Yemen fue noticia hace unos días debido a que las partes que luchan internamente desde hace varios años, no lograron ponerse de acuerdo para extender un cese al fuego pactado en abril pasado con los auspicios de la ONU y el apoyo de diversos países.
Otro acontecimiento reciente, también derivado del conflicto entre el grupo Ansar Allah Al-Houthiy, mejor conocido como hutíe, y el gobierno de Abdu Rabbu Mansour Hadi, fue el anuncio de la ONU respecto al inicio del salvamento de un barco petrolero que almacena más de 1 millón de barriles de petróleo y está encallado en un puerto al norte del país desde 2015.
Se trata del FSO Safer, un buque flotante de almacenamiento y descarga de petróleo cuya estructura ha estado expuesta a la humedad y la corrosión debido a que los hutíes y el gobierno yemení se adjudican su propiedad, situación que ha impedido cualquier mantenimiento. Con el paso de los años, el gas inerte (no reactivo) que inhibe cualquier explosión, se ha disipado y su riesgo de estallido o ruptura tiene en vilo a los países aledaños del mar Rojo, donde se generaría un desastre ambiental.
En marzo de 2015, en los primeros días de la Guerra Civil de Yemen, el FSO Safer cayó en manos de las fuerzas hutíes cuando tomaron el control de la costa donde se encuentra. En los años siguientes, su condición estructural se deterioró significativamente, lo que generó el riesgo de una ruptura catastrófica del casco o una explosión de vapores de aceite. Debido al costo de su contenido –se calcula que alrededor de 80 millones de dólares- se convirtió en un punto de discordia en las negociaciones entre los hutíes y el gobierno yemení, y desde entonces ambos reclamaron la carga y el barco.
A finales de 2019, la agencia noticiosa Al Jazeera informó que el FSO Safer había comenzado a filtrar petróleo, sin embargo, las imágenes satelitales evidenciaron que no había ninguna fuga de petróleo. El hecho, no obstante, comenzó a llamar la atención de la sociedad internacional y en julio de 2020 el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas celebró una reunión especial para analizar el caso, alertando que el FSO Safer podría derramar cuatro veces más petróleo que el Exxon Valdez lo hizo en Alaska en 1989.
Ya en 2020, las Naciones Unidas y los líderes hutíes lograron un acuerdo para permitir que un equipo coordinado por esta organización accediera al FSO Safer con fines de inspección y reparación. Desafortunadamente la expedición se retrasó indefinidamente debido a que los hutíes no brindaron condiciones de seguridad al equipo supervisor. Fue hasta octubre de 2021 cuando las luces de alerta se encendieron nuevamente. Se informó que el riesgo de hundimiento, incendio o explosión del FSO Safer eran inminentes y que, de ocurrir, los puertos de Hudaydah y As-Salif, al norte de Yemen, tendrían que ser cerrados por los daños ambientales que ocasionaría el siniestro.
El riesgo para las condiciones del país era mayor ya que por esos puertos ingresala ayuda humanitaria que Yemen recibe desde el exterior. Adicionalmente, el siniestro generaría una falta de combustible, necesario para bombear o entregar agua, y podría interrumpir la operación de las plantas de desalinización en el área. En el caso de un derrame también se vería afectada la industria pesquera, de la cual depende más de 1.5 millones de personas: En el ámbito regional, afectaría el comercio mundial que transita por el Mar Rojo y el Canal de Suez.
Ante el creciente riesgo, los hutíes firmaron un acuerdo con la ONU para permitir el bombeo del FSO Safer a otro barco. Se estimó que esta operación tendría un costo de entre 80 y 140 millones de dólares y se hizo un llamado a la comunidad internacional para que hicieran aportaciones a fin de recaudar esa suma. En mayo de este año se anunció que se habían recaudado 40 millones, lo que permitiría implementarla primera etapa de rescate: transferir el petróleo a un barco de almacenamiento temporal.
La ONU intensificó su campaña para recaudar el monto faltante y hace unos días, coincidiendo con el fin de la tregua pactada entre las partes yemeníes en conflicto, el máximo organismo internacional anunció que contaba con 68 millones y que daría pronto inicio a la primera fase de la operación; externó también que otros países y empresas, se sumarían para aportar el dinero faltante a fin de desarrollar la segunda fase de la operación: la instalación de una unidad segura de reemplazo a largo plazo.
Aunque las operaciones no inician todavía, se ha instruido al Coordinador Residente y Humanitario de las Naciones Unidas para Yemen, David Gressly, asumir el liderazgo de todas las acciones del sistema de las Naciones Unidas encaminadas a rescatar el FSO Safer y coordinar los esfuerzos para mitigar la amenaza y fortalecer los planes de contingencia en caso de cualquier accidente.
A pesar de estos compromisos y acciones, el fin de la tregua en Yemen el pasado 2 de octubre pone en riesgo las operaciones del organismo y dificulta cualquier acción de rescate; adicionalmente, la temporada del año, caracterizada por corrientes volátiles y fuertes vientos, influye en el avance de la operación de emergencia anunciada.
Lo único cierto es que, si bien la recaudación del fondo para atenuar el riesgo de un derrame es un avance sustantivo, el entorno político seguirá dando la pauta hacia el pleno rescate de esta embarcación, la cual es una bomba de tiempo que amenaza el medio ambiente, tanto de Yemen, como de esa subregión del Medio Oriente.
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