V. LA TRAÍDA Y LLEVADA DEMOCRACIA DE LA QUE TODOS HABLAN

Con enorme frecuencia escuchamos o leemos la palabra DEMOCRACIA en muy variados contextos y, como diplomáticos y, por tanto, políticos, aunque estemos en el retiro, tenemos la capacidad de discernir a qué se refieren cuando usan el vocablo, y según sea quienes lo utilizan.

Para no ir al pasado buscando los orígenes del vocablo, baste decir que se le define como “Sistema político que defiende la soberanía del pueblo y el derecho del pueblo a elegir y controlar a sus gobernantes” (Diccionario de Oxford).   Pero esta es una de tantas definiciones existentes, y los actores políticos nacionales o al nivel internacional  las usan acomodándolas a sus intereses.

Así, por ejemplo, los Estados Unidos de América, se consideran a sí  mismos como una democracia ejemplar, perfecta, al grado de que hacen y deshacen en todo el mundo tratando de dar lecciones de democracia a los demás. Sin embargo, sus propios ciudadanos tienen el dedo índice cortado, pues no eligen a su jefe de Estado, aunque acudan a las urnas cada 4 años.

Así, se ha llegado con este sistema a la impensable situación de que el candidato más votado por los ciudadanos no llegue a ganar la elección, pues esta la decide un colegio electoral en el que algunos Estados tienen más votos electorales que otros. Simple sería contar los votos ciudadanos de toda la nación y el que tiene más  votos es el ganador, como ocurre en otros países.

Pero su concepto de “democracia” fuera de casa es solamente la celebración de elecciones periódicas, pero hasta en eso hay grados, dependiendo de a quién se vaya a calificar de democrático o no democrático.

En Europa varias naciones tienen todavía el arcaico sistema de un jefe de Estado y un jefe de gobierno, en el que el rey, a quien ningún ciudadano eligió, reina, pero no gobierna. El poder político lo ejerce en el parlamento el partido que obtuvo más votos en comicios y sus sociedades se definen como “democracia parlamentarias”

En África, Asia y Oceanía encontramos “democracias” surgidas de procesos electorales de voto secreto y directo, parlamentarias a distancia, pues muchos países conservan hasta ahora, sus vínculos con la metrópoli inglesa y su Jefe de Estado es el rey de Inglaterra. Esta situación ocurre también en algunas naciones del Caribe Anglófono que en estos días varios de ellos se están separando  de la corona británica al morir la reina Elizabeth II.

En nuestra región, salvo México, la casi totalidad de naciones son repúblicas, surgidas a la vida independiente al derrotar a la potencia colonial. Más adelante en su historia, padecieron regímenes militares surgidos de múltiples golpes de Estado, con lo que la “democracia” se encontraba ausente, en pausa.

Sin embargo, en la década de los años ochenta del siglo XX, en virtud de la capacidad de influencia de los Estados Unidos de América, esos países se vieron ‘obligados’ a alejarse de los regímenes de facto y a “democratizarse”, celebrando elecciones periódicas.

La razón de este cambio tan importante era muy simple: los Estados Unidos querían elevar la presión sobre el régimen socialista de Cuba y aislarlo aún más y dejarlo como el único  país “no democrático” en la región.

En ese contexto, el vecino de Cuba, Haití, en esos años  vivía gran inestabilidad desde la caída de la dictadura de tres décadas de los Duvalier, padre e hijo, y era gobernada por militares. Pero un general haitiano no iba a ser un obstáculo para desviar la determinación del gobierno de EEUU, y su nuevo embajador en 1989,  bajándose del avión que lo llevó a Haití, declaró, en criollo, la lengua nacional de Haití, que “El burro demasiado cargado no se puede levantar” y de manera reiterada hacía declaraciones hablando de la urgente necesidad de celebrar elecciones libres y democráticas.

La población  comenzó protestas masivas y el General Prosper Avril que encabezaba el gobierno militar, se vio obligado a marchar al exilio a su millonaria residencia en Boca Ratón, Florida.

De manera acelerada se organizó el proceso de dotar a los ciudadanos de tarjetas de identificación electoral; se constituyó un Consejo Electoral Provisional que comenzó el proceso de calificación de las decenas de candidatos a presidente, y miles a otros cargos de elección popular, con el apoyo de las Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos. Se vivía un ambiente de fiesta en todo el país.

Las elecciones se celebraron en diciembre de 1990 y en ellas, con 70% del voto del electorado registrado, ganó Jean Bertrand Aristide, candidato de una alianza de grupos nacionalistas y de izquierda que, no obstante el visible enojo que produjo al gobierno de George Bush, tomó  posesión del cargo en enero de 1991.

Su gobierno duró solamente 6 meses, y luego lo regresó Clinton, porque no se estabilizaba la situación en Haití. Como antes se dice, Aristide fue derrocado por un golpe de Estado y enviado al exilio, situación en la que permaneció por espacio de tres años hasta que el presidente William Clinton decidió que era indispensable retornarlo a su país pues se trataba de un presidente democráticamente electo y en Haití no se lograba estabilizar la situación. Otra de las causas que llevaron al gobierno de Estados Unidos a regresarlo, era por cientos de Boat People que llegaban a las playas de Florida, negros pobres, cosa que asustaba a los turistas. Y en un hecho único Aristide retornó para terminar su mandato, con la condición estadounidense de que no buscara la reelección.

Posteriormente su correligionario Rene Preval ganó la elección y obtuvo solamente recursos para hacer funcionar al gobierno. Nada para sus proyectos de desarrollo y totalmente presionado por los organismos financieros internacionales para el pago de su deuda.

Aristide volvió a competir y ganó nuevamente en el año 2000, pero los republicanos estaban de vuelta en la Casa Blanca y organizaron a la oposición para que contestara los resultados de la elección presidencial y legislativas, dándole un apoyo público.

Aristide fue derrocado, en esta ocasión por los ‘marines’ que lo sacaron de su casa y del país y lo llevaron a la República Centroafricana, por cierto, a unos cuantos días de haber celebrado el bicentenario de su independencia

Haití  volvió a vivir una etapa de gran inestabilidad y regresó a la presidencia Rene Preval y, al término de su mandato, un candidato “no político”, un cantante de música popular, el cantante de los militares golpistas de la década de los 90, Michael Martelly, fue impuesto por la Embajada de EEUU, que “corrigió” los resultados que publicó el consejo electoral. Martelly “ganó” con el 70% del 18% del electorado que participó en los comicios, pero el Secretario de la ONU Ban Ki Moon, celebró el resultado diciendo que había ganado “igual que Aristide”.

A Martelly lo sucedió en igual circunstancia de casi nula participación de la ciudadanía, Jovenel Moise, que gobernó por decreto, pues no realizó elecciones parlamentarias, y durante los tres años, fue objeto de constantes manifestaciones populares de protesta,  y fue asesinado en julio de 2021 en condiciones inexplicables. Los señalados como autores intelectuales, serán juzgados en Miami, no en Haití.

Ninguno de estos dos presidentes recibió la más mínima crítica de parte de los EEUU, no obstante que la Corte Superior de Cuentas de su país los acusó de haber desviado 2 mil millones de dólares, por cierto del programa que creó el Presidente Hugo Chávez de Venezuela, para dotar de petróleo a naciones caribeñas y de Centroamérica, Petrocaribe.

Después del magnicidio, EEUU impuso a un primer ministro que se mantiene dirigiendo el país en medio de una actividad criminal sin precedentes de gangs armados que controlan gran parte del territorio.

Desde Washington se hacen votos para salvar la “democracia” haitiana y celebrar comicios pronto, y se hace caso omiso a la demanda de un nutrido grupo de partidos y de asociaciones civiles y empresariales, de que EEUU, la ONU y OEA y otras naciones dejen de intervenir en los asuntos internos de su patria y permitan la búsqueda de una salida haitiana.

Similar es el caso de Honduras, pues en 2009 el presidente Manuel Zelaya, democráticamente elegido, fue derrocado. Los militares lo sacaros de su cama y de su casa y lo subieron en un avión que lo saco de su país. La OEA y los EEUU pusieron en duda que se hubiera configurado un golpe de Estado. (?)

En los comicios que siguieron, observados por la OEA, El Secretario General de este organismo y sus observadores se dijeron alarmados por el nivel de irregularidades cometidas en favor del presidente Juan Orlando Hernández, y aconsejaron que se repitiera la elección. Pero bastó que el presidente Donald Trump declarara “Hernández es mi amigo”, para que todas las críticas cesaran y Hernández gobernó todo su período. Ahora está detenido en EEUU, acusado de narcotráfico.

Xiomara Castro, esposa de Zelaya, tomó posesión de la presidencia en enero de 2022, apoyada por un muy nutrido grupo de organizaciones populares y ha señalado que su gobierno es de izquierda.

También se destaca el caso de Bolivia, en donde el presidente Evo Morales A., se presentó como candidato a un tercer periodo de gobierno y el día de las elecciones grupos de derecha, informados de que Evo llevaba una cómoda ventaja de un 10-11% sobre su contendiente, iniciaron actos de violencia y se propagó la versión de fraude. La Misión de Observación Electoral de la OEA (MOE), en esta ocasión, abrió un espacio de duda sobre el proceso, violando su mandato, y los comandantes del ejército y de la policía, “recomendaron” a Morales renunciar, cosa que hizo y su vida se puso en peligro, al grado de que México envió un avión militar a rescatarlo.

EEUU, la OEA y gobiernos de derecha del continente puntualizaron que no hubo golpe de Estado; una parlamentaria a quien no correspondía ocupar el ejecutivo en la línea constitucional de sucesión, se auto proclamó presidente, siendo reconocida por EEUU, la OEA y gobiernos de la derecha latinoamericanos. México y otras naciones del continente denunciaron tanto el golpe de Estado, como la condenable participación de la OEA y la MOE en el proceso que llevó al rompimiento del orden constitucional.

Pero en la última elección presidencial, el partido de Evo, el Movimiento al Socialismo, ganó y recuperó la presidencia y mayoría en el congreso.

Creo estos tres ejemplos nos muestran con toda claridad que:

– La Democracia va mucho más allá de la celebración de comicios periódicos. En efecto, en el caso de Haití, la ciudadanía, después de los golpes de Estado a Aristide, decidió no volver a participar porque, cuando eligió al candidato que llenaba sus expectativas, le dieron dos golpes de Estado, y los que llegaron al poder, solamente se dedicaron a pillar los recursos y nada, absolutamente nada llegó a la población.[1]

En el caso de Honduras, en la última  elección, tuvo una amplia participación ciudadana que llevó a la candidata de izquierda a la presidencia. Los partidos tradicionales quedaron en el camino, como en Bolivia.

– Si la “democracia” no viene acompañada de una mejoría en las condiciones de vida de las mayorías, la ciudadanía queda desencantada y buscará otras formas de lucha para obtener satisfacción.

– Luego entonces, la igualdad económica y social es un elemento tan o más importante que las elecciones.

– Es obvio, siguiendo en el estudio de estos tres ejemplos, que a los Estados Unidos lo único que les interesa es que se lleven a cabo comicios periódicos. Eso es, para ellos, la democracia. Sin embargo, cuando se trata de defender a un jefe de Estado amigo, la tabla de valores democráticos se devalúa y no importan, como cuando apoyaba a dictadores, sus “pecados”.[2]

Ciudad de México, septiembre de 2022.

Sergio J. Romero Cuevas,

Embajador de México (r)

  1. Conozco Haití desde 1968, país al que llegué como jefe de la Sección Consular de la Embajada de México; posteriormente, fui embajador en Puerto Príncipe en momentos históricos, como la elección de 1990 y la de 1994, y Representante especial del Secretario General de la OEA para Haití para atender la gama de asuntos y cooperación de la organización, entre ellos, las negociaciones entre el gobierno de J.B. Aristide y la oposición de 2002 a 2003.  Cada Año los países donantes ‘presumen’ cifras millonarias que dicen haber donado a Haití para proyectos de desarrollo, pero esa ayuda no se ve por ningún lado. Haití es el país con mayor número de ONG’s por metro cuadrado (dicho con sorna)  
  2. El presidente Franklin Delano Roosevelt dijo, refiriéndose a Anastasio Somoza García, “es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta” (“La Frase que Roosevelt nunca dijo”. Sergio Ramírez Mercado, en Prosa 06/1/22).
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