Isidro Fabela y sus «Cartas al presidente Cárdenas»
INTRODUCCIÓN
Parte I
Estimados lectores, en la vida de las personas y de los pueblos hay fechas memorables de tipo positivo, pero otras lamentables, que lo quisiéramos desterrar de la memoria.
Entre las fechas negativas que nos muestra la efemérides del mes de septiembre, el primer día (1939) se inicia con el ataque artero de los ejércitos nazis en contra de Polonia. Este acontecimiento provocó que se encendieran las llamas por Europa y se diera la II Guerra Mundial.
Es importante señalar que este nefasto acontecimiento ya se venía anunciando por parte de especialistas en los asuntos de la guerra y principalmente, por nuestros diplomáticos, que gozaban de un sitio privilegiado para la observación y el estudio de todo tipo de acciones, ya fuera en Ginebra, en Berlín, en Roma, Moscú o en la propia Varsovia.
En la Ciudad de México contamos con toda una institución que se encarga de clasificar y conservar los documentos y fotografías provenientes de nuestras representaciones en el exterior, se trata del Acervo Histórico Diplomático de la Secretaría de Relaciones Exteriores; la cual se ha constituido en una fuente inagotable para los investigadores de diversas disciplinas de las ciencias sociales y de otras áreas del conocimiento.
Dicha Institución abierta al público, cuenta con archivos excelentemente conservados y clasificados de manera muy profesional, sobre la historia diplomática de México, en sus relaciones con los otros países del mundo; así como también conserva valiosos códices, tratados, convenios y otros documentos para el estudio de asuntos internacionales, sin olvidar los archivos personales de los funcionarios del Servicio Exterior de nuestro país.
De paso, me permitiré mencionar que tuve la fortuna de trabajar en el ex Claustro Franciscano de Tlatelolco –sede del Acervo Histórico-, por más de tres años, tiempo durante el cual descubrí “grandes tesoros documentales”, que me apasionaron y despertaron en mí no solamente la curiosidad de un lector ocasional, sino la necesidad por investigar a fondo muchos de los temas que han marcado etapas importantes tanto de la historia de mi país, como de otras partes del mundo. El archivo diplomático y la biblioteca José Ma. Lafragua, realmente dejaron huella en este modesto articulista.
Las dos guerras mundiales del siglo pasado -que nacieron en Europa y que se extendieron a otros continentes-, han dado lugar a numerosos estudios acerca de las causas que las originaron; así como sobre su desarrollo y principalmente, de sus consecuencias. En virtud de lo cual en apariencia, no habría mucho más que aportar.
En el presente caso, se trata de un “rescate” de verdaderos tesoros, que sin duda resultarán de interés para los lectores -como los informes, elaborados por representantes diplomáticos mexicanos, que se encontraban en Europa antes y durante los acontecimientos bélicos-. Con ello, se pretende compartir tales hallazgos; o dicho de otro modo, sacarlos a la luz, después de haber dormido en sus respectivos expedientes, durante más de 70 años.
En el caso que nos ocupa, los diplomáticos mexicanos –testigos y actores-, estaban “haciendo la historia”, se convirtieron en verdaderos “cronistas” de su entorno y aún más allá, al legarnos documentos tan valiosos, han venido a constituirse en verdaderas “fuentes para la historia”.
Nosotros tenemos el privilegio de poder asomarnos a tales escritos -como ya se dijo excelentemente conservados, por el Acervo Histórico Diplomático de México-; entre los que se encuentran informes originales con “carácter de reservados”, remitidos en el primer caso, por el Representante de México ante la Sociedad de Naciones (SDN). Otros más, que fueron elaborados por los agentes diplomáticos y consulares mexicanos, acreditados ante el gobierno alemán, en el periodo 1937-1941.
La valiosa información proporcionada por el primero de ellos, se encuentra en una recopilación de la correspondencia cruzada entre el Presidente de la República, Lázaro Cárdenas del Río[1] e Isidro Fabela, en la edición denominada Documentos Históricos de la Revolución y se titula: “Cartas al Presidente Cárdenas”.[2]
Los demás informes, corresponden al General Juan F. Azcárate Pino, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de la Legación de México ante el gobierno alemán.[3] El Lic. Francisco A. de Icaza, Encargado de Negocios a. i. en enero de 1938; Cónsul Salvador Elizondo; Lic. Francisco Navarro, Primer Secretario, Encargado de Negocios a.i. en 1941 y, el Mayor del Ejército Mexicano, Armando Lozano Bernal, Agregado Militar (1938-1941).
La presencia de México en Europa ha sido una de las prioridades de su política exterior, desde el momento mismo de alcanzar el status de Estado independiente, lo que tuvo lugar durante la segunda década del siglo XIX. Para los inicios del siglo XX, México contaba con representaciones diplomáticas o consulares en las principales ciudades europeas; de tal forma que sus agentes pudieran atestiguar la evolución social, política y cultural; así como los avances tecnológicos que se produjeran en dicha región.
Asimismo, los representantes mexicanos mostraron la capacidad y la objetividad necesarias, para informar sobre las peores atrocidades que tuvieron lugar durante la Primera Guerra Mundial y la Revolución Rusa. Haciendo notar que, en esa misma época, en México se desarrollaba la “Revolución Mexicana”, cuyas reivindicaciones eran de tipo político, económico y social.
Los exacerbados nacionalismos en la Europa de principios de siglo -como el conflicto entre Austria-Hungría y Serbia-, empujaron a dicha guerra. En esta misma etapa tuvo su esplendor la llamada “diplomacia secreta”, plasmada en alianzas y pactos secretos, celebrados entre distintos gobiernos. Al finalizar dicha conflagración mundial y cuando se pensaba que se habían sentado las bases de una paz duradera -en virtud de la firma del Tratado de Versalles-, pocos años después se generarían nuevos movimientos nacionalistas y conflictos como la conocida “Guerra Civil Española”.[4]
Dicho Tratado creó un gran descontento en Alemania, pues a ese país se le obligó a desmilitarizarse, a reducir su armamento al mínimo y al hecho de abonarle los costos por reparaciones de guerra, cuya deuda representaba una carga a perpetuidad .[5]
Por otra parte, se debe mencionar que, el nacionalismo de los nuevos Estados vino a acrecentar las barreras comerciales, llegando a ser una de las causas de la pauperización de Europa.
CARTAS AL PRESIDENTE CÁRDENAS:
Don Isidro Fabela, fue nombrado por el Presidente Lázaro Cárdenas, como Delegado Permanente de México ante la Sociedad de Naciones, en el año 1937. Desde dicho foro se encargó de dar a conocer los lineamientos de la política exterior de México y fijar claramente sus posiciones ante el surgimiento de distintos conflictos.[6] Dicho representante mexicano, se constituyó en un valioso analista e informador para el gobierno de México, de los acontecimientos europeos de la época.
De esa manera, en la recopilación de cartas antes citada, el Delegado de México nos ofrece sus impresiones personales sobre el ambiente reinante en ese momento; pero además, arriesga sus opiniones sobre el futuro de la región y del mundo. Seguramente, como un reflejo de las instrucciones personales que le impartió el Presidente Cárdenas, el delegado mexicano ante la SDN al hablar sobre el conflicto que por entonces (1937) enfrentaba al pueblo español, expresó:
“México reconoce que España –Estado miembro de la Sociedad de Naciones, agredido por las potencias totalitarias Alemania e Italia-, tiene derecho a la protección moral, política y diplomática; así como a la ayuda material de los demás Estados miembros, de acuerdo con las disposiciones expresas y terminantes del Pacto”.
En el caso de Etiopía o Abisinia[7] México reconoce que ese Estado ha sido víctima de una agresión a su autonomía interna y a su independencia como Estado soberano, por parte de una potencia imperialista: “En consecuencia, la Delegación Mexicana defenderá los derechos abisinios en cualesquiera circunstancias en que sean o pretendan ser conculcados”.
En otra comunicación dirigida al Presidente Cárdenas el 17 de febrero de 1937, Fabela hace referencia al conflicto español:
“Conviene ante todo, hacer ver hasta qué punto la actitud de México en relación con España no se encuentra en contradicción con el principio de la No Intervención. Esta frase muy utilizada en la actualidad por la diplomacia europea y por la política interamericana, ha venido a recibir, como consecuencia de las complicaciones internacionales suscitadas por la rebelión española, un contenido ideológico muy diferente del que orientó, por ejemplo, a la Delegación Mexicana que concurrió a la reciente Conferencia de Paz de Buenos Aires. Bajo los términos de No Intervención se escudan ahora determinadas naciones de Europa para no ayudar al gobierno español legítimamente constituido.” [8]
El diplomático mexicano continúa:
“México no puede hacer suyo semejante criterio, ya que la falta de colaboración con las autoridades constitucionales de un país amigo es, en la práctica, una ayuda indirecta –pero no por eso menos efectiva-, para los rebeldes que están poniendo en peligro el régimen que tales autoridades representan. Ello por lo tanto, es en sí mismo, uno de los modos más cautelosos de intervenir…” [9]
El 11 y el 20 de noviembre del mismo año, Fabela hace llegar sendas comunicaciones al mandatario mexicano, para informarle acerca de la evolución de los acontecimientos en España y sobre las posibles consecuencias para el resto de Europa, en el caso de que triunfara el movimiento apoyado por Alemania e Italia. En la primera de ellas expresa:
“Porque, señor Presidente, la situación en esa parte del continente es muy delicada, a tal punto que puede ser en Checoslovaquia donde se inicie la muy posible guerra futura…”
Por otra parte, comentando sobre la situación geopolítica, expresa lo siguiente:
“Los Estados danubianos (constituyen) el primer dique contra el imperialismo de Adolfo Hitler” [10]
En la segunda de las cartas cursada en la fecha arriba mencionada, el Delegado de México expresa comentarios sobre la situación que en esos momentos se vive en Europa Central:
“Alemania es el factor decisivo en la política de la Europa Oriental; ella si quiere, puede evitar la guerra; ella si quiere, puede precipitarla. ¿Por qué? Porque Alemania no se conforma con su condición de vencida; porque asegura, que no habiendo sido vencida militarmente, no tenían los aliados derecho a colocarla en situación de inferioridad, de incapacidad, de limitaciones de toda especie, que no merece, que no puede tolerar, que no tolerará.” [11]
Como puede derivarse de lo que a continuación se escribe, la información de primera mano proporcionada por Fabela al Presidente de México, resulta valiosa para los efectos de formarse un criterio sobre lo que estaba ocurriendo en Europa y sobre lo que podría ocurrir en el futuro. En otra parte de la misiva a que nos referimos, el representante mexicano ante la SDN nos dice:
“Cuando el Reich se sintió fuerte, y al mismo tiempo tuvo la certeza de que Francia no estaba preparada para una guerra, se lanzó a su primer acto audaz, restableciendo el servicio militar obligatorio, que le estaba vedado restablecer por el Tratado de Versalles. Como el hecho le resultó impune porque las grandes potencias gritaron, pero nada hicieron en su contra, el gobierno alemán cobró bríos, sacudió su miedo de hacía poco y arriesgando el todo por el todo se trazó un programa de reivindicaciones que ha ido cumpliendo paso a paso, pero puntualmente, según declaran los voceros de su política…[12]
Seguidamente, el diplomático mexicano trata de desentrañar el rumbo que tomarán los acontecimientos y con ese propósito, informa al Presidente Cárdenas en los siguientes términos:
“Los propósitos ocultos (de Hitler) es difícil conocerlos –el general Göering decía hace poco que la política nazi es un secreto y sorprenderá al mundo-, pero su conducta es notoria en ciertos propósitos… Desde luego la firma del Pacto Anticomunista celebrado en Roma, entre Italia, Alemania y el Japón apunta en la misma dirección”.
Por otra parte, Fabela hace notar que:
“Adolfo Hitler tiene problemas de real trascendencia, como la reivindicación de sus colonias perdidas, conforme al Tratado de Versalles, tratado que la Alemania de Hitler considera caduco; la rectificación de las fronteras actuales hasta extenderlas a los linderos que tuviera el Imperio de Guillermo II y el aniquilamiento del eslavismo que ‘resuscitó’ la gran guerra. Los flamantes Estados independientes de la Europa Central son las víctimas propiciatorias del imperialismo germánico, que se siente a sí mismo, como señalado por el destino, para llevar su cultura civilizadora a esos pueblos que siempre ha considerado como inferiores. Es ya bien sabido que Checoslovaquia sería la primera de sus presas, por tres razones y un pretexto. El pretexto es que esa República volchevizada, o al menos volchevizante, es el conducto fácil a la intromisión del comunismo en Alemania y en Europa”. [13]
En otra de las comunicaciones epistolares del Delegado Mexicano ante la SDN, trata sobre los orígenes del problema de la región conocida como los Sudetes:
“El distinguido escritor checo Ripka decía: ‘Nosotros comprendemos muy bien el juego de Berlín. Para el gobierno nazi se trata de servirse de los alemanes sudetes, para intimidarnos y para obtener que modifiquemos nuestra política exterior, basada ante todo, en nuestra alianza con Francia y nuestra colaboración íntima con las otras democracias occidentales’. Pero señor Presidente, ¿podrán estar seguros los checos de las constantes promesas francesas y de la alianza defensiva con Rusia? [14]
El tiempo vendría a confirmar las dudas de Fabela, dado que Francia no actuó de acuerdo a sus compromisos cuando Alemania sí lo hizo. En otro más de sus interesantes informes, aborda el asunto de la globalización en los siguientes términos:
“La interdependencia de la política, de la economía, y de la vida entre los Estados es tal, que los trastornos entre dos o más países, afectan en mayor o menor escala, a todos los del globo; pero parece ser que los conflictos de Europa Central son de los más peligrosos para la paz de este continente; sin contar por supuesto, el de España”.
En la misma correspondencia hablando de otros asuntos anota lo siguiente:
“La diplomacia hitleriana hacia Holanda, Suiza, Bélgica y Polonia: Esa entente polono-nazi no podrá ser sólida mientras el problema vital de los polacos, el de Danzig, no se resuelva en términos de justicia por parte del Reich”. [15]
Acerca de los preparativos de guerra en una carta fechada en Ginebra el 7 de enero de 1939, Fabela explica la situación que priva en Francia:
“El gobierno para intensificar, en gran escala la producción armamentista que le es ruinosa, pero que es también indispensable para prepararse contra y para la fatal guerra futura, viola la ansiada reivindicación de las 40 horas… Todo esto mientras el pueblo se siente profundamente humillado por los pactos de Munich, que representan una claudicación más de las democracias ante el avasallador dictado de las tiranías fachistas; pactos que significan el quebranto flagrante de un solemne tratado con Checoslovaquia, repetidas veces reiterado, poco antes de ser pretérito; pactos que entrañan por último, no el afianzamiento de la paz -cuyo fue su único fin-, sino el fermento de la próxima conflagración, harto mas fatídica que la última y que las grandes potencias occidentales tendrán que aceptar y emprender en condiciones más desventajosas”.
“¿Por qué? –se interroga Fabela y él mismo se contesta- Porque para entonces, Hitler y tal vez su satélite Mussolini tendrán bajo su férula de hierro, mordaza y sangre, la mayor parte de los Estados danubianos, que después del desmembramiento checoslovaco, están siendo conquistados pacíficamente en detalle, con éxito rápido y seguro.
En Inglaterra cerca de dos millones de hombres sin trabajo crean un tremendo problema interno: representan entre el 11 y 12% de la fuerza laboral. La alimentación de las clases obreras es muy deficiente, por lo que el raquitismo en los niños es muy frecuente. Y en cuanto al estado psicológico de la juventud –estudiantes y empleados- es de un gran desaliento y pesimismo, porque presiente que su porvenir es perder su vida en la próxima guerra que creen inevitable. En Alemania, el pueblo ha perdido su libertad; los ciudadanos se han transformado en esclavos del Führer”. [16]
En la misma misiva, continuando con la descripción de la situación que viven los habitantes de la Europa pre-bélica el representante mexicano en Ginebra trata de explicar el ambiente reinante, en especial se refiere al concepto que Hitler y su séquito tenían del pueblo judío, tal como se observa en el siguiente párrafo:
“Los judíos son entes, no solo despreciables, sino nocivos por su credo y por su raza, raza inferior que no debe convivir ni rozarse siquiera con la aria, la única digna de habitar Alemania y dominar el mundo. Los judíos solo merecen el destierro, la cárcel y la muerte. Para Hitler el mejor judío es el judío muerto. Por eso se ha erigido en toda la extensión del III Reich un nuevo sistema de represión esencialmente ejemplar: ‘el suicidio’. El cual es muy eficaz para someter a los descontentos. En Austria, a raíz de la ocupación de marzo, más de mil ‘suicidios’ pacificaron completamente la nueva provincia alemana… El Gobierno de Berlín, ha decretado una pena contra todos los judíos, la que consiste en la confiscación de sus bienes y en general en pagar al Reich una multa de mil millones de marcos; suma fantástica que representa la mayor parte del capital judío en todo el país, de tal forma que esas infelices gentes que tanto han contribuido al considerable progreso material e intelectual del Estado alemán y del mundo, han pasado de la condición de indeseables a la de miserables parias, sin patria, sin paz, y sin pan. Ese es el esbozo del cuadro nazi”. [17]
En otra parte de su correspondencia, Fabela continúa con la descripción de la situación europea:
“En Italia reina la pobreza y la opresión política, el gobierno está en bancarrota, la conquista de Abisinia, que no se ha realizado de modo absoluto, ha exprimido y agotado al fisco. Lo mismo que la guerra de España, en la que han muerto miles y miles de hombres y se han gastado millones de liras.
Ese es el cuadro sombrío que vemos en Europa, cuadro en que resaltan aquí y allá las manchas de sangre y los rasgos negros del odio, el pavor, el pesimismo, la miseria, la muerte. Y dominándolo todo, la convicción general, aún en los pueblos bálticos o escandinavos, de que la guerra se avecina y de que es urgente armarse, armarse minuto a minuto, más y más y más” [18]
LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA. CAUSAS Y CONSECUENCIAS
En carta fechada el 24 de febrero de 1939, Fabela informa al Presidente Cárdenas acerca del viaje realizado a Perpignan, situado en la frontera franco-española:
“Los Campos de Concentración.- El arribo inesperado a Francia de una migración de 400,000 personas huyendo de la guerra civil española.
En el campamento de Argelés se alojó a cerca de 100,000 personas. El campo de concentración propiamente dicho, no tenía al crearse, ni una tienda de campaña, ni una barraca, ni un cobertizo, ni un muro, ni una hondonada, ni una colina; ni tampoco árboles, arbustos, ni piedras. Es en la playa abierta y arenosa frente al mar y tierra adentro en terrenos eriazos y viñedos escuetos, donde han vivido y viven los refugiados de España. Es decir, que los 100,000 hombres ‘alojados’? En Argelés no tuvieron en un principio abrigo de ninguna especie, ni fuego para contrarrestar el frío invernal, ni un techo que los resguardara del cierzo, [19] ni una pared que les defendiera de los aires marinos. En ese campamento todos los días habían habido muertos de frío y hambre, pero esa noche murieron muchos más, cuando se desató el viento llamado ‘mistral’. Después de una semana este estado de cosas apenas ha variado. Unas cuantas barracas han sido construidas por los mismos refugiados” [20]
LA EMIGRACIÓN DE LOS REFUGIADOS ESPAÑOLES A MÉXICO.
En otra de las comunicaciones, dirigidas por Isidro Fabela al Presidente Lázaro Cárdenas con motivo de su visita a los campos de refugiados situados en territorio francés, rinde el siguiente reporte:
“Encontré en Argelés, en Arlés y en Amélie buen número de universitarios que desean ir a México profesores de las facultades de filosofía y de derecho de las Universidades de Madrid y de Barcelona. Médicos, abogados, ingenieros, que no quieren de ninguna manera regresar a su patria. Posteriormente, con conocimiento de nuestro Embajador en España, el Coronel Tejeda, munido de una buena cantidad de tales cédulas regresé a los campos de concentración para repartir los formularios impresos” [21].
Con el propósito de acelerar la salida de los ciudadanos españoles a México, Fabela envía al Presidente de México el siguiente telegrama:
“Habiendo regresado de Perpignan ya envíole amplio informe, permitiéndome anticipadamente comunicarle tuve varias conversaciones Embajador Tejeda. Situación española campos de concentración pavorosa, por lo que estimo deben activarse preparativos y conceder rápidamente autorización para que puedan ir México aquellos superioridad decida de acuerdo selección Tejeda. Resolución es tanto más urgente cuanto reconocimiento Franco por Francia, Inglaterra, que es inminente, imposibilitará Gobierno Republicano pagar por su cuenta viaje emigrados como actualmente está dispuesto hacerlo, según díjome Embajador Tejeda. Respetuosamente, Fabela”. [22]
En otras comunicaciones cursadas por el representante mexicano, informa sobre las posibles causas del llamado “Desastre Militar de Cataluña”, de una entrevista que tuvo con don Manuel Azaña, después de su dimisión como Presidente de la República Española; así como de otros aspectos geopolíticos relacionados con las conquistas alemanas, en especial de los Sudetes:
“El 13 de marzo de 1939 el Gobierno Slovaco proclamó su separación e independencia del Estado Checoslovaco. El día 14 Hitler llamó a Hacha, Presidente de la República checa, ya amputada a Berlín, para obligarlo a aceptar la subyugación de su país al Führer, quien se constituyó en protector de la Bohemia y Moravia, las dos únicas provincias a que se redujo el sacrificado país checo. Asimismo, la paz a todo trance comprada en Munich al precio injusto y torpe del primer sacrificio de Checoslovaquia, preparó fatalmente el camino de las subsiguientes y fáciles conquistas alemanas”. [23]
De ese modo, Fabela continúa poniendo énfasis en los errores cometidos por los mandatarios europeos, en sus relaciones con la Alemania nazi, tal como se aprecia en el siguiente párrafo:
“Es verdaderamente increíble, señor Presidente, que los estadistas que fueron a Munich no hayan tenido la visión política elemental para comprender que entregando la suerte de la patria de Masarik en las manos de la tiranía de Berlín (pararían la sed de conquista germana). No podemos comprender como Chamberlain se pudo obcecar en la absurda convicción de que cediendo a las imposiciones alemanas, satisfaría las ambiciones de Hitler, asegurando la paz. Y no podemos comprender tampoco cómo el Gobierno de Francia se avino a faltar a sagrados compromisos internacionales, dejando sola a su aliada Checoslovaquia, que pudo haber sido en la guerra inevitable, su mejor adalid en la Europa Central. Aquellos estadistas trataron de justificar su errónea conducta asegurándose a sí mismos, que ni Inglaterra, ni Francia estaban preparadas para la guerra”.
“Si Gran Bretaña y Francia no se hubieran sometido a los caprichos del Führer, una de estas dos cosas hubieran sucedido: o que Hitler al ver que no se aceptaba su chantaje de la guerra, hubiera aceptado el ‘statu quo’ de entonces en la región sudetina, en cuyo caso, Checoslovaquia habría seguido siendo independiente y conservando su fuerza intacta como potencia de segundo orden; o bien, que Francia haciendo honor a su tratado de alianza con Checoslovaquia y la Gran Bretaña fiel a sus compromisos políticos con el gobierno francés, habrían ido a la guerra en mucho mejores condiciones que ahora”. [24]
En el mismo sentido, don Isidro Fabela hace notar otras consideraciones de tipo militar, en el caso de que tanto Francia, como Inglaterra, hubieran actuado de manera diferente:
“Las potencias democráticas habrían contado desde luego, con el magnífico ejército checoslovaco, el mejor de la Europa Central. Además, a la causa se hubieran agregado quizá Rumania, Yugoslavia, Polonia y tal vez Hungría; países que sumados a Rusia y a la efectiva ayuda de los Estados Unidos, habrían muy probablemente asegurado la derrota del fachismo”. [25]
La extensa misiva escrita el 18 de marzo de 1939 contenía premoniciones sobre la debacle que se veía venir en Europa, la guerra más destructiva hasta entonces conocida. Al respecto, Fabela es determinante y enfático al expresar su opinión ante el Jefe de Estado Mexicano:
“Yo sigo creyendo, señor Presidente, ahora más que nunca, que la guerra, por desgracia, es inevitable. Usted recordará que ésta ha sido siempre mi opinión. No veo cómo pudiera evitarse; pero en fin, qué dichoso me sentiría en equivocarme de medio a medio”. [26]
Entre otros aspectos, el Delegado de México ante la Sociedad de Naciones, informa acerca de la situación que priva en dicho Organismo Internacional, donde han permeado las diferencias, las alianzas y los compromisos entre Estados con distintas tendencias e intereses.
En ese sentido, en comunicación remitida a México el 11 de abril de 1939, hace saber que el Perú ha decidido retirarse de la SDN y de paso confirma que otros países, como Brasil, Chile, Austria, Checoslovaquia y Hungría han seguido el mismo camino; en tanto que España y Albania estudian esa posibilidad. Si en 1937 la SDN llegó a contar con 54 miembros, para las fechas en que se está remitiendo la carta mencionada, quedaban solamente 45 Estados. Don Isidro Fabela enumera en su informe las posibles causas de la salida del Perú de la SDN:
“1.- El peligro de la conflagración europea, que seguramente cree inevitable;
2.- Razones financieras que no le permiten en momentos de angustia económica cubrir con puntualidad sus cuotas respectivas y,
3.- Razones ideológicas que inclinan al gobierno peruano a estar más cerca de la política totalitaria de Hitler y Mussolini que del lado de las democracias, encabezadas por la Gran Bretaña y Francia.
Acerca del tercer motivo, es muy posible que los lazos comerciales y políticos que unen al Gobierno del Presidente Benavides con Roma y Berlín y las muy posibles gestiones de la diplomacia fascista cerca del dictador peruano, hayan hecho que este tomara la decisión de darles gusto a Hitler y a Mussolini, ya que su ideología se armoniza más con la de aquellos dictadores, que con la de las democracias…” [27]
El clima belicista europeo, se acerca cada vez más al de un conjunto de países que desarrollan una actividad febril, para por una parte, asegurarse alianzas estratégicas y por el otro, garantizarse los mayores suministros de materias primas, alimentos y material de guerra. En ese marco varios países piden que la SDN actúe para frenar los abusos de las potencias imperialistas y otros le exigen quedar al margen de los reclamos y conflictos.
Sobre dicho aspecto, el 7 de agosto de 1939, el representante mexicano remite al gobierno de su país una consulta formal que le presentó el delegado del Uruguay, sobre posibles reformas a la SDN y en torno a la factibilidad de que se acordara una declaración conjunta, de los 10 miembros latinoamericanos que aún se mantenían formando parte del Organismo.
En ese sentido, tomando en cuenta las circunstancias, Fabela pregunta, a la vez que emite sus propias opiniones sobre el tema:
“¿Cuál debe de ser la política de México hacia la Sociedad de Naciones?
1º ¿Cuál debe de ser la actitud de México respecto a la interpretación del Pacto? ¿Debe de ser coercitivo, no coercitivo, o condicionalmente coercitivo?
2º ¿Convendría que México se sumara a una declaración conjunta de la América Latina en la próxima Asamblea, o sería preferible que hiciera una declaración aislada respecto a su actitud?
3º ¿En qué sentido debería ser en uno y otro caso, la declaración de nuestro país?
Para ser consecuentes con la conducta que México ha adoptado anteriormente en Ginebra, conviene desde luego, no olvidar los antecedentes que siguen:
En la Asamblea de 1937, tanto en la VI Comisión, como en su discurso sobre el informe del Secretario General; en el Congreso de Derecho Internacional de París (1937) y en el Comité Especial para la Aplicación de los Principios del Pacto, el suscrito en representación de México, sostuvo los principios generales siguientes:
I.- La Liga representa un ideal que debemos mantener vivo, a fin de que nosotros mismos o las generaciones futuras, respetándolo íntegramente, puedan obtener de él sus beneficios.
II.- El Pacto contiene un mínimo de obligaciones sin las cuales no podría existir ni la Sociedad de las Naciones, ni una verdadera cooperación internacional; por lo que es preciso agruparse a su alrededor, no con la idea de reformarlo, sino con el ánimo de cumplirlo.
III.- México ha sido de los primeros que ha tenido y tiene la firme voluntad de respetar el Pacto y de aplicarlo al pié de la letra.
IV.- México desea la universalidad, pero a condición de conseguirla sin sacrificar los principios fundamentales del Pacto: ‘Entre una Sociedad coercitiva, pero no universal, y una Sociedad no coercitiva, pero universal, se aceptó la primera’.
V.- Es preciso mantener vivo el ideal del Pacto y conservar intactos los artículos 10 y 16, que son su espina dorsal. En la Asamblea de 1938 nuestra Delegación sostuvo los mismos principios generales. [28]
En la parte final de la carta que aquí se analiza, Fabela regresa al planteamiento uruguayo, que es lo que motivó la serie de reflexiones arriba enunciadas:
“Ante la consulta del Uruguay y la actitud de los Estados llamados neutrales, México debe de seguir siendo legalista, aunque la mayoría de los Estados no lo sean. Legalista en el sentido de no interpretar el Pacto a su manera, cuando el articulado del ‘Convenant’ es de tal modo claro y terminante que no cabe su interpretación. ¿Qué ventajas y qué inconvenientes puede acarrear a México la actitud que nos permitimos recomendar?
Inconvenientes: Desde luego se ocurre objetar el realismo político, siguiendo las conveniencias sin fijarse en los principios; ajustarse a las circunstancias del momento, sin fijarse en el Derecho Internacional; ni en el Código Internacional que es el Pacto y ni siquiera a las veces, en la moral internacional”. [29]
DECLARACIÓN DE GUERRA.
Carta del 3 de septiembre de 1939, Ginebra, Suiza. La Declaración de Guerra:
“Francia e Inglaterra han declarado hoy la guerra a Alemania. Tenía que ser. Yo recuerdo haberle escrito a usted y haberle ratificado cuando tuve el honor de hablarle personalmente en México, que la guerra era inevitable.
La guerra, señor Presidente, va a constituir una hecatombe para la humanidad entera, porque si bien es cierto que la mayor parte de los Estados del mundo permanecen al margen del conflicto armado, sin embargo el contragolpe económico de la conflagración lo recibirán todas y cada una de las naciones del globo en más o menos proporción. La interdependencia económica de los Estados modernos es tal que en una serie de crisis toda la economía mundial se ve afectada en mayor o en menor escala”. [30]
Don Isidro Fabela termina la comunicación vaticinando que dentro de la tragedia, México podría obtener ciertas ventajas y de manera sutil sugiere al Presidente de la República, algunas acciones de en materia de negociaciones con ciertos países y empresas transnacionales:
“Por fortuna nuestro país está lejos del lugar de los acontecimientos. Tendrá al contrario las ventajas que todo país neutral recibe cuando vende sus productos a los beligerantes, a buenos precios. Desde luego, es de esperarse que en las circunstancias actuales, usted encontrará señor Presidente, la manera de arreglar los conflictos pendientes con los petroleros americanos e ingleses y aún, con el Gobierno de los Estados Unidos, que a últimas fechas había intervenido indebidamente en contra de nosotros, en ese negocio. Quizá también la misma Inglaterra, directa o indirectamente se vea forzada a doblegar su altivez para recibir nuestro petróleo”. [31]
INVASIÓN DE POLONIA.
En carta dirigida al Presidente Cárdenas, el 9 de septiembre de 1939, Fabela le informa lo siguiente:
“Después de que los ejércitos del Reich, sin declaración de guerra y con toda premeditación invadieron Polonia y avanzaron en el interior del país, desde la Prusia Oriental, hacia el sur y desde su frontera oriental, casi en todos sus límites con Polonia, hacia el Poniente, apoderándose desde luego de la Ciudad Libre de Danzig (Gdansk) y en pocos días más del “corredor”; teniendo actualmente en su poder Bydgoszcz, Posen, Lodz, Czestochowa, la antigua Cracovia (Krakow), Radom, etc. Hasta llegar a las puertas de Varsovia, que en estos momentos resiste heroicamente un formidable ataque de fuerzas terrestres motorizadas y aéreas.
El gobierno después de haberse instalado por unos días en Lublin, se traslada a la frontera rumana. A estas fechas, el gobierno polaco controla todavía dos terceras partes de su territorio…”
En otra parte de su comunicación el Delegado Mexicano ante la SDN continúa ofreciendo sus apreciaciones sobre la zona donde se desarrolla el conflicto y se permite destacar algunos destellos de humor:
“El Estado Mayor alemán había declarado que: ‘en 8 días dominaría Polonia’. Los polacos dicen que con la ayuda de Dios y Francia pueden triunfar, pero: Dios está muy alto y Francia está muy lejos” [32].
A la manera de un corresponsal de guerra Fabela comenta los sucesos europeos:
“En la lucha actual (de posiciones), Francia ha penetrado a territorio alemán, habiendo ocupado el Bosque Warndt, al oeste de Forbach. Por su parte la contraofensiva alemana ha llegado al Valle del Sarre. Rumania en medio de esta apretada situación declaró su neutralidad, pues sabe de fijo que si Polonia es vencida, ella será la siguiente víctima. Sería necesario que Turquía ratificara el reciente tratado que celebró con Francia. De todas maneras, son todavía una incógnita las actitudes de Rumania, Turquía, Bulgaria, Yugoslavia y Grecia” [33]
A medida que la guerra europea avanza, el representante mexicano ante la Sociedad de Naciones, informa sobre lo que acontece en otro frente, en el país de Mussolini. Carta fechada en Ginebra, el 13 de septiembre de 1939:
ACTITUD DE ITALIA.
“La actitud de Italia frente a los beligerantes –Francia, Gran Bretaña y Alemania- es una incógnita de cuya solución dependerá quizá la suerte del nazismo”.
A continuación Fabela plantea las siguientes preguntas:
¿Qué hará Italia. Cumplirá su Pacto de Acero con Hitler, arrojando a sus ejércitos sobre la frontera sur de Francia y colaborando con la flota alemana en el Mediterráneo para tratar de dominarle?
¿Volverá las espaldas a Alemania, como en la guerra pasada para sumarse a sus antiguos aliados?
El mismo Delegado ofrece sus respuestas:
“Desde luego con fundamento en el Tratado de Alianza italo-germánico, se puede sostener que el gobierno de Mussolini no ha cumplido sus compromisos con el Reich, pues desde el primer momento en que Inglaterra y Francia entraron en guerra con Alemania, Italia debió ‘ipso facto’, haber enviado sus declaraciones de guerra a Londres Y París” [34]
El análisis del representante mexicano ante la Sociedad de Naciones, asentado en el documento que antes se menciona, revela versiones sobre las relaciones entre Benito Mussolini, Vitorio Emanuele (Rey de Italia) y el propio Hitler:
“Al parecer –según versiones de dos alemanes comisionados oficialmente ante el gobierno de Italia-, Mussolini al ser apremiado por Hitler para que cumpliera sus obligaciones de aliado, conforme al ‘Pacto de Acero’, presentó al Rey Víctor Manuel el decreto relativo a la declaración de guerra, decreto que el Rey se negó a firmar hasta en dos ocasiones. Y cuando por tercera vez Mussolini pretendió obtener la firma real, Víctor Manuel declaró enfáticamente, que si le volvía a presentar a la firma la declaración de guerra, abdicaría a favor de su hijo”.
“Ahora bien –continúa Fabela en su carta-, como el Príncipe heredero es todavía más amigo de Francia que el propio padre, es lo más probable que una vez en el trono tampoco estuviera de acuerdo con la guerra, corriendo así grave peligro el propio Mussolini o la corona y, en todo caso, la paz interior de Italia. En este contexto, el ‘Pacto Anticomiterm’ firmado entre Alemania, Italia y otros aliados en contra del comunismo, estaría en contradicción con el pacto nazi-comunista, firmado entre Alemania y la URSS o Pacto de No Agresión” [35]
LA OBRA DE HITLER.
Ginebra, Suiza, 16 de septiembre de 1939. Con la presente se acompaña el texto de la nota dirigida por el Delegado de México ante la SDN, al Secretario General del organismo, sobre la anexión de Austria [36]:
“En virtud de la supresión de Austria como Estado independiente por obra de una intervención militar extranjera y teniendo en cuenta que hasta la presente fecha, no ha sido convocado el Consejo de la Liga de las Naciones para los efectos del artículo 10 del Pacto, que establece la obligación de respetar y mantener contra toda agresión exterior la integridad territorial e independencia política de los miembros, por instrucciones del Gobierno Mexicano tengo el honor de enviar a usted las siguientes declaraciones con la súplica de comunicarlas a los países que forman parte de nuestra institución:
‘El Gobierno de México siempre respetuoso de los principios del Pacto y consecuente con su política internacional de no reconocer ninguna conquista efectuada por la fuerza, categóricamente protesta por la agresión exterior de que es víctima la República Austriaca y declara al propio tiempo a la faz del mundo, que, a su juicio, la única manera de conquistar la paz y evitar nuevos atentados internacionales, como los de Etiopía, España, China y Austria, es cumplir con las obligaciones que imponen el Pacto, los Tratados suscritos y los Principios de Derecho Internacional; de otra manera desgraciadamente, el mundo caerá en una conflagración mucho más grave que la que ahora se quiere evitar fuera del sistema de la Liga de las Naciones” [37].
El otro atraco cometido por Hitler sin disparar un tiro y avalado por los Convenios de Munich (Alemania, Francia, Inglaterra) fue la región de los Sudetes, en Checoslovaquia. En este caso, Francia no cumplió su pacto o alianza con el Gobierno Checoslovaco, Inglaterra no pudo o no quiso ayudar a Francia. Fabela termina su comunicación con un pronóstico que con el tiempo se cumpliría:
“De todas maneras, si la conflagración se generaliza, la actitud de los Estados Unidos podría ser decisiva en la hora culminante” [38]
EL IMPERIALISMO PRUSIANO Y EL PANGERMANISMO DE HITLER.
Carta fechada en Ginebra, el 17 de septiembre de 1939. En esta misiva don Isidro Fabela discurre sobre diferentes ideas, expresiones y teorías, que formaban parte del pensamiento nazi:
“El pangermanismo proviene de teorías expuestas desde el Siglo XVIII y fue acentuado a fines del XIX; el cual se inició con la política militarista del Estado prusiano. Fueron los prusianos los que poco a poco, pero de un modo ‘metodizado’ y persistente, hicieron del pueblo alemán una nación militarista.
El prusianismo –ha dicho el Profesor Sarolea de Edimburgo-, no es la continuación, sino la interrupción de la historia de Alemania; el prusianismo es un episodio trágico, un intermedio” [39]
LA SITUACIÓN EN ALEMANIA.
En la misma carta, el Delegado de México ofrece una descripción sobre la situación militar, económica y social del momento:
“Las reservas económicas, descenso de las importaciones, la situación de los trabajadores se deteriora, racionamientos sobre los artículos de primera necesidad. Las medias para las damas se agotaron, no existen; cada individuo puede comprar dos camisas por año. Se espera un porvenir trágico, pues no hay qué olvidar que en 1918 se rindieron los ejércitos del Kaiser no por haber sido vencidos militarmente, sino por inanición.
En principio, la población civil es la que está padeciendo tales limitaciones, pues la mayoría de los alimentos se destinan a los soldados que luchan en el frente.
En todo caso, Hitler no podría en tales condiciones, resistir una guerra larga… decididas las grandes potencias a jugarse el todo, por el todo y contando Francia con el mejor ejército terrestre del mundo y la Gran Bretaña con la mejor armada existente… son ellos los que tendrán mayores probabilidades de éxito” [40].
LA AGRESIÓN DE RUSIA A POLONIA
Finalmente, en comunicación de fecha 18 de septiembre de 1939 -última de las que comentamos en esta 1ª parte-, Fabela informa sobre los acuerdos ruso-germanos en contra de Polonia:
“Ayer entraron los ejércitos de la URSS en Polonia; la agresión no puede justificarse de ninguna manera, y consumará la desaparición de Polonia como Estado independiente. [41]
Todavía varias divisiones polacas resisten heroicamente en Varsovia, Lemberg, Lublin y otras ciudades de menor importancia; pero para cuando usted reciba esta carta, Polonia habrá muerto, pues es militarmente imposible que resista a los dos ejércitos invasores que la están despedazando, con fuerzas superiores a las suyas. Alemania y la URSS –continúa Fabela- se repartirán el botín: El III Reich tomará lo que tenía antes del Tratado de Versalles (Posen, el Corredor de Danzig y algo mas); Rusia igualmente, lo que tuviera antes de la guerra pasada: Ukrania, y la Rusia Blanca (Bielorrusia).
Fundado en declaraciones de Göering, es posible pensar que al consumarse la completa ocupación de Polonia, que Hitler ofreciera la paz a Francia y a Inglaterra. Si ello ocurriera, la guerra podría terminar inmediatamente” [42].
En otra parte de esa misma comunicación, don Isidro Fabela le dice al Presidente Cárdenas lo siguiente:
“Hitler y Stalin firmaron el 21 del pasado (agosto de 1939) un Pacto de No Agresión y ahí se firmó la línea de demarcación hasta donde podrían llegar sus respectivas fuerzas. En otras palabras, la destrucción de Polonia ha unido por la fuerza de las circunstancias a los soviets y a los nazis; pero sus gobernantes respectivos, en el fondo de sus conciencias, seguirán siendo hostiles unos a otros”. [43]
CONTINUARÁ SEGUNDA PARTE
NOTAS:
[1] Don Lázaro Cárdenas del Río fue Presidente de la República en el primer periodo sexenal: 1934-1940. Entre las instrucciones que impartió personalmente al nuevo Delegado de México ante la SDN estaban mantener ante la Organización la fidelidad de México; cumplimiento estricto y puntual del Pacto de la Liga; así como hacer saber que: “México ha reconocido y reconoce como inalienable el Principio de la No intervención y, como consecuencia de lo anterior, México se constituirá en todo momento que sea necesario, en defensor de cualquier país que sufra una agresión exterior de cualquier potencia”.
[2] Isidro Fabela, Cartas al Presidente Cárdenas, Ed. Documentos Históricos de la Revolución, México, 1947. Biblioteca José Ma. Lafragua, del Acervo Histórico. Clasificación 327.72 F 114 C
[3] El General Azcárate recibió su nombramiento el 1º de febrero de 1937 y tomó posesión de su cargo en la Legación Mexicana en Berlín, el 28 de marzo del mismo año; para presentar sus Cartas Credenciales el 11 de mayo de ese mismo año. El 20 de enero de 1938 salió con licencia y dejó como Encargado de Negocios a.i. a don Francisco de Icaza y León. El 4 de agosto de 1939, volvió a ser designado como Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario en Alemania, cargo que ocupó hasta el 24 de diciembre de 1941, cuando se decide el cierre de la Legación por rompimiento de relaciones diplomáticas.
[4] Guerra Civil de España 1936-1939. Levantamiento de Francisco Franco, el 17-18 de julio de 1936, apoyado por fuerzas fascistas y nazis, quienes le proporcionaron pertrechos, fuerzas especiales y aviación, como la llamada “Legión Cóndor”. Franco se adhirió al “Pacto Anticomitern”.
[5]Algunos especialistas han emitido opiniones en el sentido de que, no obstante que se impusieron a los germanos duras condiciones como país vencido en la guerra, le permitieron conservar intacta la mayor parte de su industria y los medios necesarios para recuperarse. Del mismo modo, se considera que la Europa de Versalles aparecía menos estable que la de 1914 (antes del inicio de la 1ª Guerra); en virtud de que la nueva partición territorial no ponía fin a las disputas internacionales: Los antiguos reclamos fueron reemplazados por nuevas reivindicaciones.
[6] Isidro Fabela, diplomático. En 1913 fue nombrado Jefe del Departamento Diplomático de la Secretaría de Relaciones Exteriores; posteriormente Oficial Mayor Encargado del Despacho, Agente Confidencial del Gobierno Constitucionalista (encabezado por don Venustiano Carranza) en Europa; Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario ante los gobiernos de Argentina, Brasil, Chile y Uruguay y seguidamente con el mismo rango, ante el gobierno de Alemania. Después del periodo como Delegado Plenipotenciario ante la SDN (1937-1940), entre 1946 y 1952 se desempeñó como Magistrado de la Corte Internacional de Justicia de La Haya y en 1962, el Presidente Adolfo López Mateos, lo nombró como Embajador Extraordinario y Plenipotenciario ante el Emperador del Japón.
[7] Este país del África Oriental fue víctima de una invasión armada en 1936, perpetrada por el ejército italiano de Benito Mussolini (1883-1945), cuando gobernaba el emperador Haile Selassie, quien por ese motivo salió al exilio, para regresar en 1941 a hacerse cargo de la conducción del país.
[8] En dicha Conferencia, se adoptó el Protocolo Adicional relativo a la No Intervención, en cuyo Art. 1º se asienta: “Las Altas Partes Contratantes declaran inadmisible la intervención de cualquiera de ellas, directa o indirectamente, y sea cual fuere el motivo, en los asuntos interiores o exteriores de cualquiera otra de las partes…” Tomado de: www.argentina-rree.com/9/9-007
[9] Isidro Fabela, Op. Cit. pp. 7-8
[10] Fabela se refiere a países como Austria, la ex Checoslovaquia (hoy dividida en República Checa y Slovaquia), la ex Yugoslavia (hoy dividida en Croacia, Bosnia-Herzegovina, Serbia-Montenegro y Macedonia-Fyrom); además de Rumania y Bulgaria.
[11] Fabela, op.cit. p. 54
[12] Ibidem, pp. 55-56
[13] Ibidem, pp. 58-59
[14] Ibidem, p. 61
[15] Osmañczyk, Jan Edmund, en su Enciclopedia Mundial de Relaciones Internacionales y Naciones Unidas, nos dice: Dantzig: “Vól’nyï górod Gdansk” en idioma polaco, que significa “Gdansk Ciudad Libre”. Corredor entre Polonia y Alemania, administrado por la Sociedad de Naciones, de acuerdo con los arts. 100-108 del Tratado de Versalles, del 26 de junio de 1919 y la Convención de París del 9 de enero de 1920, en fuerza de la cual el Reich alemán cedía a las potencias aliadas y asociadas, todos los derechos y pretensiones sobre dicho territorio. Para su administración se nombró un Alto Comisario de la SDN, hasta que se asumieran el control los poderes legítimamente constituidos. Polonia se hizo cargo de la representación en sus relaciones con el extranjero y de su defensa militar.
[16] Fabela, op.cit. pp. 93-94
[17] Ibidem, p. 98
[18] Ibidem, p. 101
[19] De acuerdo con el Diccionario Enciclopédico Nuevo Espasa Ilustrado 2000: “Cierzo es un viento septentrional más o menos inclinado a levante o poniente según la situación geográfica en que sopla.
[20] Fabela, op. cit. pp. 120-122
[21] Ibidem, p. 126
[22] Idem
[23] Idem
[24] Ibidem, pp. 145-146
[25] Ibidem, pp. 146-147
[26] Ibidem p. 153
[27] Ibidem, p. 158
[28] Ibidem, pp. 183-198
[29] Idem
[30] Ibidem, pp. 199-200
[31] Ibidem, p. 201
[32] Ibidem, p. 205
[33] Ibidem, pp. 205-209
[34] Ibidem, p. 210
[35] Ibidem, pp. 210-212
[36] Joseph Avenol, se desempeñó como Secretario General de la Sociedad de Naciones durante el periodo 1933-1939.
[37] Fabela, op.cit. pp.
[38] Ibidem, pp. 218-223
[39] Ibidem, pp. 226-231
[40] Ibidem, pp. 236-237
[41] Al respecto, viene al caso recordar que a través de la historia de Polonia se han producido varios “repartos” de su territorio: Como consecuencia de una guerra civil iniciada en 1768, el país se debilitó y fue presa fácil de los países vecinos: Rusia, Prusia y Austria, los que se repartieron buena parte del territorio polaco; en 1793 y 1795 culminarían dicha obra y Polonia desapareció del mapa, como una entidad política soberana. En 1807 Napoleón Bonaparte derrotó a Prusia y decretó la creación del Gran Ducado de Varsovia, de corta duración. La desaparición del Estado polaco se prolongó hasta después de terminada la 1ª Guerra Mundial, pues en 1919, se le restituyó su territorio y su soberanía, reconocidos en el Tratado de Versalles. Cabe destacar que, durante todo ese periodo, la “nación polaca” no desapareció, pues los elementos comunes, como idioma, religión y cultura, les permitieron mantener su identidad; sin faltar los diferentes intentos de insurrección.
[42] Fabela, op.cit. p. 240
[43] Ibidem, pp. 241-243
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