I.@@CHARLA CIBERNÉTICA CON EL EMBA:
ESA PESADILLA LLAMADA GAZA @@

La arena internacional atraviesa por un momento álgido, motivado principalmente, aunque no exclusivamente, por dos conflictos bélicos que se prolongan ominosamente. Claro que no sólo es ese territorio del que habla el título el objeto de escrutinio público, como demuestra el creciente problema de las protestas estudiantiles contra Israel y el pueblo judío en los campus de varias universidades norteamericanas, ya evidente el creciente sentimiento antisemita presente en las manifestaciones estudiantiles, pero sin duda la invasión rusa en Ucrania y la guerra entre Hamás e Israel, son los más peligrosos escenarios.

En el primer caso no ayuda que México se ha abstenido de condenar la ilegal invasión, amén de que el congreso americano se resiste a aprobar más ayuda militar para Ucrania, pero es la guerra en Gaza el más complejo conflicto existente, encaminado a provocar una tragedia humanitaria de muy difícil análisis. Yo me he apoyado en un excelente artículo de Thomas Friedman que pone el dedo en la llaga con base en un muy profundo conocimiento de la geopolítica de la región. No hace daño que se trate de un judío norteamericano, como se verá al compartir su aportación.

Afirma Friedman que, debido a que Hamás construyó una vasta red de túneles bajo Gaza, las fuerzas israelíes están destruyendo enormes cantidades de estructuras. Aseguran que es la única forma de desmilitarizar Gaza sin perder muchos de sus propios soldados en el corto espacio de tiempo que Israel siente que tiene frente a la presión de Estados Unidos y otros aliados para poner fin a la invasión. Hay consenso respecto de que Israel estaba justificado al responder a Hamás por romper el alto el fuego que existía el 7 de octubre y asesinar, violar o mutilar indiscriminadamente a más de 1.200 personas y secuestrar a unas 240 más a su paso ese día. Hamás planeó y ejecutó una campaña que parecía diseñada para volver loco a Israel y atacar sin pensar en la mañana siguiente. Y eso fue exactamente lo que hizo Israel.

Pero muchas semanas después no es posible dilucidar cómo será la mañana siguiente después del conflicto. Israel ha matado y herido a miles de civiles inocentes de Gaza. Hamás sabía que esto sucedería y no le importaba en lo más mínimo. A Israel sí debe importarle o heredará la responsabilidad de un gigantesco desastre humanitario que requerirá años para solucionarlo. El New York Times publicó que “Las imágenes de satélite muestran que los combates han provocado graves daños en casi todos los rincones de la ciudad de Gaza”: al menos 6.000 edificios derribados, de los cuales alrededor de un tercio están en ruinas.

Friedman cita un ensayo reciente escrito por David Rosenberg que señala “incluso si los combates terminan en una victoria decisiva sobre Hamas, Israel se enfrentará a un problema que casi desafía la solución.

La mayor parte del debate público sobre lo que sucederá el día después de la guerra se ha centrado en quién gobernará Gaza. Eso por sí solo es una cuestión espinosa, pero el problema va mucho más allá de quién será responsable de la ley y el orden y de proporcionar servicios básicos: quien esté a cargo tendrá que reconstruir los escombros que es ahora Gaza y crear una economía que funcione”. Será una tarea multimillonaria y que durará varios años.

Ningún Estado árabe del Golfo (por no hablar de la Unión Europea o el Congreso de Estados Unidos) va a entrar en Gaza con bolsas de dinero para reconstruirla a menos que (y ni siquiera esto es seguro) — Israel tenga un socio palestino legítimo y eficaz y se comprometa a negociar algún día una solución de dos Estados.

Asegura Friedman que lo más esperanzador que puede informar desde Riad, y de sus conversaciones con funcionarios estadounidenses en Washington, es que cuando termine la guerra en Gaza, Arabia Saudita seguirá comprometida a reanudar las negociaciones que estaban en marcha antes del 7 de octubre. Los negociadores estaban discutiendo un gran acuerdo en el que Estados Unidos celebraría un tratado de seguridad con Arabia Saudita y, al mismo tiempo, Arabia Saudita normalizaría las relaciones con Israel, siempre que Israel se comprometiera a dar pasos definidos para trabajar con la Autoridad Palestina hacia una solución de dos estados.

Asegura el autor del artículo que los saudíes quieren que los americanos pongan fin a la guerra de Gaza lo antes posible, porque la muerte y la destrucción en Gaza están radicalizando a su población joven y ahuyenta a los inversionistas extranjeros.

Parecería obvio que líderes árabes del golfo no simpatizan en lo más mínimo con Hamas, y no lamentarían su desaparición del grupo, pero dudan de que Israel pueda eliminar a Hamas para siempre y les preocupa que, al intentar hacerlo, el daño a Gaza aumentará.

Y ahí sigue el dilema, agravado por la situación política interna de Israel y agravado porque ahora se habla de enfrentamientos israelís con Hezbollá en el territorio vecino del Líbano.

Así, pues, la pesadilla continúa y no amaina.


  1. El autor del presente artículo es embajador de México, en situación de retiro o jubilado

 

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