INTRODUCCIÓN.
La obra literaria de Ernesto Madero es amplia y variada. Se inició como reportero y corresponsal de guerra. En diferentes etapas de su vida tuvo el privilegio de experimentar vivencias, primero como periodista y posteriormente, como miembro del Servicio Exterior Mexicano. Sus artículos publicados en el diario “El Nacional” en 1937, describiendo los acontecimientos de la Guerra Civil Española, ofrecen imágenes dotadas del realismo que presentaba el teatro de los enfrentamientos bélicos, estando al lado del grupo de voluntarios mexicanos encabezado por David Alfaro Siqueiros, quienes se enlistaron para luchar al lado de los republicanos españoles.[1]
Ernesto Madero Vázquez 1913-1996 (descanse en paz)
Escribió Apuntes sobre George Bernard Shaw. G.B.S. publicados en la Revista Hoy de México en 1948; y en 1951 juntó dichos trabajos en un folleto titulado “Tres Apuntes sobre G.B.S.” Asimismo, realizó entrevistas sobre importantes personajes de la vida política y literaria, las cuales son invaluables para conocer otros aspectos de Ernest Hemingway, el mencionado George Bernard Shaw, Indalecio Prieto, Paul van Zeeland y otros. También incursionó en el género de la novela y los argumentos para cine, como “Al Triunfo de la Causa”. Asimismo, “Ángela o Inolvidable”, otro argumento cinematográfico, escrito el 2 de septiembre de 1950. “En Yugoeslavia. Tercer Congreso de la Juventud”. Mayo de 1946. Narración-Reportaje y, “Hogar Ajeno”, Varsovia octubre de 1946. Narración. Dichas obras son el resultado de su trabajo diplomático y su capacidad de observación de acontecimientos de la época.
Todo lo anterior, adorna su modesta vida diplomática que después de varias décadas de ejercicio profesional, le merecieron reconocimientos de gobiernos extranjeros; así como de México al alcanzar el grado de Embajador y cerca del final de su carrera fue distinguido con grados primero como «Embajador Eminente» y 10 años después, como «Embajador Emérito»; la más alta distinción alcanzada por un miembro del Servicio Exterior Mexicano.
- Corresponsal durante la Guerra Civil Española.
En una entrevista (publicada en dos partes) que Ernesto Madero concedió a la periodista Bertha Fernández, reportera del diario “El Universal” de México, se refiere a la “Guerra Civil Española”:
“Trabajaba en El Nacional, cuando éste era el órgano del presidente Cárdenas y era dirigido por Héctor Pérez Martínez, quien llegó a ser Secretario de Gobernación en el gobierno de Miguel Alemán. Cuando fue necesario mandar un corresponsal de guerra a España, Madero fue designado entre un grupo de jóvenes periodistas”.
En el recorte periodístico que antes se menciona, se observa cómo la reportera muestra un documento en el que se asienta: “Se autoriza al camarada Ernesto Madero, periodista mexicano del diario El Nacional, para que pueda visitar todos los frentes del centro, durante 10 días, atendiéndose a las limitaciones y órdenes de los jefes de sector.”
Ernesto Madero corresponsal de El Nacional, 1937
(Fotografía tomada de su pasaporte)
Seguidamente Madero afirmaba:
“Esa fue mi primera misión internacional, tenía 24 años y estuve en el frente, como ayudante de Siqueiros[2], quien tenía una gran personalidad para conducir a sus hombres como Coronel. Siqueiros, como se recordará, era militar de origen. Estaba parado junto a Obregón cuando le ‘volaron’ el brazo”.[3]
En dicha entrevista, Ernesto Madero da paso a sus recuerdos para describir sus vivencias:
“En la guerra de España peleaban hermanos, fue un ‘pinochetazo’ del ejército contra la República, pero más tarde intervinieron la Alemania nazi y la Italia fascista. Una parte del ejército permaneció fiel a la República y se enfrentó a los sublevados. En el mundo despertó gran indignación (por una parte) la rebelión y (por la otra) los republicanos. Acudieron miles de civiles de todo el mundo, simplemente polacos hubo cerca de 7,000”.
Don Ernesto continúa con la descripción de los acontecimientos históricos:
“En España, desafortunadamente se dio un ensayo de guerra mundial. En apoyo del gobierno legal que se quedó casi sin ejército, al sublevarse la mayoría de los soldados, la República quedó en inferioridad militar. Franco trae a la guerra a los moros del Marruecos español, para ‘defender al cristianismo amenazado por el socialismo’. Yo, -afirma Madero- no tuve gran actividad, yo le cargaba los papeles a Siqueiros, era su ayudante en el frente de Teruel, cuando no estaba organizado todavía, andábamos a caballo en la guerrilla. Posteriormente, David, que era un hombre explosivo y expansivo, congruente y amante de la justicia, estuvo en encuentros importantes en Puebla de Valverde. Al hacerse cargo de la Brigada 82, Siqueiros echó tremendo discurso en nombre de México y del General Cárdenas, contra el fascismo. Esta fue la última gran aventura en que la inteligencia del mundo estuvo presente en la lucha contra el fascismo”.
“Ahí tuve una oportunidad como periodista –sigue diciendo Madero- y entrevisté a André Malraux. Volví a México y escribí un folleto: ‘México, Tribuna de la Paz’ a propósito de varios congresos internacionales convocados por la CTM (Confederación de Trabajadores de México) que dirigía Lombardo Toledano”.[4]
Posteriormente, E. Madero envía un artículo escrito en abril del mismo año 1937, -para ser publicado el 1º de Mayo en El Nacional-, al que puso por título: “Pájaros Negros sobre Caspe”, en cuyo inicio invita a la unidad de los trabajadores y afirma:
“En esta hora de España, solo de una manera podía celebrarse la fecha que sirve de aglutinante a los trabajadores de todo el mundo. Con la continuación de la ofensiva general en todos los frentes y la superación del trabajo en la retaguardia. Y así se hizo. En el sur, en el centro y el norte, las armas de la República hicieron retroceder a los mercenarios. Más que en Guadalajara o en Madrid, en Euskadi. Si los brutos del fascismo internacional destruyeron el árbol legendario de Guernica, Bilbao se convierte en la segunda gran ciudad antifascista y detiene y rechaza el avance de los invasores”.
En dicho artículo se puede percibir la emoción en las palabras del joven corresponsal de guerra Ernesto Madero,[5] así como su deseo de transportar al lector a los escenarios mismos del frente de batalla. En el subtítulo “Camino de Caspe”, efectúa una hermosa descripción del lugar:
“En este bellísimo pueblo de Aragón, los balcones se engalanaron con las banderas de México. El camino desde Maella, cubierto con carteles alusivos a nuestras luchas. Se creería que estábamos en Cuautla, por los retratos de nuestros hombres: Emiliano Zapata, Venustiano Carranza, Francisco I. Madero. Y en la plaza principal de Caspe, en proporciones gigantescas, las figuras de Don Manuel Azaña, Francisco Largo Caballero y la de uno de los hombres más queridos por las masas españolas: Lázaro Cárdenas. Y bajo el monumental retrato del Presidente Cárdenas, este letrero: Te saludamos con nuestro agradecimiento revolucionario ¡Viva México!”
“Pero no podía faltar la barbarie: por la radio facciosa, el degenerado hijo predilecto de Baco -¿se entiende que me refiero a Queipo?- anunció que mandaría su ‘tarjeta de visita a los mexicanitos homenajeados en Caspe’. Al amanecer del primero de mayo, cuando la población indefensa dormía, veintisiete ‘Heinkels’ del Reich turbaron el silencio, dejando caer su metralla asesina. Como de costumbre, cayeron siete mujeres y cinco niños mutilados. Sin embargo, el pueblo no se acobardó y ya de mañana, los programas preparados se desarrollaron totalmente; el Batallón KOMSOMOL recibió su nueva bandera y la División Carlos Marx, pasó gallarda revista”.[6]
Ernesto Madero continúa su descripción sobre los acontecimientos de Caspe:
“Por segunda vez, los pájaros fascistas quisieron ametrallar a los aragoneses. Pensaron que las plazas y calles pletóricas de gente, serían blanco seguro. El vigilante teléfono de Hijar nos comunicó que 30 aparatos facciosos volaban en dirección a Caspe. Las autoridades de este lugar, por el micrófono instalado en los balcones del edificio que ocupa el Consejo de Aragón, se dirigió al pueblo advirtiendo el peligro y aconsejando la rápida disolución de la manifestación. Todo inútil. Ni uno solo quiso abandonar su puesto. Antes de tres minutos, docena y media de ‘chatos’ –los pequeños y veloces aviones leales- coronaban las alturas de Caspe, esperando que se atrevieran a acercarse los injertos de Mussolini y Hítler. Efectivamente, por el rumbo de la Puebla de Hijar, venían ‘los negros’. Pero al sonar la primera ametralladora gobiernista, optaron por volver sobre su ruta, huyendo sin la menor resistencia”.[7]
En otra parte de sus “crónicas de guerra”, E. Madero adelanta lo que parece ser un buen deseo: “Belchite, pronto será Liberado” y a su manera, describe algunos acontecimientos importantes:
“El diminuto pueblecillo se levanta junto a una montaña que ha sido bautizada por los aragoneses con el blando nombre de ‘Novia del Aire’. En torres y cúpulas los fascistas tienen emplazadas sus ametralladoras y frente a las primeras casas, las líneas del fuego a menos de 500 metros de las trincheras del Ejército Popular, inexpugnables y solo abandonadas para lanzarse al ataque. Los fusiles republicanos vigilan día y noche los movimientos del enemigo, abriendo fuego en cuanto intentan salir de sus socavones. Con ayuda de los telémetros, se les tiene bien localizados”.
Mostrándonos la participación directa que tuvo en ese mismo lugar, don Ernesto nos cuenta la forma en que se desplazaba entre las trincheras:
“Con Jesús Sansón Flores, llegamos hasta la primera línea, donde los fusileros parapetados en las ‘troneras’, disparaban incesantemente. Los soldados aumentaron su buen humor, cuando Sansón Flores se puso a recitarles sus poemas revolucionarios. La voz del poeta casi no se oía, cuando cerca estallaban los obuses; pero todos reíamos gritando a cada estallido: ¡No se agachen, que pasan altas!”
En otra parte de sus “crónicas de guerra”, E. Madero adelanta lo que parece ser un buen deseo: “Belchite, pronto será Liberado” y a su manera, describe algunos acontecimientos importantes:
“Al caer la tarde –continúa el joven Madero- aprovechando un momento en que la lucha era menos intensa, regresamos a la retaguardia y emprendimos la marcha hacia el sur, por la carretera a Teruel. Al subir a alguna montaña se alcanzaban a ver los ‘fogonazos’ de los fusiles, a la derecha. El frente de batalla tiene en esta región cerca de 200 kilómetros. A media noche, llegamos a la casa de la 82 Brigada Mixta, teniendo un feliz encuentro con el Teniente Coronel David Alfaro Siqueiros. Transcurrió el tiempo con los recuerdos de México, con la esperanza jamás perdida de ver pronto a España libre, dueña de sus destinos, guía y ejemplo de todos los explotados del mundo”…
Recopilación: Antonio Pérez Manzano
NOTAS:
- David Alfaro Siqueiros, (1896-1974). Fue el muralista más activo, en cuanto a la política se refiere. Siqueiros fue encarcelado unas siete veces y otras exiliado, a causa de sus creencias Marxista-Stalinistas. Estuvo activo en las revoluciones contra el dictador Victoriano Huerta y peleó del lado republicano en la Guerra Civil Española. Como tenía nexos con otras organizaciones de artistas, viajó a la Unión Soviética, Europa, Argentina, Estados Unidos (donde tuvo entre sus estudiantes en Nueva York a Jackson Pollack), Chile (como exiliado) y Cuba. Dado su extenso trabajo político, fue admirable su gran rendimiento artístico. Entre sus obras destacadas están: “La Revolución contra la Dictadura Porfiriana”; “Cuauhtémoc Redivivo. Tormento de Cuauhtémoc”; “Por una Seguridad Completa para todos los Mexicanos”; “Dead to the Invader”; “The March of Humanity”; “El Coronelazo” y otros trabajos monumentales. ↑
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- Se refiere al General Álvaro Obregón (1880-1928), quien fue Presidente de la República de 1920 a 1924. En la Batalla de Celaya (Guanajuato, México) entre el 6 y 15 de abril de 1915, enfrentando a las huestes de la División del Norte, comandada por el General Francisco Villa, perdió un brazo al estallar cerca de él un cañonazo. Como recogen en su reseña Chantal López y Omar Cortés: “ahora es capaz de recordar, calmado, sin el menor rastro de nerviosismo, aquél momento, aquél segundo en que el obús estalló… el estruendo, el poderoso y formidable estruendo que penetró por sus oídos regándosele por todo el cuerpo, para después enfrentar la inconsciencia y despertarse manco. El cuetón le había volado su brazo derecho y con él, su mano… su querida mano a quien tantos favores debía, su puñetera, su amada mano derecha, tan útil, tan necesaria sobre todo en tiempos de guerra…” ↑
- André Malraux (1901-1976). Aventurero, novelista y esteta. A lo largo de su vida participó en todos los combates por la libertad -contra el colonialismo francés en Indochina, el fascismo en España o el nazismo alemán-, como escritor, atacó la miseria del hombre y exaltó su grandeza, pero fue además un esteta y un crítico de arte que hizo descubrir al público francés la riqueza de las civilizaciones no europeas. Tomado de: http://www.diplomatie.gouv.fr/label_France.htmlVicente Lombardo Toledano, nació en Teziutlán, Puebla (1894-1968). Fue Secretario de la Universidad Popular Mexicana, creada por el Ateneo de México en septiembre de 1917. Secretario de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad Nacional en abril de 1919. Jefe del Departamento de Bibliotecas de la Secretaría de Educación Pública en octubre de 1921. Dos veces Director de la Escuela Nacional Preparatoria de la Universidad Nacional Autónoma de México en marzo de 1922 y Fundador de la Preparatoria Nocturna en abril de 1923. Director de la Escuela Central de Artes Plásticas de la Universidad Nacional Autónoma de México (Academia de San Carlos) en mayo de 1930. Director de la Escuela Preparatoria «Gabino Barreda» creada a iniciativa del Dr. Vicente Lombardo Toledano en febrero de 1933 y transformada en la Universidad «Gabino Barreda» en febrero de 1934. En 1936 funda y dirige la Universidad Obrera de México, hasta su fallecimiento. Gobernador Provisional del Estado de Puebla en 1923-1924. Regidor del Ayuntamiento de la Ciudad de México; Diputado al Congreso de la Unión, septiembre de 1924-1925. Como líder obrero formó y dirigió la Confederación de Trabajadores de México, así como la Confederación de Trabajadores de América Latina.↑
- En el texto de la carta dirigida por Ernesto Madero a Héctor Pérez Martínez, del diario El Nacional, en forma modesta le dice: “No quise de propósito mandar notas, sino hasta después de vivir verdaderamente en el frente. Ojalá no esté esto muy malo, para que pueda publicarse. Empezaré a mandarles cosas de utilidad y de interés. Envía saludos Rafael Alberti”. Archivo personal de E. Madero.↑
- Caspe se encuentra al sureste de Zaragoza por la carretera N-232, con desvío en Azaila a carretera C-221, en el Bajo Aragón, junto al río Ebro. La torre de Salamanca se alza sobre un monte a las afueras de la localidad Caspe, en la provincia de Zaragoza. Fue construido por el General Salamanca en la última guerra carlista (la tercera), en 1874. Es el castillo más moderno de Aragón. La torre de Salamanca era un fuerte fusilero, cabeza de una serie de fortines distribuidos por montes y riscos, principalmente en el Bajo Aragón, que formaban una eficiente red de comunicación. Desde sus cubiertas se trasmitían señales con fuego, espejos o banderas, de un castillete a otro, comunicando extensos territorios entre Zaragoza, Maestrazgo y Castellón. Es un edificio de arquitectura militar y romántica. Se proyectó y construyó con medidas exactas: 12 metros, ocho metros, cuatro metros, dos metros… La época romántica se deja notar, sus almenas están esquinadas y perfiladas como palaciegas, y sus baluartes curvos en los lados forman en planta un precioso trébol de cuatro hojas. En su interior todo es evocador y armonioso a pesar del reducido espacio. Una escalera conduce a una terraza. Posee aspilleras de fusilería a las que se accede a través de una galería corrida. En los baluartes hay maniquíes con uniformes de las Órdenes Militares. Tomado de http://www.castillos.net.org/zaragoza/Z-CAS-557.shtml ↑
- Como referencia se puede consultar el artículo: “La Guerra Civil en Aragón (1936-1939)”, de A. Cenarro Lagunas. Tomado de www.dpz.esp/ifc/atlasH/indice_epocas/contemporanea/89.htm ↑
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