Como ya es habitual, los titulares de los medios de comunicación apuntan a que Oriente Medio es una región sin remedio, la muerte es cosa de todos los días, los dictadores son unos tiranos y los Estados Unidos, son siempre los salvadores. Pero… ¿es esto cierto?
Los acontecimientos sucedidos en Siria el pasado 14 de abril del presente año, además de ser un motivo de alarma para la sociedad, ya que pudieran desembocar en un conflicto bélico a escala mundial, nos convoca a cuestionarnos respecto a las decisiones tomadas por los líderes de las naciones más poderosas de nuestro planeta, en específico, los Estados Unidos.
Desde hace meses, la mayoría de los medios de comunicación han dedicado gran parte de su tiempo al análisis de la llamada “crisis humanitaria siria”, achacando al régimen dictatorial de Bashar al Asad el despiadado ataque y asesinato de su propia población, haciendo uso de armas químicas con el testarudo objetivo de seguir aferrándose al poder, a pesar de los intentos de la coalición occidental por detener tremendo genocidio.
Así pues, pocos son los que creen que, el motivo real por el cual occidente (con los Estados Unidos a la cabeza) trata con tanto ahínco de derrocar al régimen de al Asad, no es la defensa de los consecuentes crímenes y transgresiones en contra de los derechos humanos de los ciudadanos sirios, sino que es un interés meramente político planeado desde hace ya varios años, que pretende el control absoluto y la redistribución geopolítica de medio oriente por parte de las potencias occidentales.
La idea anterior, aunque muchos pudieran afirmar que es una más de las teorías de conspiración que circulan por las redes, comienza a disiparse en cuanto encontramos las declaraciones hechas por la ex secretaria de Estado estadounidense, Condoleezza Rice, quien apenas el año pasado, afirmó que el principal objetivo de Estados Unidos durante la invasión de Irak en 2003, no fue llevar la democracia a este país sino únicamente derrocar a Saddam Hussein, ya que era considerado un problema de seguridad de acuerdo a los planes de los Estados Unidos para la región.
Si hacemos un poco de memoria, en 2003, Estados Unidos ocupó Irak para derrocar al gobierno con los argumentos de establecer un régimen democrático, además de prevenir la proliferación de armas de destrucción masiva, que por cierto, jamás pudieron encontrar ni exhibir como una sola prueba. Así pues, el 5 de noviembre de 2006, Saddam Hussein fue condenado a morir en la horca por crímenes contra la humanidad por el Alto Tribunal Penal iraquí, instaurado a raíz de la intervención norteamericana.
Haciendo un recuento del actuar hegemónico, belicista y expansionista del Gobierno norteamericano dentro de los estados árabes, un sin fin de prácticas políticas y bélicas se echaron a andar en países como Libia, Egipto, Líbano, Túnez y Yemen.
Así pues, Wesley Clark, General retirado del ejército norteamericano, en una entrevista con la reconocida periodista Amy Goodman, llevada a cabo el 2 de marzo de 2007, afirma que la administración del presidente Bush había planeado, a partir del 11S, invadir 7 países árabes en el lapso de 5 años. Estos eran Irak, Siria, Líbano, Libia, Somalia, Sudán e Irán.
A decir de Clark, en aquel entonces, ni al momento de la entrevista, no se veía ninguna amenaza por parte de los pueblos del Medio Oriente. De hecho, afirma que cuestionó la decisión de invadir a Irak, tomada una semana después del “atentado terrorista” del 11 de septiembre. Decía: “¿por qué Irak, si no hay pruebas de su vinculación con Al Qaeda?”. La respuesta era: El petróleo.
Lo cierto es que poco después de Afganistán vino Irak, luego Libia, y posteriormente comienzan los conflictos en Siria, Yemen y Pakistán; sólo les falta la joya de la corona: Irán. Sin embargo, cuando se les cayó la tesis de Al Qaeda, porque era imposible que el imperio más grande de la historia no pudiese encontrar a un sólo hombre y derrotar a una organización tan insignificante, decidieron “asesinar” a su líder, Osama Bin Laden, e iniciaron la travesía con la nueva y mejorada amenaza terrorista para el mundo: ISIS, mejor conocida como el Estado Islámico.
Sin embargo, este movimiento desestabilizador de medio oriente, sería evidenciado posteriormente por diferentes medios de comunicación, WikiLeaks y posteriormente aceptado por la misma Hilary Clinton; así es, otro movimiento por parte del Gobierno Norteamericano para obtener el control del mundo árabe.
De acuerdo con el diario estadounidense independiente, TheCanary, Hillary Clinton formó parte de la dirección del gigante industrial francés, Lafarge, a quien se le señala de financiar en secreto al Estado Islámico. De acuerdo con el medio citado, Lafarge llegó a un acuerdo lucrativo con la organización yihadista para maximizar las ganancias de sus operaciones locales de la producción de cemento e incluso, compró petróleo a los yihadistas. La compañía, en cuyo consejo de administración sirvió Hillary Clinton desde 1990 hasta 1992, es donante habitual de la Clinton Foundation.
En julio de 2016, WikiLeaks a través del portal de noticias Democracy Now, señala que los correos electrónicos de Hillary Clinton, filtrados durante su campaña, apuntan a que ésta ordenó armar a los yihadistas en Siria durante su función como Secretaria de Estado en la administración de Barack Obama. Así pues, la desastrosa intervención en Libia, la destrucción del Gobierno de Gaddafi, que condujo a la ocupación por el Estado Islámico de grandes territorios de ese país, los flujos de armas que van a Siria, guiados por Hillary Clinton hacia yihadistas dentro de Siria, (incluido el Estado Islámico), se encuentra evidenciado en los más de 1,700 correos electrónicos de la colección de Hillary Clinton según WikiLeaks.
En una entrevista para la revista “The Atlantic”, Hillary Clinton aceptó el actuar premeditado del Gobierno estadounidense en Siria, al declarar que: “el fracaso a la hora de ayudar a construir una fuerza de combate creíble con los autores de las protestas contra el presidente sirio, Bashar al Assad, dejó un gran vacío que los yihadistas ahora han llenado”.
Sin lugar a dudas, es evidente la deliberada participación de occidente, Estados Unidos principalmente, en la desestabilización de los estados árabes con el claro objetivo de la creación del “Nuevo Oriente Próximo”, concepto ideado por Condoleezza Rice en 2006 y que a su decir, pretende ser una “hoja de ruta militar” anglo-israelo-estadounidese en Oriente Próximo. Este proyecto, que se había estado fraguando desde hace ya varios años, consiste en crear un campo de inestabilidad, de caos y de violencia extendida desde el Líbano, Palestina y Siria, hasta Iraq, el Golfo Pérsico, Irán y las fronteras del Afganistán que controla la OTAN, con el fin de hacerse de los recursos estratégicos de la región y explotarlos para su beneficio.
Si lo anteriormente descrito, no fuera suficiente para demostrar que Estados Unidos mueve sus hilos para desestabilizar naciones en Medio Oriente y en específico, en Siria, continuaremos nutriendo el argumento.
La activista y cineasta, boliviana-estadounidense Karla Ortiz, quien ha dedicado muchísimo trabajo a concientizar sobre la crisis que actualmente atañe a Siria, a cuatro meses del lanzamiento de un documental al respecto, argumenta que la situación en ese país es verdaderamente estremecedora, esto después de haber vivido ahí por un año, ofreciéndonos información de primera mano.
De acuerdo con Ortiz, Bashar al Assad, sin prueba alguna ha sido acusado de varios ataques químicos y ha sido responsabilizado de otros de los cuales nunca se mostró ningún tipo de prueba. La opinión pública se extraña ante estos señalamientos ya que el régimen sirio ha ganado la guerra contra el terrorismo, es decir, contra los supuestos rebeldes moderados armados e impulsados por los Estados Unidos.
La llamada revolución siria, previo a la lucha en contra del terrorismo, los sirios exigían varias reformas al régimen pero a diferencia de lo sucedido en Irak y Libia, en Siria el pueblo nunca pidió que al Asad se fuera del poder, es decir, no querían un cambio de régimen. Sin embargo, el gobierno tardó en dar una respuesta y una vez que accedió, en medio de esa restructuración, como sucede en los países donde los norteamericanos quieren desestabilizar al gobierno, Al Nusrae ISIS infiltraron tiradores atacando tanto a miembros del ejército como a la población civil, creando una confusión que terminó por el embate del ejército hacia la ciudadanía. A partir de ahí se crea el ejército Libre Sirio, compuesto por elementos del ejército del régimen, quienes fueron testigos de la masacre a sus familiares durante la respuesta de las fuerzas armadas del país. Este ejército libre, es infiltrado hasta que se convierte en su totalidad en células terroristas árabes financiadas por los Estados Unidos. Esto durante 2011, exactamente durante el mandato del presidente Barack Obama, así es, el Premio Nobel de la Paz 2009, quien tenía por Secretaria de Estado a Hillary Clinton.
Esta es la situación real de Siria, un pueblo que ha sido víctima, y hay que decirlo con todas sus letras, de la agenda imperialista de los Estados Unidos y que, al momento, está siendo apoyado por uno de los peores enemigos de facto del gobierno estadounidense, Rusia, dando a este conflicto tal relevancia que podría escalar a niveles internacionales.
Lo anterior son los datos duros; es decir, información que puede ser demostrada debido a que de una u otra manera contados medios de comunicación han logrado acreditarla y probar las verdaderas intenciones de los Estados Unidos y sus aliados para esta región del mundo. O al menos, es otra versión oficial de la historia.
Sin embargo… ¿qué sabemos de lo que piensa la gente en Siria? ¿En realidad nos importa?
Pues debería…
De acuerdo con Carla Ortiz, para los sirios la guerra fue programada y cuidadosamente armada. El pueblo sirio no confía en los occidentales, porque mucha de la información que les proporcionaron ha sido manipulada y utilizada “a favor de la mecánica que han creado”. El ciudadano sirio ha perdido la fe en la sociedad y prensa occidental. Ésta última señalada por los sirios como la responsable del fortalecimiento de las organizaciones terroristas.
El ciudadano sirio se pregunta… ¿cómo es que la atención se centra mucho más en el derrocamiento de un presidente electo (así como lo escuchó, electo) que en acabar con el terrorismo? Una muy buena pregunta… ¿no cree usted?
Ortiz afirma que historias como la de Bana al Abed, la niña que supuestamente tuiteaba desde el este de Alepo que no quería a Al Asad como presidente, o la de Muhammed Najem, un niño de 15 años que vive en Guta Oriental, que muestra cómo es la vida en esta ciudad y cómo busca combatir la censura mediática a través de las redes sociales, son acciones manipuladas para denostar al régimen de Bashar al Asad.
Así mismo, la boliviana antes mencionada habla respecto a la organización de voluntarios denominados “Cascos Blancos”, dedicados a prestar asistencia a las víctimas del conflicto sirio, la cual ha sido acusada en repetidas ocasiones de recibir financiación externa y ha sido relacionada con grupos yihadistas. Para los ciudadanos sirios, los miembros de esta organización están catalogados como “terroristas”.
Algo que hay que destacar es que de acuerdo con informaciones de medios como Hispan TV., gran parte del ejército sirio está formada por voluntarios y la gran mayoría no tienen nada que ver con la política, simplemente, están defendiendo su suelo, casa, nación, a sus madres, padres e hijos. Los únicos en el mundo que están combatiendo al terrorismo, lamentablemente, son el ejército sirio con la ayuda indirecta, pero abierta, de Rusia.
Algunas de las conclusiones a las que podemos llegar después de repasar el actuar de la política imperialista norteamericana en medio oriente son las siguientes:
- Los ataques de la coalición encabezada por Estados Unidos a Siria el pasado 14 de abril, dejan ver claramente que el Presidente Trump responde a una agenda signada desde hace ya varios años y por ende, significaría que su poder está rebasado por instituciones cuyos planes se han ido consolidando a través del tiempo. Ejemplos: el pentágono y la Cía.
- Cada vez es más evidente que la lucha contra el terrorismo es un entramado producido por los poderes norteamericanos para infundir miedo, desestabilizar regiones y manipular la opinión pública a través de los medios de comunicación afines al poder.
- Existen intereses políticos y económicos que se contraponen a las potencias orientales como Rusia y China, y no será fácil concretar los objetivos planteados a los que se refiere el General Wesley Clark. Aún se resisten Siria e Irán.
- El riesgo de una tercera guerra mundial es latente siempre que estén comprometidos los intereses norteamericanos y rusos. Ya ha sucedido en muchas ocasiones con resultados lamentables, pero nunca ha escalado a nivel mundial. Esta vez no será la excepción.
- Mientras la opinión pública esté manipulada por los medios de comunicación tradicionales, la única manera de conocer la verdad, o por lo menos estar cerca de ella, es siguiendo a la prensa independiente. Al menos con dos versiones contrapuestas, podemos normar un mejor criterio.
- Copyright: La propiedad intelectual de los artículos y comentarios que aparecen en “ADE”, pertenecen a cada uno de los autores y ellos son los únicos responsables de su contenido y el empleo de las fuentes que se citan. ↑
El autor del presente artículo es Licenciado en Comercio Internacional (L.C.I.) y Director de la Revista Digital Enlace México: www.enlacemexico.info/ ↑
Dejar una contestacion