De conformidad con las opiniones emanadas de multiplicidad de sectores sociales, académicos y políticos al interior de diversos Estados y en forma universal, se nota una preocupante y cada vez más dolorosa realidad: la concretización del fenómeno que bien puede denominarse la “globalización de la insensibilidad humana” ante la serie de crisis universales que afectan al mundo.
Son muchas las crisis, así como los factores que intervienen en cada una de ellas. En una opinión personal, considero que las que más se distinguen por afectar a la humanidad entera sin ningún distingo serían: el cambio climático, la pandemia ocasionada por el Covid 19 –con sus efectos directos y colaterales en los ámbitos político, económico, comercial, financiero y particularmente en el campo de las respectivas áreas de salud a nivel país y universal-; las migraciones ocasionadas por la pandemia, pero también debido a situaciones de diversa índole en varias partes del mundo y, desde luego, amagos o conflictos bélicos ya en curso. Es importante hacer notar que la lista de crisis enumerada con anterioridad no se establece por capricho, sino porque organizaciones mundiales como la ONU consideran esa prioridad. Al final, el orden de los factores no altera el producto.
Es por todo lo anterior que existe la necesidad de destacar la primera parte del Discurso de inauguración del Secretario General de la ONU, Antonio Guterrez durante la LXXVI Asamblea General de la ONU, lo cual nos llevó a darle base al título de este artículo pero también permitió identificar con precisión las amenazas existentes a la fecha contra la humanidad, de acuerdo al Secretario General.
“… Nuestro mundo se encuentra en una situación difícil. Muchos están sufriendo y sienten rabia, mientras ven como aumentan la inseguridad y la desigualdad, se propagan los conflictos y cambia el clima. La economía mundial está cada vez más integrada, pero el sentimiento de pertenencia a una comunidad mundial podría estar desintegrándose…Las sociedades están fragmentadas. El discurso político está polarizado. La confianza en el seno de cada país y entre los países se ve socavada por quienes demonizan y dividen. Somos un mundo en pedazos. Es necesario que seamos un mundo en paz….”.
Ahora bien, de acuerdo al Secretario General Guterrez, las amenazas contra la humanidad son: el peligro nuclear; el terrorismo; los conflictos no resueltos y las violaciones sistemáticas del Derecho Internacional Humanitario; el cambio climático; el aumento de la desigualdad (frustración, alienación e inestabilidad); el lado oscuro de la innovación (tecnología-ciberseguridad) y, la movilidad humana (migraciones mundiales-refugiados)..
Dentro de los factores políticos que estimo son dignos de tomar en cuenta estarían la poca importancia y la nula voluntad política por parte de las grandes potencias respecto al cambio climático y a los efectos de la pandemia (tal vez excluyendo a Rusia y a la República Popular China de esto último, por su participación activa de la búsqueda de una vacuna universal barata) pero, asimismo, la manifiesta debilidad política de la ONU y sus distintos organismos que llevan a requerir con urgencia una reingeniería en todos ellos, con especial atención a la Asamblea General y al Consejo de Seguridad, toda vez que el Derecho Internacional se ve constantemente desplazado por acciones unilaterales de diversos países, particularmente por los EUA.
Otro factor que siempre ha hecho presencia en las diferentes crisis, normalmente en forma negativa y en muchas oportunidades obscura, han sido los medios de comunicación (léase las grandes cadenas de periódicos, televisiones, estaciones de radio) los que, abusando de la libertad de expresión, manipulan, engañan, mienten o inventan noticias que siguen ocasionando graves problemas tanto a gobiernos, como a entidades internacionales que, en su momento, pretendían llevar a cabo medidas o programas tendientes a informar, desarrollar o aminorar los efectos de las diferentes crisis.
Sólo como un ejemplo, cabe citar que la población en general, sea a nivel país o global, no sólo quedó sin información apropiada para hacer frente a la pandemia del Coronavirus sino peor aún, propició que las diferentes poblaciones desconfiaran de las medidas sanitarias, de las bondades de las vacunas y, desde luego de sus respectivos gobiernos, ocasionando que en varios países se pusiera en entredicho la gobernanza y, por ende, creando desestabilizaciones políticas. Al respecto, es necesario destacar las opiniones vertidas por Amnistía Internacional (AI) y Médicos sin Fronteras (MSF). AI tildó de “vergonzoso” que un puñado de gobiernos ricos esté “monopolizando” el suministro de vacunas, lamentando que “la avaricia está triunfando sobre la vida y los Derechos Humanos”; mientras que MSF, por su parte, se unió a la petición de AI tendiente a solicitar a los Estados y a las farmacéuticas dos mil millones de vacunas para quienes más lo necesitan, para así alcanzar los objetivos marcados por a OMS.
Desde luego no se puede obviar el indigno papel adoptado por las grandes potencias (y varios países europeos), las que, salvo honrosas excepciones, acapararon desde el principio de la pandemia utensilios y equipos médicos de primera necesidad sin importarles la misma urgencia y necesidad de los países menos desarrollados. Igual situación se sigue viviendo con las vacunas aunque, en este caso, se han unido gobiernos y laboratorios poderosos, dejando totalmente desprotegida a media población mundial y, peor aún, sin deseos de coadyuvar en bien de la humanidad. .
Refiriéndome a lo dicho por el secretario General Guterrez sobre los amagos o los conflictos bélicos en proceso o en perspectiva, en mi opinión considero que son los Estados Unidos de América (EUA) el país que, con su actitud belicista, sigue generando nuevas y fuertes dudas sobre su capacidad para retomar una posición de liderazgo mundial (para bien) tras el conflictivo gobierno de Donald Trump y su fomento del aislacionismo proveniente de la expresión “Estados Unidos Primero” y, desde luego, no oculta su insistencia de preservar a cualquier costo su hegemonía mundial, lo que incluye traicionar a sus amigos y continuar con su política de intervencionismo desestabilizador global.
Caso específico sería su “precipitada” (vergonzosa) salida de Afganistán ya que con ésta decisión selló el fracaso total estadounidense en ese país y la consecuente zona geográfica, lo que alterará (aún no se sabe de qué manera o hasta qué punto) la geopolítica regional, así como el accionar futuro y el papel que jugarán Rusia-China-Turquía-Siria y cómo responderán los países de la UE, sin olvidar la actitud que tomen otras agrupaciones terroristas (ISIS y AL QAEDA) al ver un vacío de poder total, toda vez que expertos en esa zona geográfica prevén una guerra civil en Afganistán.
Es así como, de acuerdo con varios estudiosos y especialistas militares, desde que se convirtió en imperio y la línea la empezó a marcar el Pentágono, todo se apuesta a lo militar, olvidando que las sociedades crecen y decaen por factores sociales, culturales y económicos.
En efecto, como prueba de esta afirmación resalta el hecho de que, en la actualidad, se puede observar una contienda –ya en la etapa de aprobación- de nuevas reglas, que a menudo resultan ser poco comprensibles incluso para sus autores. Este es el caso de la decisión estadounidense de unirse a Reino Unido para, junto a Australia, formar una alianza “ténico-militar” o AUKUS por las siglas de los nombres de los países que lo integran, dando lugar a una “nueva” zona estratégica que sin lugar a dudas está dirigida contra la República Popular China para acotar su accionar en todas las áreas imaginables.
También entra en estos nuevos juegos estratégicos la finalización del gaseoducto Nord Stream 2, ya que puede llegar a significar la “independencia” de Alemania de la política energética estadounidense y con ello el principio de una independencia económica y posiblemente también de la política internacional del país hegemón. Esta última situación tiene un alcance geopolítico sumamente interesante si se toma en consideración que además de Alemania, Francia, el otro país protagonista en la UE, junto a un buen número de otros países europeos ya no desean seguir las reglas del juego militarista estadounidense contra Rusia y China; sin olvidar que organizaciones europeas como la OSCE, aún no definen con claridad su posición respecto a esta situación y aún más, tomando en consideración que prácticamente Europa está dividida gracias a la política estadounidense de “divide y vencerás”.
Finalmente, se lleva a la atención que para la ONU pero, principalmente para el Consejo de Seguridad (CS), resulta claro que primero deben iniciar por definir de una vez por todas QUÉ ES TERRORISMO, ya que muchos países de menor desarrollo lo denuncian constantemente pero, dado el poder de veto estadounidenses, ni el CS ni la Asamblea General pueden evitar ir contra un estado terrorista, desdeel momento que este país lo crea, lo apoya, lo reconoce y después, por ir en contra de sus intereses lo denuncian. La ONU y desde luego el CS aun teniendo elementos jurídicos apegados al Derecho Internacional sigue optando por no tomar medidas contra los estadounidenses
Este es el mundo que vivimos. Luego entonces, en mi opinión, se puede concluir que la insensibilidad humana tiene bases ligadas a hechos, circunstancias y decisiones impuestas por los países poderosos, ante la pasividad y quizá el temor de la propia comunidad de naciones; de la discreta actuación de los principales organismos internacionales y regionales y, desde luego, de una población mundial sumida en un grado extremo de pavor y por lo tanto sumisa y sin elementos para hacer frente a su trágica realidad actual y futura.
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