1. Los actores
La situación de los 800 mil beneficiarios del Programa Acción Diferida para los llegados en la infancia (Deferred Action for Childhod Arrivals, DACA) se trastocó el 5 de septiembre de 2017 con el anuncio de rescindir el mencionado programa por considerar su implementación como un ejercicio inconstitucional llevado a la práctica por el anterior titular del poder ejecutivo.
En el comunicado del Departamento del Interior de los Estados Unidos se estableció un lapso de 6 meses para su remoción definitiva (permisos laborales seguirán vigentes, lo mismo que solicitudes de renovación hasta el 5 de octubre, empero no procederán nuevas solicitudes), lapso durante el cual al Congreso estadounidense deberá encontrar una solución legislativa a fin de brindar opciones a estos jóvenes.
Aspecto novedoso del anuncio fue la consideración de un sistema de entrada de nuevos residentes a los Estados Unidos basado en los méritos, es decir, en lo subsecuente se favorecerá el ingreso a partir de las habilidades y capacidades de los inmigrantes a fin de evitar el desplazamiento de la fuerza laboral estadounidense, lo cual repercutirá en el sistema de autorizaciones de trabajo vigente (Green Cards System), que comprende un amplio espectro de permisos actualmente.
Ante esta decisión, el gobierno de México confirmó su postura respecto al tema. Al interior se reiteró que, ante cualquier posible retorno de esos jóvenes a nuestro país, se brindarían facilidades para su reinserción escolar y laboral. En el exterior, la red consular fortaleció sus acciones de asesoría legal con el apoyo de abogados consultores y amplió la atención a través de horarios extendidos y ayuda económica para la obtención de pasaportes y otros documentos de identidad.
La realización de estos actos es loable sin menoscabo de duda. Su conjunción confirma la preocupación por un conglomerado de alrededor de 650 mil jóvenes cuyo futuro tendrá consecuencias en nuestro país, tanto en caso de retorno, como de permanencia en los Estados Unidos. Procurar atención a quienes salieron de México siendo niños y actualmente están integrados al contexto socio-económico estadounidense trasciende el ámbito de la protección consular y exhibe la necesidad de una estrategia más amplia encaminada a recuperar el talento que podría beneficiar el desarrollo nacional.
Se debe reconocer, no obstante, que los beneficiarios del programa DACA representan solo una parte de la diáspora calificada de México en el exterior. Las otras partes de la ecuación son los profesionistas que emigraron para realizar estudios de licenciatura y/o postgrado y que se encuentran fuera de nuestro país, algunos con empleo en distintas partes del orbe, quienes se estima que en la actualidad suman alrededor de 1.2 millones de personas. Importante es recordar que entre 1990 y 2015 el volumen de migrantes mexicanos con educación terciaria se elevó de 161 000 a 1.2 millones, universo en el cual la cantidad de posgraduados (maestros y doctores) mexicanos en Estados Unidos alcanzó 303 000 en 2015, lo cual posicionó a México desde entonces en la tercera posición del total de inmigrantes con posgrado que residen en Estados Unidos, atrás de India y China.
En una proporción menor, se encuentran los 68 mil beneficiarios del programa IME-Becas, que desde 2005 convoca a instituciones académicas y organizaciones educativas no lucrativas a participar en la obtención de apoyos de financiamiento, destinados a estudiantes mexicanos matriculados en su planteles académicos en alguna de estas modalidades: Educación Superior (universidades, colegios comunitarios, programas de extensión universitaria, educación tecnológica). Educación para Adultos (alfabetización, primaria, secundaria, examen general de desarrollo educativo, capacitación tecnológica o laboral, aprendizaje del inglés).
Estos tres agentes de cambio están siendo atendidos desde distintos frentes en México: el primero de forma tanto intrainstitucional (Protección, Documentación, Comunidades) como interinstitucional (Secretarías de Relaciones Exteriores, Educación y Gobernación). Mientras que los otros dos a través fundamentalmente del Instituto de los Mexicanos en el Exterior (IME) y, de manera colateral, por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). Aun con estos esfuerzos, es evidente la falta de una estrategia nacional que amalgame los intereses y prioridades de esos actores con los de nuestro país.
2. La argumentación
Tradicionalmente la movilidad internacional de personas altamente calificadas de países en vías de desarrollo hacia países desarrollados, se había analizado como un fenómeno que suponía la pérdida irreversible de conocimiento. Se asumía que quienes emigraban de sus países de origen, se llevaban consigo sus capacidades y talentos.
No obstante, en los últimos años, la creciente movilidad en los mercados laborales internacionales, la integración de procesos productivos y la creación de conocimiento trascienden fronteras y la competencia internacional por atraer a “los mejores” en cada disciplina ha transformado la interacción entre las sociedades de origen y destino de los migrantes altamente calificados, y de éstos con sus países de nacimiento.
En esta nueva realidad es donde la circularidad del conocimiento adquiere una connotación singular ya que, en lugar de perderse, el talento de los migrantes que dejaron su lugar de nacimiento adquiere un potencial multiplicador que puede incidir positiva y simultáneamente tanto en sus nuevos lugares de radicación como en sus países de origen.
De aquí la importancia estratégica que para cualquier país tiene contar con un significativo caudal de inmigrantes altamente calificados que nutra y fortalezca la innovación -último eslabón del proceso generación, distribución y aplicación del conocimiento- y de aquí también el impulso a políticas cada vez más agresivas de atracción de talento foráneo desplegadas por algunos países.
En el mismo sentido, destaca lo que diversos organismos internacionales, académicos e investigadores han planteado sobre la economía del conocimiento. Al respecto, el Banco Mundial destaca como elementos fundamentales de cualquier conjugación entre conocimiento y solución de problemas nacionales: educación, tecnologías de la información y comunicación, innovación y régimen institucional e incentivo económico. Se afirma así que la inversión sostenida en educación, innovación y tecnologías de la información, conducirá a un aumento en el uso y creación de conocimiento en la producción económica, dando lugar a un crecimiento económico sostenido.
Como lo refiere Héctor Roble Peiro (2014), gracias a la globalización -que entre otras cosas permite el aprovechamiento de la información transformada en conocimiento, así como su respectiva trasmisión de forma simple y a menor costo-, desde hace años se está logrando que empresas y sociedad incorporen dichos conocimientos a procesos tendientes a mejorar las condiciones generales de bienestar. esta interpretación es avalada por diversas organizaciones internacionales, que consideran que en la actualidad el conocimiento es creado, adquirido, trasmitido y utilizado más eficazmente por personas individuales, empresas, organizaciones y comunidades, para fomentar el desarrollo económico y social.
3. La estrategia
Como se ha referido, desde hace varios años, México ha diseñado estrategias encaminadas a lograr que una economía del conocimiento mejore las condiciones sociales y económicas prevalecientes. En el caso concreto de la circularidad del conocimiento su atención es de menor data y su objetivo ha sido que investigadores, estudiantes y profesionistas que desarrollan conocimientos, reciban los incentivos adecuados para que además de aplicarlos en su contexto inmediato (lugar de residencia actual), puedan hacerlo en su país de origen a fin de estimular el desarrollo socioeconómico.
En esta tendencia es visible la atención focalizada a cada uno de los tres actores mencionados, dejando al margen el diseño e instrumentación de un modelo integral que involucre instancias de gobierno federal y estatal, así como instituciones y aliados de la sociedad civil y empresarial que coadyuven en la aplicación de la circularidad del conocimiento referida.
El planteamiento fundamental es la aplicación de una matriz donde se conjugan 3 elementos fundamentales: el acercamiento pleno a los tres actores referidos, el reconocimiento del potencial de los Estados en materia de productividad e innovación, así como las áreas o sectores prioritarios de desarrollo establecidos en nuestro país y la vinculación entre las distintas instancias y niveles de gobierno para poder realizar cualquier acción en la materia.
a) Censo y creación de un directorio de profesionistas mexicanos en el exterior
El esfuerzo más notable realizado hasta ahora en esta materia ha sido el programa de talentos que coordina el IME. El registro de capítulos de la diáspora calificada por país y región y la conformación de la gran red de los mismos es un paso adelante, empero es evidente que el registro actual de esas comunidades calificadas es magro y está muy lejos del potencial que ofrece: los 56 capítulos existentes en 27 países suman cerca de 7 mil talentos, que representa 0.6% del total de profesionistas mexicanos radicados en el exterior en 2015.
Es necesario también establecer categorías para clasificar a esa diáspora calificada ya que s pertinente diferenciar entre estudiantes -de nivel licenciatura, maestría y doctorado- y profesionistas con actividad laboral. La connotación integral del registro contempla también a los beneficiarios del programa IME-Becas y al conglomerado de mexicanos que se benefician actualmente del programa DACA, quienes como se comentó tanto su probable retorno, como su permanencia, generarían repercusiones en nuestro país.
La compilación de información se plantea como una actividad paralela a la que actualmente se recaba con la conformación de los capítulos. Sin embargo, en todos los casos es necesario desarrollar un escrutinio entre los profesionales radicados en cada circunscripción a modo de conocer y registrar: género, edad, profesión y especialidad, trayectoria profesional, lugar de origen, vínculos con su comunidad de origen, experiencia ocupacional, tiempo de estadía, movilidad laboral, estatus en el mercado laboral, ocupaciones previas y nivel de calificación profesional.
A fin de fortalecer esa compilación de información, se recomendarían consultas en fuentes como censos nacionales, registros económicos sectoriales, estudios de mercados laborales, contacto directo, todo ello encaminado a crear un sistema de información sobre la diáspora calificada en el cual se identifiquen sus fortalezas y liderazgos estratégicos.
Como la condición económica -nacional e internacional- y la perenne búsqueda de mejores condiciones laborales estimulan la movilidad internacional de estudiantes y profesionistas, y por lo tanto la emergencia de nuevos destinos para la emigración calificada, es recomendable mantener un seguimiento cercano y en tiempo real a fin de mantener el padrón elaborado vigente.
b) Potencial de los Estados y Oportunidades en sectores estratégicos
Un segundo aspecto a tomar en consideración en la estrategia es la capacidad de innovación que puede germinar en nuestro entorno. Actualmente, la red típica del modelo de una economía del conocimiento ha dejado atrás el tradicional modelo lineal de innovación (generación-aplicación-distribución) para reconocer que ésta puede emerger de nuevas capacidades de manufactura o nuevas necesidades en el mercado, del mejoramiento de productos-procesos existentes o de la aplicación de nuevas tecnologías, todo lo cual se basa en un elemento fundamental: la comunicación entre diferentes actores (empresas, laboratorios de investigación, instituciones académicas, profesionales en diversas ramas) y retroalimentación que enriquece constantemente el proceso. Ciclo que al final permite definir sistemas nacionales de innovación y posteriormente replicarlos a nivel internacional en la fórmula:
Industria + Gobierno + Academia = Desarrollo de Ciencia y Tecnología = Evolución Economía Nacional
En México se han hecho diversos estudios para identificar índices del conocimiento que resumen debilidades y fortalezas que deben ser atendidas. La elaboración de esos análisis comprenden tres grandes rubros, de los que derivan sub índices: 1) Educación (alfabetización, educación media superior, educación superior); 2) Innovación (investigadores x cada 100 mil habitantes); 3) Tecnologías de la Información (telefonía, internet, computadoras), los cuales permiten la elaboración de Índices de Conocimiento (KI) por Estado, indicando su potencial para el desarrollo económico basado en el conocimiento.
Después de analizar esas variables durante una década en las 32 entidades del país, Carlos Sánchez y Humberto Ríos (2016) identificaron su tendencia y su propensión a generar, adoptar y difundir conocimiento, estableciendo tres bloques de acuerdo a su propensión: Alta (6 a 10 puntos); Media (4 a 6 puntos) y Baja (0 a 4 puntos).
ALTA | MEDIA | BAJA |
Distrito Federal | Sinaloa | Guerrero |
México | Sonora | Hidalgo |
Jalisco | Tamaulipas | Durango |
Veracruz | Chiapas | Aguascalientes |
Nuevo León | Morelos | Zacatecas |
Puebla | San Luis Potosí | Tlaxcala |
Guanajuato | Coahuila | Nayarit |
Chihuahua | Yucatán | Quintana Roo |
Michoacán | Oaxaca | Colima |
Baja California | Tabasco | Campeche |
Querétaro | Baja California Sur |
Por otra parte, aunque actualmente existe una cantidad sustantiva de proyectos en marcha y una vinculación notable con los nodos creados en México -todos coordinados por la Red Global MX del IME-, lo cierto es que el momento actual del país motiva un redireccionamiento hacia nuevos ámbitos de prioridad. Las reformas estructurales, la tendencia económica –nacional e internacional- y el fomento a la innovación y el emprendimiento que realizan regiones y entidades del país, sin duda conlleva un replanteamiento de sectores o áreas prioritarias en las cuales se fomentaría el involucramiento de la diáspora calificada mexicana.
La matriz que se propone a tomar en consideración para cualquier decisión en este rubro comprende:
En este rubro hay que tomar en consideración también los programas sectoriales y especiales derivados del Plan Nacional de Desarrollo, los cuales establecen objetivos alineados y vinculados a las metas y estrategias de desarrollo nacional. Por su relevancia y vinculación con el tema, destacan el Programa para el Desarrollo de Zonas Prioritarias, el Programa de Apoyo para la Mejora Tecnológica de la Industria de Alta Tecnología (PROIAT) y el programa especial de Ciencia, Tecnología e Innovación. Además del establecimiento de las zonas económicas especiales, con las cuales se buscan cerrar brechas de desarrollo económico, a través de la inversión, la generación de empleos y el desarrollo de cadenas de valor.
c) Vinculación intra y extra institucional
El decreto de creación del IME establece que su objeto es “promover estrategias, integrar programas, recoger propuestas y recomendaciones de las comunidades, sus miembros, sus organizaciones y órganos consultivos tendientes a fortalecer sus vínculos con México y fomentar su integración en las que residen y se desenvuelven (…)”. Por su parte, entre las atribuciones que tiene asignadas destacan el “establecer una adecuada coordinación con los gobiernos, instituciones y organizaciones de los estados y municipios en materia de prevención, atención y apoyo a las comunidades mexicanas en el exterior.
En ese sentido el fortalecimiento de la vinculación del IME (Dirección del IME Global y Procuración de Fondos y Dirección de Asuntos Económicos y Red Global), con dos unidades de la Cancillería es fundamental para el logro de sus objetivos en relación con la diáspora calificada. En primer lugar con la Dirección General de Coordinación Política (Dirección General Adjunta de Coordinación Política-Subdirección de Vinculación con Gobiernos Locales), que entre sus funciones incluye promover el establecimiento de mecanismos de coordinación con oficinas que manejan asuntos internacionales en las entidades federativas y municipales, así como el fomentar entre sus autoridades la negociación y formulación de programas de cooperación internacional.
La Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Dirección General de Cooperación Técnica y Científica y Dirección General de Cooperación Educativa Cultural), es otro actor fundamental en la atención que se brinda a los estudiantes y profesionistas mexicanos radicados en el extranjero.
Más que efectuar una simple suma de actores internos, la recomendación es una multiplicación de esfuerzos sustentados en un núcleo de atención común: la diáspora mexicana calificada en el extranjero. Asumiendo que uno de los objetivos de la estrategia de Gobierno Cercano y Moderno es mejorar la gestión pública gubernamental a través del incremento en la eficiencia de su operación, es pertinente la creación de un comité formado por representantes de las unidades referidas a fin de que en sesiones periódicas comparta información estratégica, establezca compromisos de cooperación e identifique logros y obstáculos. Actuar de manera conjunta sin duda sumará resultados y restará costos y esfuerzos.
En el ámbito externo a la cancillería sobresale el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), coordinador de las políticas públicas y actividades nacionales en ciencia, tecnología e innovación, con una agenda de cooperación internacional fortalecida y diversificada. Al respecto, se deben subrayar dos de sus atribuciones: el formular y proponer las políticas nacionales en materia de ciencia y tecnología; apoyar la formación y consolidación de grupos de investigadores en todas las áreas del conocimiento; impulsar la innovación y el desarrollo tecnológico, así como el fortalecimiento de las capacidades tecnológicas de la planta productiva nacional, y asesorar en materia de ciencia y tecnología a dependencias y entidades de la Administración Pública Federal, a los gobiernos de las entidades federativas y a los municipios.
Debemos recordar que, para que empresas e instituciones de educación superior en México contraten a científicos mexicanos con grado de doctorado radicados en el extranjero, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) implementa el programa de repatriación, que consiste en cubrir la inversión en contratación del científico mexicano durante un año, con la expectativa de que conserve su plaza al término de este periodo con un sueldo igual o superior al que tenía. Con esta estrategia ha conseguido el retorno de alrededor de 2 500 investigadores en los pasados 11 años.
Otro programa de gran connotación coordinado por el consejo es el de “Cátedras Conacyt”, con el cual se busca impulsar y consolidar a científicos de alto rendimiento, a quienes se les brindan todas las condiciones para concentrarse en generar conocimiento, desarrollo tecnológico y propuestas de innovación a fin de permitir a México avanzar a un ritmo diferente en la generación de conocimiento.
4. Conclusiones
Pocos países en el mundo cuentan con un potencial tan significativo en sus diásporas altamente calificadas como México. Aunque la emigración masiva del talento mexicano, acentuada a partir de la década de los noventa, ha representado un saldo negativo en los recursos humanos del país, no debe ser interpretado como un destino irremediable.
Es cierto que no es posible revertir la trayectoria, empero es viable un cambio de rumbo, para lo cual resulta indispensable transformar el enorme potencial de la diáspora altamente calificada en una fuerza de cambio que coadyuve en la transformación de México con innovación. Como se ha planteado, es posible abrir canales en diversas direcciones para aprovechar el enorme potencial y las capacidades de innovación de los posgraduados mexicanos dentro y fuera del país en beneficio del desarrollo nacional.
Si bien estamos ante una problemática de naturaleza estructural derivada del modelo de desarrollo nacional y de la vinculación de nuestro país con la economía global, cuya solución rebasa los ámbitos de competencia del IME y del Conacyt, hay ámbitos de oportunidad que pueden ser explorados para coadyuvar en la vinculación de la diáspora calificada con nuestro país y sus comunidades de origen.
Lo planteado confirma la imperiosa necesidad de fortalecer los esquemas vigentes y establecer nuevos mecanismos de vinculación con la diáspora calificada, recurriendo a la “transversalidad” de los programas impulsados por instancias al interior y el exterior de la cancillería mexicana. Asimismo, es necesario ampliar el radio de acción y el campo de iniciativas desplegadas por el IME a fin de que se expandan hacia otras dependencias de los gobiernos federal, estatal y municipal.
Un aspecto medular es concebir la contribución de este tipo de diáspora no sólo a partir de sus aportaciones económicas y financieras, sino de su habilidad para construir puentes entre sus países de origen y de destino, lo cual per se los convierte en agentes de cambio en los ámbitos político, social y económico.
Excelente trabajo de investigación….felicidades
Estimado Víctor Hugo, muchas gracias por tu comentario. Sin duda es un tema con muchas aristas que amerita ser actualizado constantemente. Saludos.