El Servicio Exterior Mexicano (SEM) surgió en 1822 como una prioridad de la naciente República Mexicana para lograr su reconocimiento e inserción en el concierto de naciones de la época. El objetivo no hubiera sido posible con improvisados, requería de mujeres y hombres profesionales en la diplomacia, gente capacitada para negociar con las potencias existentes, que llevaran la representación de nuestro país con dignidad y ganaran su respeto. Con esas miras, Vicente Guerrero publicó la primera ley del SEM en 1829.
Desde entonces, el SEM es el único servicio civil de carrera en el Gobierno de México y tiene bajo su responsabilidad representarlo en el exterior. Es por vía del SEM como se ejecuta la política exterior y lo hace con estricto apego a los principios constitucionales que la rigen. El SEM de carrera es una institución que da resultados y estos han posicionado a México con dignidad y brillo. Quienes pertenecemos al SEM de carrera no somos apolíticos, pero sí apartidistas en el cumplimiento de nuestras funciones.
Sin embargo, de tanto en tanto, por desconocimiento o maliciosamente, se busca desacreditar al SEM calificándolo como agrupación clasista, elitista y privilegiada. En suma: como una “institución de terciopelo”. Nada más alejado del supuesto glamour, por lo que invito a usted a conocer mejor algunas de nuestras vicisitudes.
El ingreso al SEM es vía exámenes rigurosos de oposición sobre relaciones internacionales, derecho constitucional, internacional, diplomático, consular, cultura de México, economía, entre otros; así como conocimiento de idiomas. Exámenes médico y psicológico (que mientras más joven más fácil se aprueba) calificarán la salud y grado de adaptación del individuo a nuevos lugares y costumbres. Este último es necesario porque carecer de tal capacidad puede llevar a la depresión y esta al suicidio. En la SRE hay casos así documentados.
Las plazas son escasas aunque las necesidades de personal son muchas y quienes logran pasar los exámenes ingresan al Instituto Matías Romero de Estudios Diplomáticos para cursar por un año una maestría que los prepare para ejercer su futuro trabajo.
Los traslados. Si bien nuestra oficina central es la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) en la Ciudad de México y ahí habremos de trabajar ocasionalmente (la ley dice cada 8 años pero se incumple por carencia de personal y/o presupuesto), el grueso de nuestras oficinas están en el extranjero; así que, de aprobar la maestría, se nos asignará a un consulado, embajada u organismo internacional. Las fechas para el traslado son precisas, el menaje que podemos llevar es limitado y los casados deben dar la noticia a su cónyuge e hijos, quienes no siempre la recibirán de buen agrado. El traslado implica para el miembro del SEM: aprender a marcha forzada todo lo relativo a su trabajo en el nuevo país de adscripción; para el cónyuge: conocer las nuevas costumbres, pues también condicionarán su vida a partir del arribo; en tanto que, para los hijos: cambiar de escuela, dejar amigos y familia; e integrarse a un nuevo entorno y, si hay cambio de idioma, someterse a posibles burlas mientras se ganan la aceptación. Conociendo la crueldad de los niños, esto es doloroso, porque se enfrentan a severos cambios emocionales cuando su personalidad no se ha terminado de formar. Si son adolescentes, dejar sus romances juveniles es para ellos una tragedia. La unidad familiar será entonces su único espacio seguro para sobrellevar el cambio.
La vivienda es una extensión de la oficina e importante herramienta de trabajo que facilita la función, de ahí la necesidad de invertir en los elementos que permitan recibir dignamente y creen un ambiente favorable para estrechar vínculos con los actores más destacados e influyentes en los diversos ámbitos de la sociedad local y de interés para México. Es por ello que la SRE contribuye con un porcentaje en el pago de la renta y justifica la razón por la cual los titulares de representaciones mexicanas deben vigilar que el personal del SEM a su cargo se presente con propiedad y mantengan un comportamiento intachable. A partir de esta premisa, el trabajo no cesa al dejar la oficina y esta obligación se extiende a la familia.
Arrendar vivienda no es cosa fácil cuando debemos hacerlo bajo leyes, idioma, costumbres diferentes y en corto tiempo porque el menaje viene en camino y la normalidad de la vida y del trabajo apremian. La negociación debe comprender una cláusula que evite penalidad por finiquitarlo cuando las necesidades de nuestro servicio así lo requieran y no en plazo determinado. Este punto en particular genera mucha resistencia de los arrendadores, pero no lograrlo nos puede significar cuantiosas pérdidas.
La educación que imparte el Estado Mexicano, por mandato constitucional, debe ser gratuita, pero tal derecho no cubre a nuestros hijos viviendo en el extranjero, lo que nos obliga a las costosas escuelas internacionales, pues son las únicas que mantienen continuidad, tanto en sus programas académicos como en el idioma. Luego de largas décadas de solicitarlo, el SEM logró reembolso de un pequeño porcentaje por gastos de educación, que no comprende educación superior.
El derecho a los servicios gratuitos de salud para los trabajadores tampoco beneficia al SEM cumpliendo misión en el extranjero. Tuvieron que pasar muchos años para que nuestro gobierno aceptara contratar un seguro internacional de salud para sus trabajadores en el exterior, pero que regularmente no atiende nuestras necesidades. La SRE licita anualmente este seguro y por lo general no acostumbra seleccionar el que ofrezca los mejores servicios al mejor precio, sino el más barato. Así, nuestras vicisitudes anuales pasan por la inexistencia de servicios en ciertos países, el pago de deducibles tan altos que lo vuelven inviable; o trámites de devolución de gastos tan farragosos que simplemente lo anulan.
Empaque y transporte del menaje, otro dolor de cabeza. Las reglas existentes constriñen a un empaque insuficiente y a un volumen limitado. Así que en cada traslado, si no quieres rematar o simplemente tirar tus bienes, que luego habrás de volver a comprar, deberás pagar buena parte de tales costos, sin olvidar un buen seguro para casos fortuitos.
Al respecto, en fechas recientes se hizo público el caso de unos 60 miembros del SEM, para quienes la SRE contrató servicios de una empresa que empacó y recogió sus menajes respectivos para transportarlos a sus diversos destinos. Por razones que desconocemos, al parecer la SRE incumplió el pago y el transportista, luego de tres meses de retraso, se desvincula de una responsabilidad que posiblemente ya superó su capacidad financiera (mayores detalles: https://youtu.be/Zi4K9dWOfo). En consecuencia: nuestros compañeros en tal situación han perdido su menaje. Un grave daño para la estabilidad familiar, al perder pertenencias (mobiliario, documentos, vínculos con sus raíces) que les permite continuar con cierta tranquilidad ante cambios constantes.
El salario fue actualizado en el año 2000. Previamente, en 1975 (en el inter, ligero “ajuste” para mitigar los reclamos). Luego de 22 años, los salarios del SEM son preocupantes porque no atienden la realidad y eso va a obligar a sus miembros a buscar otros horizontes. Para quienes insisten en comparar salarios del SEM en el extranjero, con salarios en México, olvidan observar que los costos de vida en cada país no solo son distintos sino que las diferencias pueden ser muy amplias. Es decir, que mientras Suiza se ubica en segundo lugar en la lista del Índice de Costo de Vida con 123.35 (Islas Bermudas es el primero con 146.04), México se encuentra en el lugar cien con 35.35 (https://es.numbeo.com/coste-de-vida/clasificaciones-por-pa%C3%ADs).
Para las mujeres es todavía más difícil. En México, el matrimonio tiene mucho de tradicional y, por lo general, es más común que la mujer acepte acompañar a su marido funcionario del SEM que en sentido inverso. Por tanto, para ellas, formar un hogar y mantenerlo unido, es realmente complejo. Si a esto agregamos el que algunos países les sean vetados para trabajar porque simplemente en ellos persiste el no reconocimiento a la igualdad, su labor en el SEM, entonces, enfrenta tratos discriminatorios que atentan contra su propia autoestima.
Lo anterior son sólo un esbozo de las serias dificultades que enfrenta el personal del SEM para realizar su trabajo. Y no, no es un trabajo fácil y sí alejado del glamour.
El personal consular y diplomático de México es gente preparada que sabe hacer su trabajo y lo hace bien. Es un grupo de profesionales pequeño en número (el servicio exterior cubano podría duplicarlo y el brasileño triplicarlo) pero con excelente desempeño. Por ello, sería justo apoyarlos con las herramientas indispensables y un salario cuando menos digno.
(abril de 2022).
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