I.@@ CHARLA CIBERNÉTICA CON EL EMBA: LA AMENAZA TRUMP DESDE OTRAS PERSPECTIVAS @@

¡Feliz año nuevo! Desde su retiro en la violenta Culiacán los saluda el ínclito emba les y desea que este año sea venturoso para ustedes y los suyos.

Creo que no estoy diciendo nada sorprendente cuando digo que la llegada de Donald Trump a un segundo término como presidente de los Estados Unidos perfila un problema para México en materia de relaciones bilaterales. Me atrevo incluso a señalar que en realidad México no pondera debidamente las diferencias en las relaciones bilaterales entre Estados Unidos y Canadá, así como las diferencias de enfoque al respecto. De esto dan cuenta diversos estudios, análisis y notas de prensa, de las cuales citaré en especial las de Jorge Castañeda y Raymundo Riva Palacio.

Al consolidarse México cada vez más como país de destino de migrantes, al grado de ser considerado el tercer país en el mundo con mayor número de solicitantes de asilo, sólo superado por Estados Unidos y Alemania, se enfrenta a un reto formidable para regular, de manera efectiva, la migración que ingresa por la frontera sur, así como las expulsiones de personas extranjeras desde Estados Unidos.

El desafío se acaba de complicar al tener que brindar atención plena a la población refugiada o con necesidades de protección internacional. Creo que es obvio que los motivos para abandonar sus países se han diversificado y no son ya sólo razones económicas las que impulsan al viajero. Queda claro que no abandonan sus territorios en busca de mejores ingresos, más bien huyen de la inseguridad y la violencia.

A pesar de que se ha efectuado un cambio de paradigma en las bases de nuestra política migratoria, en busca de un enfoque más humanista que coloque en el centro al migrante y al desarrollo social como fundamento de la movilidad humana segura, ordenada y regular, queda aún un largo sendero enderezado a materializar soluciones concretas y duraderas. Hacer de la migración “una opción y no una obligación”, es un ideal que lleva implícito un largo y comprometido proceso bajo el principio de responsabilidad compartida.

Pero los vaivenes han sido notorios. El hecho de que siga en libertad el responsable de la masacre de Ciudad Juárez es evidencia de ello.

Y además hay que enfocar el problema también desde la perspectiva del otro socio comercial, Canadá.

Dice Riva Palacio: “A Donald Trump le bastaron unos gritos y amenazas, a casi tres meses de asumir la jefatura de la Casa Blanca, para que México y Canadá comenzaran a pensar que algo tenían que hacer y evitar que, como anticipó, impusiera aranceles de 25 por ciento a todos sus productos si no frenaban la migración y el tráfico de fentanilo.

Trump se ha ufanado de la reacción de la presidenta Claudia Sheinbaum y el primer ministro Justin Trudeau –”ya están avisados”, dijo hace unos días–, cuya forma de enfrentar sus intimidaciones provocaron tensiones en las relaciones de esos dos países que siguieron estrategias completamente distintas.”

Y no podía ser de otra manera, la naturaleza de las relaciones bilaterales es diametralmente distinta.A veces parecemos olvidar que Estados Unidos y Canadá son más que socios, son aliados con acuerdos de defensa mutua muy arraigados. Lo que para un aliado es plenamente aceptable, para un socio no lo es. Un ataque contra uno concita el inmediato respaldo y defensa del otro, lo cual dista mucho de ser el caso de México.

Así, el gobierno canadiense anunció un plan de cinco pilares para reforzar la seguridad fronteriza, con una inyección de 900 millones de dólares, que incluye más agentes fronterizos equipados con nuevos helicópteros, drones y torres de vigilancia con tecnología de punta, acompañados con equipos caninos, así como la creación de una fuerza de tarea conjunta para luchar contra el crimen organizado trasnacional. Todo normal entre aliados.

En el anuncio de la nueva estrategia se apuntó que era importante mostrar a los canadienses y a sus aliados estadounidenses que “compartimos su preocupación por la seguridad y la integridad fronteriza”. Son dos mundos aparte de la relación con México.Remata Riva Palacio diciendoque “Los canadienses, finalmenteanglosajones, han adoptado una estrategia ejecutiva, de manos a la obra. Los mexicanos estamos en otra cosa.

Canadá suma el 0.2 por ciento de indocumentados que cruzan por su larga frontera a Estados Unidos. Los decomisos de la droga fentanilo que entra por Canadá son 500 veces menores que los que ingresan por México. ¿Queda clara la diferencia de enfoque?

Por su parte, Castañeda dice que el problema del tránsito de cubanos, venezolanos, nicaragüenses y haitianos complica seriamente un enfoque migratorio integral. A partir del 2021, y sobre todo a partir de finales del 2022, México llegó a un acuerdo con Washington para que a cambio de que ellos otorgaran 30 mil visas temporales al mes a cubanos, venezolanos, nicaragüenses y haitianos, México admitiría a un número equivalente cada mes de las mismas nacionalidades.Efectivamente, Estados Unidos sí otorgó esas visas por dos años, que en muchos de los casos ya han vencido. Trump ha amenazado con suprimir el programa de indulto humanitario o humanitarian parole.

No se sabe si en realidad Biden envió a México a 30 mil cubanos, venezolanos, nicaragüenses y haitianos cada mes durante el 2023 y el 2024, ni tampoco si dichos deportados permanecieron en México o si México a su vez los envió a sus países de origen. Ni Peña Nieto ni López Obrador, se atrevieron a negar la entrada a México a no nacionales deportados por Estados Unidos por carecer de los papeles exigidos.

Opina que esta decisión fue incorrecta, había márgenes para escoger otro rumbo, pero por otro lado reconoce Castañeda que dos gobiernos mexicanos de signos políticos diferentes, ante dos administraciones norteamericanas también de orientaciones distintas, se resignaron ante una posición de debilidad mexicana.

México recibirá desde luego a mexicanos, pero no a decenas o cientos de miles de venezolanos, cubanos, nicaragüenses, haitianos, ecuatorianos, guatemaltecos, salvadoreños, hondureños y nacionales de otros países tanto de América Latina como del resto del mundo. Trump, por su parte, ha declarado que Venezuela tendrá que recibir a los 750 mil venezolanos a los cuales Biden otorgó ya sea el estatus de protección temporal (TPS), ya sea el indulto humanitario, y que en caso contrario la dictadura de Maduro enfrentaría severas consecuencias económicas.

Castañeda asevera que México no parece estar en condiciones de enfrentar a Estados Unidos en este tema. Tal vez Trump no pueda imponer de nuevo el acuerdo de Tercer País Seguro, pero al final del día López Obrador y Ebrard ya habían admitido un acuerdo de facto en este sentido.

“Ojalá me equivocara, pero no lo creo. Lo que México sí puede hacer, como yo he dicho y muchos otros también, es exigirle a Estados Unidos que asuma el costo de la repatriación de México a los países originarios de quienes nos envíen, y sobre todo, el costo de alojamiento, alimentación, protección, educación, etcétera, de todos los no nacionales enviados por Estados Unidos a México.”

Las realidades entre ambos países son distintas, pero las amenazas de Trump fueron a los dos en los mismos términos. Las reacciones y las estrategias han sido más diferentes de sus propias realidades y cada quién evaluará cuál fue el mejor camino, hasta que los resultados ante las amenazas y acciones de Trump nos regalen la métrica para saber qué gobierno acertó y cuál se equivocó.

He ahí, pues, algunas de las perspectivas que van perfilándose en espera de la toma de protesta de Trump como presidente de Estados Unidos.

El emba, perspectivado.

Compártelo

Sé el primero en comentar

Dejar una contestacion

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


*


This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.