Los Estados Unidos de América han instaurado una política exterior agresiva y la mayoría de las veces impredecible, política que está basada en un intervencionismo desestabilizador, mismo que es caracterizado por largos pasajes de soberbia, caprichos irreverentes y decisiones políticas poco sensatas. Mediante este accionar -incomprensible para la mayoría del mundo-, el actual gobierno estadounidense trata de retener o apoderarse de todo lo que a su entender son o pueden ser sus intereses nacionales alrededor del planeta, sin tomar en consideración si sus intereses afectan por igual a los amigos, socios o competidores. Todo parece indicar que esta “nueva geopolítica” estadounidense está dirigida a quebrantar sin miramientos el precario equilibrio mundial y, con ello la paz y la seguridad internacional, destruyendo nuevamente la principal base de la convivencia mundial: el Derecho Internacional.
Para alcanzar estos objetivos, los estadounidenses no han dudado en abrir una serie de frentes de confrontación, que van desde decisiones y acciones políticas que han hecho a un lado problemas universales de beneficio global e inclusive, tratados o acuerdos que estaban constituidos en una detente de la proliferación armamentista y nuclear; el incremento de movimientos e intervenciones militares sin autorización del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU); así como la estructuración de un nuevo orden comercial con características proteccionistas, donde ha insertado el fortalecimiento de una guerra comercial que incluye amenazas y sanciones unilaterales en los campos económico, comercial, petrolero, etc., sin olvidar el hacer valer por la fuerza sus leyes internas en el ámbito internacional, haciendo retroceder al mundo a lo peor de la época de la Guerra Fría.
Ahora bien, es verdad que el mundo constantemente cambia y este cambio trae consigo nuevos retos y amenazas pero, igualmente, es necesario reconocer que el sistema de posguerra ya no es relevante, por lo que todas las acciones estadounidenses señaladas con anterioridad socavan la confianza de los países en general sean estos amigos, socios, o competidores y el mundo se enfrenta a la incógnita (paradigma) de obedecer para no ser castigado o rebelarse y crear una mayor desestabilización mundial.
Los Estados Unidos de América (EUA) no tienen la más mínima fuerza legal ni mucho menos, el peso moral para hacerse dueño del mundo y con sus decisiones unilaterales sólo está acrecentando su impopularidad y agrandando la pérdida de confianza hacia ese país. Esta guerra de los EUA contra todos quienes se opongan a sus designios no sólo lo está dejando solo a nivel universal sino, peor aún, reitera ante los ojos del mundo que cada día crece su papel irreverente, grotesco y absurdo.
De acuerdo a puntos de coincidencia entre un número cada vez mayor de analistas internacionales, Washington está perdiendo su hegemonía y, por tal motivo, los estadounidenses nunca aceptarán perder ese “liderazgo” universal, lo que lo lleva a hacer uso sin contemplaciones de mecanismos y regulaciones que atentan contra el Derecho Internacional, van en contra de lo señalado en los estatutos de los principales organismos e instituciones mundiales y desde luego, rompen el orden mundial[1].
A continuación se enlistan los principales frentes en los que “combate” el gobierno estadounidense, a sabiendas de que su accionar destruye todo a su paso y, en el entendido de que sus distintas posiciones parten del pensamiento de su presidente, caracterizado como afín a instaurar un antisistema, con un pensamiento económico “nacionalista”, con tendencia a un populismo de derecha impregnado de ideas paleoconservadoras.
Así, en el campo multilateral, destaca su retirada del Acuerdo de París y con ello, demostró la poca importancia que le merecen los problemas mundiales relacionados con el cambio climático y la protección del medio ambiente, no obstante y a pesar de que los Estados Unidos es uno de los países que más contaminan. Esta negativa decisión si bien no tuvo una grave consecuencia, al cerrar filas el resto de países apoyando el Protocolo, trajo consigo una repulsa universal por tal decisión y, puede decirse, que fue el parteaguas que significó la pérdida de confianza de la comunidad de naciones hacia ese país.
En el ámbito de los hidrocarburos, los estadounidenses están creando un estrangulamiento del mercado mundial en dicha materia, al estar ejecutando una política agresiva y poco sensata, ya que en su intento de apoderarse mediante restricciones y amenazas del mercado petrolero europeo para que este consuma el petróleo de esquisto que en grandes cantidades explota ese país, piensa que de esta manera asesta un doble golpe: por un lado, detener la importación por parte de los países europeos del gas natural licuado que Rusia exporta a esa zona geográfica en grandes cantidades a precio mucho más barato, al tiempo de detener la construcción y puesta en marcha del oleoducto ruso-europeo Nord Stream y, por otra parte, es el resultado de la geopolítica y las acciones de Washington, destinadas a socavar el equilibrio del mercado petrolero mundial para obtener beneficios propios.
En este marco de dividir y combatir contra todos, se insertan la reanudación de las sanciones contra Irán (sanciones a la compra de petróleo y productos químicos iraníes; las operaciones con puertos y empresas marítimas de ese país y, las transacciones de instituciones financieras con el Banco Central de Irán), las que entraron en vigor el 5/nov/2018, mismas que Washington había levantado en 2015. Los estadounidenses tomaron la determinación argumentando que Teherán desarrolla en secreto un programa nuclear. Las sanciones fueron rechazadas de forma categórica por la Unión Europea (UE) y, por el contrario, apoyaron la consecución del Plan Integral de Acción Conjunta –JCPOA- por sus siglas en inglés. Al respecto, cabe recordar que, en mayo de 2018, los estadounidenses “abandonaron” el JCPOA, que había sido firmado en forma conjunta con Rusia, Alemania, China, Inglaterra y Francia (5+1), argumentando la “influencia maligna” que ejerce el régimen iraní en Medio Oriente, al tiempo de acusarlo de no respetar los acuerdos del Pacto, a pesar de que la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), en doce oportunidades había comprobado in situ que Irán cumplía debidamente todos los protocolos acordados y que los países firmantes habrían confirmado tal situación.
En lo tocante al aspecto comercial, éste es otro de los frentes que están dejando profundas heridas difíciles de cerrar a nivel universal, ya que los EUA iniciaron una serie de acciones incongruentes, primero al seguir imponiendo interminables sanciones contra Rusia por la situación en Ucrania y por la “adhesión” de Crimea; asimismo, la permanente escalada de sobre impuestos a materias primas y productos de exportación chinos a los EUA, que se convirtió en guerra comercial contra ese país (la que indirectamente incluye las tensiones entre ambas potencias en el Mar del Sur de China y desde luego por el asunto de Taiwan); después las restricciones económicas contra Irán pero, principalmente el incremento sostenido a los aranceles al acero y al aluminio hacia sus socios y aliados mundiales, particularmente contra la Unión Europea y Turquía.
Por cierto, es importante señalar que el país hegemón ha amenazado con salirse de la Organización Mundial de Comercio (OMC) señalando que los intereses estadounidenses no son respaldados por la citada organización. Si llega a cumplir su amenaza, todo el sistema económico-comercial mundial se verá afectado, toda vez que no habrá un foro internacional que frene la unilateralidad estadounidense. Después de todo lo anterior, el mundo en general no puede permitir que Washington dicte su política económica/comercial a otros Estados. Cabe recordar que, con el único propósito de hacer valer y respaldar su prepotencia, los EUA emitieron la Ley para Contrarrestar a los Adversarios de los EUA Mediante Sanciones (CAATSA por sus siglas en inglés), que se convirtió en una clara violación de las normas de la libre competencia.
Ante lo señalado con anterioridad, resulta incongruente que todas las medidas señaladas provengan del país que presumía ser líder y paladín del Consenso de Washington, creador de Breton Woods y, por lo tanto, fundador del actual sistema financiero/económico/comercial mundial e impulsor de la OMC. La paradoja sería que los países y regiones citadas construyeran sus propios sistemas de defensa y fortalecieran sus posiciones financieras, económicas y comerciales, lo cual no hubieran podido hacer sin la presión estadounidense.
Si bien es cierto que los aspectos citados con anterioridad son graves en el comportamiento de Washington con el resto del mundo, lo más preocupante sería su accionar en el campo geopolítico y militar. De acuerdo con puntos de vista coincidentes de analistas internacionales, que han tomado como base infinidad de opiniones y posiciones de líderes mundiales, los estadounidenses comandan intervenciones directas e indirectas en distintas regiones del mundo, mismas que van desde Europa del este y África hasta el Oriente Medio, sin olvidar a la América Latina.
En este sentido es necesario recordar que, en octubre de 2018, los EUA anunciaron el “abandono” del Tratado de Eliminación de Misiles de Corto y Mediano Alcance con Rusia (Tratado INF), aduciendo que los rusos lo habían violado multiplicidad de oportunidades. Sin lugar a duda, esta decisión solamente ocasionará una mayor tensión en Europa y, no sólo Washington, sino los países europeos son los que más se verán afectados, ya que se prevé que se producirá una carrera armamentista difícil de detener, particularmente si se toma en cuenta la decisión estadounidense de seguir utilizando a la OTAN para continuar cercando a Rusia, esta vez mediante la instalación de una base militar en Polonia.
Ahondando más en este tema, vale la pena señalar que en 2001 los estadounidenses también se retiraron unilateralmente del Tratado Sobre Misiles Antibalísticos (ABM), por lo cual solo queda vigente el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START III), el cual limita el número de vehículos de lanzamiento y ojivas para misiles balísticos intercontinentales. Si EUA se retira unilateralmente de este último tratado, que ahora se ha convertido en el último pilar en que se apoya todo el sistema de estabilidad nuclear estratégica global pero, particularmente en Europa, se estaría regresando al peor período de la Guerra Fría de las décadas de los 50 y 60, cuando no había acuerdos y nada frenaba la carrera armamentista incontrolada.
Vale la pena destacar asimismo que, independientemente de estar actuando con tropas en Siria, lo que sigue contradiciendo el derecho internacional y representa, de hecho, la ocupación de una parte del territorio de un país soberano, ya que no existe una Resolución del Consejo de Seguridad de la ONU en tal sentido, ni mucho menos el asentimiento del gobierno sirio; los militares estadounidenses continúan en Afganistán e Irak.
De igual manera, en el frente de Europa del Este, los estadounidenses insisten en invitar a Ucrania y a Georgia a unirse a la OTAN, cuyo propósito final es cercar aún más a Rusia. De esta manera, al colocar a los rusos en el centro de su actividad militar, la OTAN reafirma la posición estadounidense de hacer volver a Europa a los tiempos de la guerra fría.
Respecto de América Latina, los analistas internacionales coinciden en opinar que, con el reciente triunfo de Jair Bolsonaro, se producirá una profunda alineación de Brasil con el gobierno estadounidense, un mayor acercamiento brasileño con Israel y, desde luego, los estadounidenses se encargarán de impulsar con énfasis la salida brasileña del Grupo BRIC.
Así, Brasil se unirá con Argentina, Colombia y Chile para formar un compacto grupo sudamericano que apoyará a los EUA en su intento de derrocar a los gobiernos de Nicaragua, Cuba y Venezuela, denominados la “Troika de la Tiranía” pero, al mismo tiempo, servirá para destruir organizaciones como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), países y organización en la mira de Jhon Bolton, Asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, a quien apodan “el príncipe de la oscuridad” y que es uno de los principales halcones del Estado Profundo estadounidense.
La pregunta ante todo lo anterior es: ¿qué está haciendo el mundo en general y los países en particular para detener o por lo menos menguar el ímpetu imperialista norteamericano? Respecto al Acuerdo de París, como se mencionó líneas arriba, las demás potencias del Consejo de Seguridad se unieron y rechazaron la decisión estadounidense de salirse del pacto, al tiempo que la comunidad internacional reprobó dicho acto y respaldó el Protocolo. Igual situación sucedió con el Acuerdo JCPOA, ya que los restantes 4 países firmantes (más Alemania) –por si acaso miembros permanentes del Consejo de Seguridad- decidieron seguir respaldando el acuerdo.
En el plano económico-comercial-financiero, países como Rusia, la India y Turquía se empezaron a deshacer de los bonos del tesoro estadounidense, aún más China –considerado por los estadounidenses como el principal adversario estratégico-, se ha convertido en el país clave para desestabilizar financieramente a los estadounidenses toda vez que, hasta fines de Julio de 2018, China tenía casi 1.2 billones de dólares en Bonos del Tesoro de EU. Al lanzar estos papeles al mercado, Pekín condenaría a la economía estadounidense a una crisis financiera sin precedentes pero, definitivamente, también afectaría gravemente a los chinos y, desde luego, a todo el sistema mundial.
En el ámbito militar, los EUA ya no detentan su total hegemonía en otras zonas del mundo. Así por ejemplo China y la India han hecho valer su poder en zonas estratégicas de su cercanía e inclusive de su entorno geográfico. Rusia por su parte ya incursiona en el Mar Mediterráneo y en otros mares y espacios internacionales. Al margen de lo anterior, los estadounidenses saben perfectamente que los rusos tienen un arsenal nuclear equivalente al estadounidense y que China ha alcanzado una madurez económica-comercial-política y militar, lo que significa que si algún país se atreve a atacarlos, las consecuencia serán graves para quien lo intente. No podemos olvidar, en este sentido, que geopolíticamente mucho se ha insistido en hacer notar la existencia de la firma secreta de un acuerdo entre China y Rusia tendiente a unir sus fuerzas en caso de un conflicto con los estadounidenses.
Respecto a los temas que se han venido planteando en el presente, es necesario establecer los puntos de vista de los analistas Fuad Wadi y Luis Carretero Miramas[2]; el primero señala que: “La persistencia estadounidense en obstruir todos los acuerdos y todas las normas internacionales para mantener el caos y la tensión que se derivan de la guerra prueba que EEUU ha alcanzado el punto máximo de su locura e histeria”; mientras que Carretero establece que: “…las élites de varios países occidentales pero, particularmente de los gobernantes estadounidenses, se resisten a reconocer la realidad objetiva y la formación de un orden mundial multipolar y sigue creyendo en la hegemonía mundial de los EEUU y su derecho a dar órdenes al resto del mundo”. Lo cierto es que solo los estadunidenses se empeñan en no darse cuenta que ya no existe el mundo unipolar.
Este sería, en términos estrictos el escenario mundial actual, teniendo a los EUA como el líder que guía a los nuevos jinetes del apocalipsis global: la insistencia de establecer una política irracional de extraterritorialidad de sus leyes; un intervencionismo desestabilizador permanente; una agresiva manera de hacer valer “sus intereses” económicos, comerciales y petroleros a través de la intimidación, la fuerza, el chantaje y las sanciones unilaterales; la utilización de la amenaza y el uso de ataques militares anticipados sin contemplaciones (“guerra preventiva o guerra no declarada); la protección de los intereses geopolíticos y geoeconómicos a costa de los demás países y, desde luego, relegando el diálogo, la negociación y los mecanismos contemplados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y, con ello, su total desprecio del Derecho Internacional, todo lo cual ponen en serio peligro la paz y la seguridad internacional.
Víctor Hugo Ramírez Lavalle[3]
Puebla, diciembre de 2018
- Ternovsky Víctor. “EEUU va a morir matando”. Periódico digital Sputnik Mundo del 22/10/2018. ↑
- Ii Wadi Fuad. “EEUU ha alcanzado en Siria el punto máximo de su locura e histeria”. Periódico digital Sputnik Mundo del 01/11/2018.
Carretero Luis. Elecciones en EEUU: ¿Se ahogó Trump lejos de la orilla con una ´´olita azul´? Sputnik Mundo del 07/11/2018. ↑
- Ministro jubilado del Servicio Exterior Mexicano. Currículum vitae completo en la sección ¿Quién es Quién? En www.diplomaticosescritores.org ↑
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