VII. TEJIDOS MAYAS, COLORES E HISTORIA

La literatura sobre la indumentaria maya-guatemalteca, escrita en las últimas décadas, se ha concentrado especialmente en los trajes regionales del siglo XX. La construcción y forma de colocación de las prendas, el cambio en comunidades específicas, el simbolismo de las figuras y los colores, la expresión de la identidad étnica juegan un papel importante. La historia y el estudio de la vestimenta maya-guatemalteca está muy lejos de completarse.

El arte maya de los períodos clásico y postclásico reflejaba la riqueza y colorido del vestuario que usaban los miembros del estrato dirigente. La vestimenta puede reflejar la estratificación de una sociedad y contribuir a definir la identidad de género, que se expresaba por medio de los materiales, las formas y los diseños de las prendas. Algunas prendas masculinas se hacían con materiales como corteza de árbol y cuero, que vinculaban a los hombres más estrechamente con la naturaleza. En cambio las mujeres usaban prendas de materiales como algodón, que requerían de un largo y laborioso proceso de transformación. Los hombres aparecen representados con prendas que dejan al descubierto pecho y piernas, las mujeres con varias capas de largos huipiles que cubren totalmente sus cuerpos. Los diseños masculinos están asociados al árbol central del cosmos, y los diseños femeninos a la superficie de la tierra y el mar.

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Nebaj Ixil

En el período colonial se dieron cambios en la indumentaria masculina y los hombres adoptaron prendas occidentales tales como camisas, jubones, calzones, chamarras y capas, a la vez que conservaron el uso de la tilma de origen prehispánico. Las mujeres continuaron con el uso del huipil y corte, pero incorporaron el velo a su repertorio.

Durante la colonia los españoles introdujeron nuevas fibras como la lana.

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Totonicapán, Quiché

En la actualidad el abandono del traje tradicional ha despertado interés entre los investigadores sociales, debido a sus implicaciones socioculturales, psicológicas y políticas.

En Guatemala en la actualidad, la mayoría de los hombres indígenas se visten a la usanza ladina, en cambio un gran porcentaje de mujeres ha conservado el uso del mismo. Esta diferencia de comportamiento entre hombres y mujeres plantea interrogantes en cuanto a la relación entre género, traje e identidad étnica. En muchos aspectos de su cosmovisión, como madres tejedoras y líderes políticas y han luchado incansablemente por mantener sus raíces culturales. Las mujeres que siguen tejiendo en los telares de cintura, mantienen hoy la continuidad de la milenaria tradición textil prehispánica, que condensa un laborioso y artístico trabajo.

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Nahualá, Quiché

La indumentaria tiene como primera función la de cubrir el cuerpo para protegerlo de las inclemencias del medio ambiente. Sin embargo, en todas las culturas del mundo se encuentran prendas de vestir que no siempre cumplen con esa prioridad, pues el diseño está en función de la vanidad y la estética que se quiere representar con los diferentes símbolos. En pocas palabras, la indumentaria refleja situaciones sociales, económicas, culturales y políticas de una persona, su oficio dentro de la sociedad, su pertenencia a una etnia o subcultura y el tipo de ocasión relacionada con el uso de una determinada prenda.

Dada la posibilidad de hacer este tipo de interferencias socioculturales, el estudio de la indumentaria maya de la actualidad y del pasado es de suma importancia, no solo por su belleza artística, sino por tratarse de piezas que llevan la historia de un pueblo viviente.

Guatemala al igual que el sureste de México, tiene una gran riqueza textil que está ligada a la historia del país, sobre todo al papel de la civilización Maya, su cultura y los orígenes de su gente.

En la actualidad aun se cuenta con algunas tradiciones prehispánicas en la elaboración de textiles que sobreviven a pesar de los cambios modernos.

Los hermosos colores de los diseños guatemaltecos en la actualidad, continúan reflejando las tradiciones mayas. Aunque algunos de los diseños y su significado se han perdido, muchos se conservan y son fácilmente reconocibles en sus formas geométricas, pájaros estilizados, animales que reflejan el sentido de orden y amor por la naturaleza, que aun se transmiten entre generaciones.

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San Cristóbal Tactic, Tamahú

También incluyen en los bordados, mitos y creencias que tienen significados especiales para las tejedoras y los incorporan para reflejar su personalidad y sentimientos. Los trajes no solo cumplen su función, sino sirven para dar identidad a la comunidad a la que pertenecen.

Tejer es un signo de orgullo realizado en su mayoría por mujeres, y el fruto de su trabajo, es vendido en los mercados generalmente por hombres.

Las tribus nativas usan una gran variedad de fibras de origen vegetal y animal, tanto para ropa, como para los accesorios, el algodón ha sido muy importante y lo teñían de diferentes colores, rojo, amarillo, verde y naranja, aunque en la actualidad se usa blanco y ocasionalmente café.

Entre las fibras vegetales usaban maguey, corozo, izote, escobillo, henequén, sisal, mezcal, todas estas fibras son sumamente importantes porque son la base para la producción de accesorios.

En la actualidad las tejedoras ya no tiñen sus hilos, pues ya los venden teñidos de fábrica, ya que son más duraderos y resisten el sol y las lavadas sin perder el color.

La vestimenta de las mujeres se compone de huipil, suntuosamente decorado y los hay de diferentes largos, dependiendo de su grupo étnico. Las mujeres solteras usan hilos de algodón, mientras que las casadas usan hilos de seda.

La falda o corte va enrollado, algunas veces miden hasta cinco metros, llegan al tobillo y se sostienen con un cinturón finamente bordado. El tzut, es el tapado o reboso que suele usarse para llevar a los niños.

El chal o perraje se usa para cubrirse del frío o para ir a la iglesia y taparse la cabeza. El chacale o chachal es un collar muy importante para la vestimenta indígena. Pueden ser de corales con una pesada cruz de plata y pequeñas monedas de plata, separadas por pequeñas perlas y pequeñas figuritas o juguetitos.

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Almolonga, Quiché

Cada mujer usa su vestimenta hasta que ya está muy usada y necesita el cambio, bordar los huipiles suele ser un asunto familiar para decidir los diseños que pueden ser formas, pájaros, animales, gente, plantas, flores o motivos contemporáneos.

Los hombres usan sandalias o caites, pero las mujeres generalmente van descalzas, aunque últimamente las costumbres van cambiando, aun así son pocos los lugares en el mundo en donde las antiguas tradiciones en los textiles sobreviven como legado de los mayas, por ser vestimentas únicas y notablemente bellas por sus diseños y colores con el simbolismo de su historia y de sus dioses antiguos, muy orgullosos de su sangre y de su origen.

Los cuellos bordados de manera circular con el diseño de su pueblo, se llevan generalmente en grandes ocasiones.

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Mujeres mayas de San Cristóbal Totonicapán, Quiché

En este proceso de continuidad y transformación, la devoción de la mujer hacia el tejido la mantiene vinculada al universo espiritual y cultural de sus ancestros. Así en una cadena sin fin, ella continua nutriendo, literal y metafóricamente, a las nuevas generaciones.

A pesar de todo, muchos pueblos mayas, insisten en mantener su definición propia, en no dejarse absorber por la sociedad dominante. Las razones para mantener esta separación y los mecanismos de defensa contra la asimilación son múltiples y complejos. A través de mitos y rituales por ejemplo, adquieren clara conciencia de su situación, de su relación con el mundo no indígena y de las graves consecuencias que acarrearía la asimilación a la cultura ladina. Al practicar sus artes tradicionales resisten la incorporación total a un sistema económico donde estarían en franca desventaja.

Agradecimiento especial a todos los
estudiosos de las costumbres ancestrales,
en especial a Carmen Lind Pettersen (EPD).
He utilizado fotografías de sus trabajos
en acuarela para ilustrar este artículo,
ella con paciencia y gran habilidad logró hacer
un compendio etnográfico maya-quiché que
es una delicia, viajar en su libro por diferentes
regiones del país a través de sus pinturas,
nos estimula a conocer mucho más de nuestras raíces.

 


Libros consultados:

  • Linda Asturias de Barrios y Dina Fernández García, “La Indumentaria y el Tejido Maya a Través del Tiempo, Ed. Museo Ixchel del Traje Indígena, 1992, Guatemala.
  • Regis Bertrand and Danielle Magne, “The Textiles of Guatemala”, publicado en Gran Bretaña, por Studio Editions Limited, 1991.
  • Carmen Lind Pettersen, “Maya de Guatemala, Vida y Traje”, Ed. Maris Graphische Betriebe, publicado por el Museo Ixchel, Guatemala, 1ª edición 1976.
  1. La autora del presente artículo es presidenta de Cónyuges de Funcionarios de Asuntos Exteriores de México, A.C. (COFAEM).
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