La teoría que sugiere el advenimiento de un Nuevo Orden Mundial está cobrando fuerza y presencia en algunos círculos académicos e intelectuales de instituciones identificadas con corrientes de pensamiento conservador, como la George Mason University y la Brookings Institution en los Estados Unidos, o la Universidad de los Emiratos Árabes Unidos.
De acuerdo con esta teoría, el mundo actual se mueve en una nueva dinámica, cuyo objetivo principal es la exploración o la búsqueda de nuevos modelos de desarrollo económico por medio de la mutación o el cambio de forma de los procedimientos que se han aplicado hasta ahora.
La parte sustantiva de esta línea de pensamiento propone el reforzamiento o en algunos casos el resurgimiento de vínculos de carácter tribal, como recurso para alcanzar alianzas globales más complejas. De manera sucinta se ha llegado a decir que el Nuevo Orden Mundial ya no agrupará a la comunidad internacional en bloques sino en ¨tribus¨. La doctrina del Nuevo Orden Mundial refiere que durante el siglo XX las fronteras fueron delimitadas por la política y la diplomacia, pero que durante la primera mitad del siglo XXI serán la historia, la etnia, la religión y la cultura, los factores que subdividirán a la humanidad y la agruparán en nuevas dinámicas de grupos.
Algunos de los principales promotores de estas ideas son el profesor norteamericano Samuel Huntington, el historiador árabe Ibn Khaldun, el profesor Tyler Cowen de la Universidad George Mason y articulista del New York Times, así como el geógrafo estadounidense Joel Kotkin, de la Chapman University de California, autor de ¨Tribes: How Race, Religion and Identity are Reshaping the Global Economy¨.
En opinión de esos autores, los objetivos y las propuestas de los G-8, G-9, G-14 y G-20 perdieron sentido y poder político ante la realidad que reclama -según ellos–, una nueva geografía política y un nuevo mapa con parámetros y horizontes distintos.
Así, para ellos el mundo actual ya no se puede dividir en categorías rígidas y estáticas. Los Estados Unidos, por ejemplo, siguen siendo la superpotencia mundial, pero han perdido posiciones en todos los campos. Los países emergentes siguen siendo los mismos, por lo que se puede considerar que ya emergieron. El llamado BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) perdió auge porque los países miembros tienen historia y cultura completamente diferentes. Y el Tercer Mundo (África principalmente) no puede observarse como si en los últimos treinta años no hubiera ocurrido ningún cambio o transformación o no se hubieran modificado los equilibrios políticos o geoestratégicos.
Un enfoque del profesor Kotkin, compartido por el editorialista italiano Michele Boroni, especialista en comunicaciones y mercadotecnia, autor de ¨Economía de la Proximidad¨, propone que la geografía mundial debe leerse de una manera más compleja, teniendo presente factores de índole político y económico, pero también antiguos, religiosos y étnicos. La lectura de la geografía actual debe conducir al entendimiento de que las cosas están cambiando y que no hay lugar para certezas en este campo.
En esta parte cabe dejar anotado un comentario del profesor Ibn Khaldun que indica que: ¨en el desierto solamente pueden sobrevivir las tribus unidas por un fuerte sentimiento de pertenencia al grupo¨.
Es importante asentar que el concepto de Nuevo Orden Mundial está precedido por otra doctrina que propuso el Nuevo Orden Económico Internacional. Esta teoría fue diseñada por economistas, sociólogos, diplomáticos y políticos, muchos de ellos latinoamericanos, identificados con los principios de la CEPAL, a finales de la década de los sesenta en el siglo pasado y fue ampliamente difundida en foros internacionales en el transcurso de los años setenta.
La parte toral de ese nuevo orden exigía la completa modificación de la división internacional del trabajo, de manera de que el mundo no estuviera dividido exclusivamente en países productores de materias primas y países desarrollados e industrializados. Se proponía que la explotación y comercialización de productos básicos como el petróleo, los minerales, alimentos y otros, propiciarán el desarrollo económico, la transferencia de tecnología, la justicia social y la creación o ampliación de mercados internos para facilitar los intercambios comerciales.
La adopción de políticas económicas de corte neoliberal y monetaristas en los países industrializados y la sucesión de conflictos originados por la bipolaridad imperante en esa época, determinó el final de la búsqueda de ese nuevo orden económico internacional, anuló las políticas económicas de corte estructuralista en los países en vías de desarrollo e impuso al mercado como factor determinante para alcanzar el crecimiento económico.
Los autores y promotores de esta nueva doctrina afirman que algunos grupos de países o ¨tribus¨ a los que identifican como: Alianza Norteamericana (Estados Unidos y Canadá), Nueva Liga Hanseática (Alemania, Países Bajos, Suecia, Dinamarca y Noruega), Ciudades Estado (Paris, Londres y Tel Aviv) o países A SI (Suiza, India, Japón, Francia y Corea del Sur entre otros) [1] seguirán manteniendo el control de yacimientos y mercados de productos naturales, de sus procesos de industrialización y de su comercialización. Esos países mantendrán su presencia en los esquemas financieros internacionales y seguirán siendo los creadores de las nuevas tecnologías.
Según Tyler Cowen, Joel Kotkin o Michele Boroni, el control de la producción, el capital y el comercio seguirá estando en los países industrializados y desarrollados. Descartando la sugerencia del Fondo Monetario Internacional en el sentido de que ya existían las condiciones para que el control de la economía internacional pasara de occidente a oriente; esos académicos sostienen que el control no se moverá, que no pasará de una región a otra, solamente pasará de un bloque a una ¨tribu¨. En esta parte resulta de interés recordar que algunos teóricos del desarrollo económico han afirmado que el mundo todavía no está preparado para observar un cambio en el control económico mundial de occidente a oriente.
Algo relevante y hasta novedoso que los autores registran en el mapa del Nuevo Orden Mundial es la importancia que le conceden a las existencias de agua dulce, no sólo como recurso natural, sino como factor de interés estratégico.
En referencia particular al caso de México, los autores de esta nueva doctrina identifican a nuestro país en un grupo denominado “Liberalistas”, integrado además por Chile, Colombia y Costa Rica, a los que observan como los clásicos portadores de la democracia y el capitalismo en América Latina, pero que a pesar de ello en sus índices económicos destacan los bajos ingresos familiares y los altos índices de pobreza, apreciándose que en los círculos financieros internacionales se advierte que el futuro de estas economías es incierto.
La proyección de los autores de la doctrina del Nuevo Orden Mundial en el sentido de que el mapa del mundo puede empezar a modificarse en la primera parte del siglo XXI, sigue siendo vista con escepticismo en medios académicos, políticos, diplomáticos y financieros. No se distinguen, por ahora, condiciones para que la sociedad internacional mute de bloques regionales, alianzas militares y grupos económicos, a nuevas formas de agrupación y menos a ¨tribus¨.
Sin embargo, es importante reconocer el surgimiento de algunos cambios que van a transformar la actualidad internacional vigente. La salida de la Unión Europea, por parte del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte, es una de esas expresiones y va a modificar el mapa económico europeo. La posibilidad latente de que regiones como Cataluña, Escocia o Quebec registren procesos de secesión de España, Gran Bretaña y Canadá, significaría otro cambio en el mapamundi.
El interés de la nueva administración de los Estados Unidos por denunciar, modificar o modernizar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), también podría representar otro cambio geográfico, al alterar la asociación económica-comercial de América del Norte, determinando que una de las partes -nuestro país en particular-, tuviera que rediseñar su sistema económico, reorientar sus intereses comerciales, replantearse su pertenencia geográfica-histórica-cultural e inclusive, hasta modificar su modelo de desarrollo junto con su proyecto nacional.
Marzo de 2017.
Everardo Suárez A. es Embajador del Servicio Exterior Mexicano, jubilado. Currículum vitae en la sección ¿Quién es Quién en el Mundo Diplomático?
[1] Nota del autor: El profesor Joel Kotkin se refiere a ese grupo de países como A SI en su publicación Tribes: How Race, Religion and Identity are Reshaping the Global Economy. En mi opinión se puede tratar de una abreviatura para agrupar a dos países: Suiza e India.
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