orgullo el caminar a su lado.
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