Introducción
El objetivo de este documento es proporcionar información sobre el estado actual de las relaciones comerciales y económicas entre Venezuela y Colombia, a partir de la apertura de la frontera en el año 2022, y de las aparentes afinidades ideológicas entre los dos presidentes, que no significa necesariamente entre los dos gobiernos. Igualmente, presentaremos algunas recomendaciones con la idea además de que estas puedan ser asimiladas por responsables de la toma de decisiones de ambos países, para así incidir en distintas opciones de política pública. Esperamos que las ideas aquí expuestas puedan contribuir también a los formuladores de opinión, académicos, organizaciones no gubernamentales, expertos, sector privado, así como otras entidades interesadas en influir en las relaciones bilaterales de una manera positiva para beneficio de ambos países, y especialmente para los habitantes de la extensa frontera compartida entre Venezuela y Colombia.
Sin duda hay ventajas, desventajas y desafíos para ambos países, especialmente para Venezuela: por la complementariedad, cercanía y conocimiento recíproco, tener un mercado y un proveedor del tamaño de la economía colombiana es altamente ventajoso para Venezuela.
Nos iniciamos con estas preguntas:
¿Cómo reiniciar la relación binacional desde la perspectiva comercial? ¿Ventajas, desventajas y desafíos para Venezuela? ¿Cuáles serían los principales retos para el comercio y cooperación binacional desde Colombia?
- El presente documento fue presentado en el GT binacional Colombia / Venezuela de la Fundación Friedrich Ebert (FES)/IInstituto Latinoamericano de Investigaciones Sociales (ILDIS).
Relaciones Complejas
Para intentar responder estas preguntas, debemos reconocer en primera instancia que estamos sobre un escenario binacional complejo y difícil en lo político, social y económico. La frontera se cerró oficialmente desde el 2017 y reabrió en el año 2022. Como un evento internacional de gran importancia fue recibida la noticia. Especialmente para los Gobiernos y poblaciones fronterizas fue una reinauguración de Caracas y Bogotá, aunque nunca dejaron de tener comunicación.
Sin embargo, trataré de presentar unas realidades y transmitir unas ideas sobre la construcción de nuevos tejidos entre ambos países para el impulso del comercio bilateral, entendiendo su complejidad. Aspiramos que la relación entre los dos países vuelva a ser robusta. Para ello hay que superar muchos escollos y definir e implementar políticas que aceleren el proceso.
Dejo claro a los lectores mi vocación binacional, esto lo afirmo, por si en algunas líneas se percibe un análisis escéptico. Creo mucho en este binomio Colombia/Venezuela, y creo también importante destacar la ola positiva de entusiasmo de distintas instancias sobre las nuevas oportunidades que se abren entre los dos países.
Un pasado con buenas prácticas comerciales
Ya en la década de los noventa Colombia y Venezuela eran ejemplo para el resto de América Latina por la ampliación de nuestras relaciones económicas y comerciales. Una gran dinámica se generó durante esa década entre los dos países que ampliaron el comercio, las inversiones, los vínculos económicos y fortalecieron las relaciones fronterizas. Se percibía una agenda positiva hacia la integración. Aquella que, más allá de las importantes cifras de comercio bilateral y del intercambio de bienes y servicio, se extendía a los ámbitos de infraestructura, energía, educación, cultura, cooperación en la lucha antinarcóticos, conexión de áreas más allá de las capitales, por citar algunas.
Desde el año 2022, con la llegada al gobierno del Presidente Gustavo Petro se generaron nuevas expectativas en la que ambos países están ante una nueva oportunidad. Sin embargo, el optimismo inicial se ha encontrado con dificultades que permiten intuir que el nuevo tejido bilateral tomará más tiempo que el esperado, especialmente desde las zonas fronterizas. Sin embargo, tal como lo indican las cifras de comercio del primer semestre del 2023, un aumento modesto del intercambio de bienes y servicios se hace evidente.
No hay duda de que la extensión geográfica y demográfica de los dos países: 2,058,193 kilómetros cuadrados entre ambos países, más una población total de 79,7 millones de habitantes aproximadamente, son una muestra de las potencialidades entre las dos economías, con similitudes culturales y geográficas, siempre y cuando se logre superar escollos que son el resultado de diferencias políticas en el pasado y la falta de institucionalidad vinculante entre ambos países.
Si pasamos revista a los parámetros tradicionales que entendemos para establecer los vínculos bilaterales y estimular el comercio en términos generales, sin duda, estos dos países lo tienen: Población (casi 80 millones), Normas, costumbres y hábitos comerciales (debilitadas), Situación Socio-Económica, favorable. (Colombia mejor que Venezuela), Legislación y Financiamiento (Poca trasparecía en Venezuela), Situación Política (frágil en ambos países. Mayor inestabilidad en Venezuela). Evolución de la demanda y oferta mundial de productos. Mercado Global, (con retrocesos). Competencia Internacional. (Colombia más preparada que Venezuela).
Por otra parte, encontramos una diferencia fundamental en las dos economías. Su apego al comercio internacional, su estructura y normativas. En ese sentido, Colombia a diferencia de Venezuela, cree en el comercio como herramienta de desarrollo, estimula el comercio internacional y se rige por las reglas del juego multilateral de Occidente. El comercio es un motor de crecimiento que genera empleos, reduce la pobreza y aumenta las oportunidades económicas (más en Colombia) con una economía más diversificada que la Venezuela.
Sin embargo, a pesar de las disparidades, Colombia y Venezuela tienen la opción para una complementariedad permanente. Recordemos la importancia del comercio internacional para el desarrollo de los países al impulsar diferentes tipos de intercambios de bienes, servicios, capitales y tecnologías entre las naciones.
Ya en el siglo XIX, Adam Smith en sus estudios sobre la economía y el comercio internacional nos anunciaba que los países tienden a especializarse en la producción de aquellos bienes en los que tienen ventaja absoluta. Esto sucede por el menor gasto de recursos en la producción. En ese sentido, Venezuela y Colombia tienen capacidades de complementación para desarrollar cadenas de valor tanto para competir en el mercado interno (binacional), como en una inserción global más agresiva.
Cambio de Gobierno nuevas oportunidades
Con el acercamiento PETRO/MADURO se generaron expectativas. Lamentablemente basadas en la “afinidad” ideológica entre ambos presidentes y no en las fortalezas propias de las naciones como países hermanos. Por iniciativa de la CAF se realizó un primer encuentro binacional, muy oportuno y loable. Colombianos y venezolanos de alto nivel debatieron sobre cómo aprovechar las oportunidades de integración propiciadas por la apertura de la frontera entre Colombia y Venezuela, y sobre cómo la reactivación del comercio binacional puede convertirse en motor de crecimiento, bienestar, oportunidades empresariales e integración social en ambos países.
Se afirmó en ese encuentro las potencialidades entre ambos países, que en un contexto más amplio que América Latina y el Caribe, necesita impulsar con más fuerza los proyectos de integración, especialmente el comercio transfronterizo, los corredores logísticos, proyectos de eficiencia energética y la agenda digital. En lo bilateral se está avanzando en la formalización del comercio binacional, con lo cual se verá un repunte en las estadísticas oficiales del comercio exterior colombo venezolano. Refirmaron, en palabras de Sergio Díaz-Granados, presidente ejecutivo de CAF, que la apertura de la frontera colombo-venezolana supone una gran oportunidad para incentivar estos esfuerzos de integración comercial e impulsar nuevas sinergias comerciales que contribuyan a un crecimiento sostenido y a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos de ambos países.
En ese mismo sentido, un organismo regional tan importante en la región como la CAF aseguró estar “preparados para acompañar a los empresarios para que aprovechen las oportunidades que se derivan de la apertura de la frontera y el restablecimiento de las relaciones económicas entre Colombia y Venezuela.” (1) Sin duda, una buena evocación para darle sentido a la nueva aproximación política que se estaba produciendo entre ambos gobiernos.
Por su parte, Nicolás Uribe Rueda, presidente de la Cámara de Comercio de Bogotá, afirmó: “que esta será una ocasión para recuperar el intercambio con quien fue nuestro principal socio comercial pero también para incrementar la cooperación industrial que genere empleo y beneficie el desarrollo empresarial en doble vía”.(2)
Ahora bien, existe una disparidad económica entre ambos países. Colombia con una economía abierta y Venezuela con una economía controlada que genera inseguridad jurídica en los agentes económicos. En general y en particular con Colombia.
Aunque en Colombia, en el período 1980-2019, su comercio en relación al PIB pasó de 27% a 37%, mientras que en el resto de la región pasó del 52% al 62%, todavía tiene tareas pendientes para continuar promoviendo la inserción internacional de las empresas colombianas y la participación en cadenas regionales y globales de valor que permitan traducir esta mayor apertura en incrementos de productividad y bienestar para todos los colombianos.
En cambio el PIB de Venezuela ha estado en franco deterioro. Estamos ante una economía que se redujo 80% en los últimos 12 años. La contracción del PIB según el FMI ha sido continua en los últimos 15 años. Por ejemplo, el estimado (2022) del PIB de Venezuela estaba por el orden de los 72.5 mm de dólares, mientras que el de Colombia para la misma fecha era de 278,23 mm de dólares.
Hay que destacar que las sanciones y el no estar en el sistema Swift afectan grandemente el comercio exterior venezolano con Colombia y el mundo. Hoy la capacidad de compra exterior del sector privado depende de cada empresa en función de su mercado interno y la capacidad adquisitiva del consumidor local.
Desafíos de la Integración
La extensa frontera entre Colombia y Venezuela de más de 2000 kilómetros es de por si un espacio que puede ser considerado un tercer país. Existe una dinámica propia que une a los dos países en múltiples escenarios y también genera írritos permanentes que se producen fundamentalmente por la imposición que viene de las capitales sobre la naturaleza misma de cómo se debe desenvolver la unidad social que ella misma genera entre los pobladores de las zonas limítrofes. Mientras que los pueblos fronterizos empujan hacia la integración, los gobiernos generan divisiones, permiten situaciones que llevan a extremos como el cierre de la misma, como ocurrió por iniciativa de Venezuela en el año 2017.
Nunca la frontera ha estado exenta de problemas, especialmente en el último quinquenio, toda vez el rompimiento de relaciones diplomáticas que incluyó las relaciones consulares y las comerciales. A lo que se sumó la permeabilidad de fuerzas irregulares y delictivas de distintos géneros, que aceleraron el contrabando, la trata de personas, la explotación y la desintegración de comunidades fronterizas que por décadas había desarrollado un propio modus vivendi.
Podemos entonces resumir los principales problemas de frontera generados por la crisis migratoria, en el hecho de que más de millón y medio de venezolanos han cruzado hacia Colombia debido a la crisis económica y política de Venezuela; así como en aumento del contrabando de productos ilegales como la gasolina, medicinas, alimentos entre otros, lo que ha generado territorios no controlados por las autoridades legítimas, institucionalizándose un mercado negro y reglas propias por la usencia de los Estados. Se suma a este cuadro que desvirtúa el comercio formal, la presencia de grupos armados como las disidencias de las FARC, el ELN y el narcotráfico, que tienen una presencia destacada en su búsqueda de usar a Venezuela como trampolín para los envíos de narcóticos a Estados Unidos y Europa.
Esta realidad, además desarticulada por los propios gobiernos al no tener relaciones diplomáticas por varios años y no contar con las comisiones de seguimiento, generaron tensiones que presionan tanto a las poblaciones fronterizas y van en detrimento de la generación de confianza entre los actores empresariales, quienes son en definitiva los verdaderos agentes articuladores de las relaciones comerciales.
Acciones Futuras
Para esta relación de encuentros y desencuentros se han propuesto acciones en tres ámbitos para impulsar la integración:
a) reducir los costos en frontera a través de la implementación de medidas de facilitación del comercio.
b) Provisión de infraestructura de transporte necesaria para mejorar la integración física entre los países, incluyendo aquella que favorece la integración energética.
c) Regulaciones que impulsen la integración productiva entre economías, promoviendo la participación de las empresas en cadenas regionales de valor.
Para que lo anterior sea posible, los venezolanos deben superar la crisis. La solución, desde nuestra perspectiva, pasa por una solución más allá de nuestras propias capacidades, de allí la importancia de la comunidad internacional en esta búsqueda y/o contribución, y la importancia del papel que puede jugar Colombia en estos momentos.
Afirmaremos, entonces, que si bien el reinicio de las relaciones diplomáticas ha sido un paso fundamental para retomar el hilo conductor que nunca se debió haber transgredido, ello no es suficiente.
Haber suspendido las relaciones diplomáticas entre los dos países fue un exabrupto de parte y parte. No entraremos a discutir a quién le corresponde la carga, o quién tiró la primera piedra; lo que sí es cierto, es que inclusive aceptando las desavenencias entre los gobierno y las suspensión del dialogo político y diplomático, el haber suspendido las relaciones consulares y comerciales entre los dos países, fue una práctica errónea que no tenía por qué darse de esa manera. Ambos gobiernos podían suspender las relaciones diplomáticas, pero no cortar la vía de encuentro entre dos pueblos que están por encima de las simpatías políticas de los gobiernos en turno y que fueron las principales víctimas de tamaña decisión. Esto ha afectado y sigue afectando las opciones de comercio bilateral aun en estos tiempos de aparente apertura y mejores relaciones desde Caracas y Bogotá.
Dejar a dos países hermanos, con amplias fronteras, con una diáspora compartida entre ambos países de más de cinco millones de almas a una comunidad empresarial sin sus canales de encuentro, fue absolutamente una estrategia mal formulada que le ha hecho mucho más daño a la relación que episodios álgidos del pasado.
Reinstalar los cimientos institucionales requiere de mucho tiempo y buena gerencia. Sin embargo, si logramos que los gobiernos mantengan una agenda positiva (transparente), institucional y con predictibilidad en el tiempo, se pueden lograr no solo mejoras en el intercambio bilateral, sino que las opciones de inversiones entre los dos países se pueden incrementar, actualmente afectadas por las tensiones del pasado. El recién firmado ACUERDO DE INVERSIÓN es una buena iniciativa que genera mayor interés toda vez se den garantías jurídicas a los inversionistas.
Los gobiernos se reencontraron y tenemos diplomáticos acreditados en ambas capitales. Falta mucho por hacer en el campo consular. Las fronteras están abiertas. Los cielos se abren para líneas comerciales y las fuerzas empresariales están haciendo su trabajo para el reencuentro, el comercio, la inversión y para competir.
Ahora bien. Volvamos a la pregunta, ¿Cómo nos ayuda este reencuentro para paliar la crisis actual de Venezuela? Podría ayudar de muchas maneras, toda vez se abre esta relación para contribuir a que se logre en Venezuela una negociación política integral de la mano de la comunidad internacional, que incluye a Colombia. Sin duda, el Presidente Gustavo Petro puede ser un agente para estimular que Venezuela vuelva al sendero de la democracia.
Lamentablemente, tenemos que ser críticos ante los resultados. Veamos cuales fueron los primeros mensajes del nuevo presidente en los que se relaciona a Venezuela.
Destacamos la apertura de la frontera, la designación de embajadores y la visita a Caracas del Presidente Petro en dos oportunidades hasta Junio 2023.
¿Cuáles planteamientos en las primeras de cambio hizo el Presidente Petro que podemos ver como una oportunidad para la reinserción de Venezuela en la comunidad internacional?
a) “Rechazar la democracia liberal lleva a la dictadura, como ha ocurrido en algunos países de América Latina”. Ese es un mensaje contundente que le envió a su contraparte. No ha pasado nada en ese sentido. El gobierno de Venezuela ha manifestado en reiteradas ocasiones su desprecio a la democracia liberal.
b) Ha conseguido sentar a los guerrilleros del ELN en una mesa de paz y pedido el apoyo de Venezuela. El tema se ha complicado por las características del ELN en Venezuela.
c) Invitó a Venezuela a regresar a la Comisión de Derechos Humanos y abogó por una amnistía a los presos políticos. En Venezuela han dicho claramente a través de su cancillería que no está en su interés regresar al sistema interamericano y la cuenta de presos políticos no deja de crecer.
d) Llamó la atención con relación a la inhabilitación de María Corina Machado.
“Fundamental implementar una amnistía para presos políticos que haga salir de la cárcel a los opositores en prisión, pero que también dé garantías al chavismo de que no será perseguido en los tribunales.”(3)
Ninguna respuesta, para el gobierno de Venezuela, los presos políticos no hacen parte de su agenda de discusión con ningún otro Estado, salvo cuando se reactivan las mesas de negociación con la participación de los EEUU.
e) Invitó a Venezuela a regresar a la CAN. Espacio natural fundamental para el intercambio entre países andinos. A la fecha, no se conoce ninguna gestión del gobierno de Venezuela para reintegrarse a este espacio.
Si bien la Venezuela de hoy puede contribuir a la política de paz total que impulsa el presidente Petro, la Colombia de hoy puede ayudar a re-institucionalizar el país así como paliar la crisis que tenemos en Venezuela.
Ahora bien, la mayor contribución que podría hacer Colombia es la de ayudar a promover una reconstrucción de la institucionalidad democrática en Venezuela. Si bien esta es una prerrogativa que pudiera ser unilateral desde Venezuela, creo que esta se acelerará en la medida que tengamos mayores compromisos multilaterales y bilaterales. Ahora bien, si en Colombia se complica el panorama político interno, tampoco podrá ser un buen interlocutor.
El regreso a la CAN puede ser un gran paso en ese sentido. Por qué esta afirmación: los países integrados ganan, crecen, se democratizan.
6. ¿Cómo reiniciar la relación binacional desde la perspectiva comercial?
Son varias las respuestas/opciones para que a pesar de incipientes avances este proceso madure y se acelere. Para diseñar un proceso de institucionalidad tenemos en mi opinión, tres mecanismos. A saber:
- Un acuerdo bilateral amplio. Lo que denominamos un WTO plus, esto significa ir más allá de los compromisos ya alcanzados en la OMC.
La cláusula de la nación más favorecida, principio fundamental (hoy en día los aranceles son bajos, como mecanismo de protección). Hay que recordar una regla básica de la OMC (Organización Mundial del Comercio) que prescribe que el comercio no debe ser discriminatorio, consagrada en la famosa cláusula de la nación más favorecida. Recordemos que el principio significa que si un país miembro, otorga a otro país una ventaja arancelaria o de otra índole, debe de inmediato e incondicionalmente extenderla al producto similar de otros países.
- Mantener los acuerdos en el marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC) que incluye un mecanismo de solución de controversias y los aranceles establecidos.
c) Un ingreso a la CAN que tendría dos opciones:
Una negociación tradicional o un fast track para que Venezuela ingrese de inmediato con todos sus derechos y obligaciones a la CAN. Para estos objetivos se requiere compromiso, fundamentalmente de Venezuela y una puerta abierta por parte de los otros miembros como Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú.
Hay que reconstruir el andamiaje institucional, cimentado a lo largo de varias décadas y que tuvo su mejor expresión a fines de los ochenta y casi toda la década de los años noventa.
En una relación binacional como la colombo-venezolano, la relación comercial requiere una garantía de estabilidad en todos los sectores para que los agentes económicos generen confianza. Por ejemplo, si no hay fronteras abiertas no hay comercio, si no hay reglas claras no hay comercio, si no hay seguridad jurídica no hay comercio, si no hay seguridad a las personas y sus bienes no hay comercio. Si no hay confianza no hay comercio. Nos referimos al comercio legal, al que impulsa los aparatos productivos A las inversiones, a las exportaciones e importaciones.
Lo que sí prospera en cambio, es otro tipo de comercio, el ilegal, el del contrabando, además, violencia, descontrol fitosanitario, pobreza y explotación.
Hay que restablecer una relación bilateral con sentido de política de Estado, todas instancias impulsoras del comercio de bienes y servicios.
Hay que impulsar una estrategia multisectorial que pase por generar las condiciones para reiniciar el intercambio comercial que fue castigado fuertemente a raíz de la ruptura de relaciones diplomáticas y del cierre de los puestos fronterizos por donde circulaban los bienes transables. Por ejemplo, y solo para recordar hacia dónde íbamos, en el año 2008 el intercambio comercial global fue de 7.269 millones de US$. Este fue el año en que el intercambio comercial entre ambos países llegó a su nivel más elevado. En ese lapso, se triplicaron los montos del intercambio comercial con relación a 1998.
Hace 7 años que se cerró la frontera, una estrategia violenta y dramática, pues no solo le hizo daño al flujo de comercio, sino que afectó a miles de vidas en la zona de frontera y su derecho al progreso.
Un ejemplo de la vitalidad de esa frontera y de las potencialidades de los dos países, es que con la reciente apertura, específicamente desde el 26 de septiembre hasta el 14 de octubre (2022), se realizaron intercambios comerciales por un valor de 975.000 dólares, con poco más de 800 toneladas de productos comercializados.(4)
Para el 2023 se espera una recuperación de 2.000 millones de USD en función del desempeño económico de Venezuela.(5) Aunque positivas, son aun cifras muy bajas si comparamos las relaciones bilaterales de la región. De hecho, se ajustó el Acuerdo de Alcance Parcial de Naturaleza Comercial (AAPC), en donde se retiraron preferencias a Colombia para obtener una mayor protección a la industria venezolana en razón de la nueva realidad del país. Colombia entendió y aceptó esta situación. Se trata de hierro, acero, petroquímica, algunos alimentos, gas y urea entre otros, serían rubros fácilmente exportables a Colombia en el corto plazo.
En 2021, Venezuela exportó $65,5M hacia Colombia. Los principales productos exportados desde Venezuela a Colombia fueron baterías eléctricas ($8,28M), barras de hierro en caliente ($7,38M), y barras de hierro crudo ($6,59M). Estas cifras son apenas una muestra del potencial que tiene la relación comercial bilateral. Para alcanzar una relación comercial estable es necesario mejorar la infraestructura y la inseguridad vial, evitar la discrecionalidad en el manejo de la política comercial, y asegurar mecanismos formales que estimulen el intercambio comercial y den seguridad a los agentes económicos.
7. Recomendaciones
Hay que avanzar de forma progresiva pero definitiva hacia una reapertura total de la frontera, facilitando el tránsito de personas, bienes y servicios. Sin cortapisas. Se iniciaron los vuelos comerciales, eso está bien, pero se necesitan cielos abiertos y una política de mejoramiento de la infraestructura vial fronteriza.
Un trabajo conjunto con los organismos multilaterales para tratar temas que inciden en la relación bilateral en temas claves para el desarrollo comercial, como lo son los temas de seguridad, migración, infraestructura, entre otros.
Solicitar por parte de Venezuela el ingreso formal vía fast track de Venezuela a la CAN. El ingreso de Venezuela a la CAN no sería viable con la modalidad de Asociación. En el caso de Venezuela, sería importante pertenecer a un bloque de integración con obligaciones plenas. Hay que superar la visión de soberanía del siglo XIX que nos ha limitado tanto en estos últimos años y entender las ventajas de la integración y la supranacionalidad. Hay que desarrollar una nueva narrativa que promueva la economía abierta y formal entre los dos países.
Relanzar la noción de que el comercio bilateral es progreso, crecimiento económico, generación de riquezas, estabilidad social, y que al mismo tiempo es un derecho de sus pueblos, y que las diatribas políticas no deben interponerse en afluencia natural de los bienes y servicios de ambos países. Hay que estimular a las empresas a buscar nuevas oportunidades comerciales. De la misma forma, se deben tomar medidas binacionales que contribuyan a superar los cuellos de botellas hacia una economía fluida y con previsibilidad, superando lo que se percibe e influye en el comercio binacional. Algunos ejemplos:
Superar la corrupción oficial que evidentemente es un impedimento.
-La “matraca” o extorsión por parte de la Guardia Nacional y otros cuerpos de seguridad ha sido denunciada en reiteradas oportunidades, pero como “paradoja”, sale más barato para el empresario pagar por esta vía. Por las trochas se paga un 10% y por la vía “legal” un 50%.
-Están trabajando con el Acuerdo de Alcance Parcial de Naturaleza Comercial (AAPC) número 28 de la ALADI (Asociación Latinoamericana de Integración), y no con las ventanas de la comunidad andina, lo que “encarece” la operación comercial. Mientras no regularicen, es decir, por la vía legal ante Diande Colombia (Unidad Administrativa Especial Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales) y SENIAT (Servicio Nacional Integrado de Administración Aduanera y Tributaria (de Venezuela), el intercambio comercial será lento. Toda vez que los agentes comerciales aspiran que se bajen los costos operativos.
-Eliminar trabas y barreras, al hacer el intercambio comercial con las normas de la Comunidad Andina (CAN) y no por el Acuerdo de Alcance Parcial de la ALADI.
-Debido al desconocimiento de las modalidades de las sanciones de los Estados Unidos a Venezuela, generar divulgación objetiva a través de las Cámaras de Comercios Binacionales y otras entidades sobre las limitaciones reales de las sanciones de los Estados Unidos y lo que significa para las empresas de Colombia y para los eventuales inversionistas.
BIBLIOGRAFÍA: Fuentes electrónicas
4 Cámara Colombo Venezolana. Bogotá, COL www.comvenezuela.com
5 https://www.google.com/search?q=camara+de+comercio+colombo+venezolana
Resumen comercio bilateral.
Comercio total: (fuente cámara Comercio Colombo/Venezolana)
De acuerdo con datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística – DANE, durante el periodo enero – abril del año 2023 el comercio total entre Colombia y Venezuela fue de US$ 230 millones FOB, representando un incremento de 27% con relación al mismo periodo del año 2022, cuando el intercambio total entre las dos naciones se ubicaba en US$ 180 millones FOB.
La balanza comercial neta durante enero – abril del año 2023 fue superavitaria para Colombia en US$ 145 millones FOB.
Exportaciones
El total de las exportaciones de Colombia hacia Venezuela realizadas entre enero – abril del año 2023 se ubicaron en US$ 187 millones FOB, representando un crecimiento de 16,6% en comparación con el mismo periodo del año anterior, cuando las exportaciones totales alcanzaron un monto de US$ 161 millones FOB.
Los principales grupos de productos exportados hacia Venezuela durante enero – abril del presente año fueron: Alimentos, bebidas y tabaco. Productos químicos, y Materias plásticas, con una participación del total de las exportaciones de 32%, 29% y 10% respectivamente.
Importaciones
El total de las importaciones provenientes de Venezuela durante enero – abril de 2023 fueron de US$ 47 millones CIF (US$ 42 millones FOB), aumentando en 118% en comparación con las importaciones del mismo periodo del año anterior cuando registraron US$ 22 millones CIF (US$ 19 millones FOB). Los principales productos importados desde Venezuela durante enero fueron: Abonos, Productos químicos orgánicos, Combustibles, Aceites minerales y sus productos, con una participación del total de las importaciones de 33%, 10% y 9% respectivamente.
Nota: El autor del presente artículo es embajador venezolano jubilado. Currículum vitae en la sección ¿Quién es Quién en el mundo diplomático?
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