Durante más de seis años de lucha, la Coalición por los Derechos Políticos de los Mexicanos en el Extranjero (CDPME), organización coordinada en EUA por el ciudadano mexicano emigrante Raúl Ross Pineda, residente en Chicago, y en México por el Profesor Primitivo Rodríguez Oceguera, y de la que me honra haber sido uno de sus integrantes fundadores, junto con varias decenas de organizaciones, logró que el Congreso de nuestro país autorizara, en junio del 2005, el ejercicio del derecho constitucional a votar de todos los ciudadanos de nuestro país, independientemente de donde residieran.
Fue así que nuestros compatriotas pudieron ejercer este derecho a partir de las elecciones presidenciales del 2006. Sin embargo, y a pesar de que en ese año se estimaba en cerca de doce millones de mexicanos nuestra población emigrante, de los que alrededor de cuatro podrían ejercer ese derecho porque se estimaba que tendrían credencial de elector con fotografía, únicamente lo ejercieron 32 mil ciudadanos, de un total de cerca de 40 mil que se habían registrado ante el Instituto Federal Electoral (IFE). Una de las razones para esta limitada participación, fue que la desconfianza del IFE y de los partidos políticos mexicanos obligó a establecer una serie de candados como, entre muchos otros, la identificación de los posibles electores y el que tuvieran que enviar su voto por correo aéreo certificado.
Ante reclamos y cabildeos de la CDPME buscando facilitar la participación de un mayor número de compatriotas, en la elección presidencial del 2012 se logró que, de un total de 59 mil compatriotas previamente inscritos, que tenían credencial del IFE con fotografía, votaran un poco más de 40 mil.
La CDPME, junto con otras organizaciones, continuó su lucha pidiendo que, en lo sucesivo, pudieran los consulados y embajadas de México tramitar ante el IFE las credenciales de elector de los ciudadanos que así lo solicitaran y que el propio IFE comisionara en las representaciones de México en el exterior (RME) servidores públicos para acelerar el trámite. También pedía la CDPME que se autorizara el voto electrónico con todas las medidas de seguridad para evitar posibles duplicaciones y otras irregularidades, lo que no ha sido aprobado hasta ahora.
Para la elección presidencial del 2018 se inscribieron 181.256 ciudadanos que integraron la Lista Nominal de Electores Residentes en el Extranjero, de los que 98,854 enviaron sus votos. Esta cifra más que triplicó el número de votos recibidos en el 2006. Según el Instituto Nacional Electoral (INE) el 84% de las solicitudes provino de mexicanos residentes en EUA; 4% de Canadá; 2% de Alemania; 2% de España; 1% del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, y el 7% restante de connacionales residentes en otros países.
Los paisanos residentes en el extranjero que solicitaron votar eran originarios, en su mayoría, de la ciudad de México, con 28,616 solicitudes. Les siguieron los oriundos de Jalisco, con 16,453 peticiones; de Michoacán, con 14,242; de Puebla, con 10,811, y del estado de México, con 9,999. Las solicitudes restantes corresponden a los otros 27 estados de nuestro país.
Esta creciente cifra sería mucho mayor si el anterior IFE, transformado en INE desde el 5 de abril del 2014, permitiera el voto por correo electrónico y demostrara, junto con los representantes de los diversos partidos políticos, una mayor confianza en la honestidad de nuestros compatriotas emigrantes, facilitando los trámites para inscribirse como electores desde el extranjero.
Para las elecciones del 2018 también se logró que los integrantes de nuestras comunidades emigrantes pudieran votar por senadores y, con la aprobación de algunos congresos estatales, por los candidatos a gobernador de sus respectivas entidades federativas. En el caso de Morelos por ejemplo, donde resido, la Comisión de Asuntos Migratorios de la LI legislatura estatal (2009-2012) encabezada por el Diputado Reymundo Nájera Medina, quien me distinguió invitándome a formar parte como asesor, ya había aprobado recibir votos de morelenses para elegir gobernador desde 2012. Pero, por miedo de que los votos enviados desde el exterior definieran el resultado de la elección y argumentando que no se había previsto presupuesto para esta actividad, hubo de posponerse el ejercicio de ese derecho hasta la elección del año que corre. En este año, 3,487 morelenses residentes en el extranjero completaron su trámite para emitir su voto para presidente de la República, gobernador y senadores, pero únicamente 1,843 remitieron sus boletas a tiempo para que sus votos fueran contabilizados. De los votos recibidos antes del 30 de junio, un 61.69%, equivalente a 1,137 fueron para Cuauhtémoc Blanco Bravo.
Morelos fue una de las seis entidades que permitieron el voto para gobernador, además de senadores y presidente.
Comentario aparte merece la pichicatería de muchos conciudadanos residentes en nuestro país, quienes se quejan de que el costo de cada voto emitido desde el extranjero supera por mucho el de los emitidos en territorio mexicano. Para rebatir esta oposición tan sólo habría que recordarle, a quienes la sostienen, que aun si costaran mil veces más los votos emitidos desde el extranjero que los depositados en casillas en nuestro país, nunca alcanzarán la cifra de 20 mil millones de dólares que envían nuestros compatriotas a México cada año como remesas familiares y mucho menos los más de 120 mil millones de dólares que remiten cada seis años, cuando hay elecciones presidenciales.
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