EDITORIAL

Amables lectores llegamos al segundo trimestre para hacer llegar a ustedes el número 70 de nuestra revista ADE, con lo cual tenemos la oportunidad de compartir diversos artículos de autores miembros del Servicio Exterior Mexicano.

Quienes escribimos en ADE, compartimos sentimientos optimistas sobre el mundo que les vamos a heredar a nuestros descendientes, a pesar de que las relaciones internacionales no son las mejores, ni se prioriza la cooperación internacional que ayude al desarrollo, así como tampoco los caminos a la paz mundial.

No dejan de inquietarnos los “tambores de guerra” que se manifiestan en las relaciones entre países del Lejano Oriente: Corea del Norte-Japón; Corea del Norte-Corea del Sur. Asimismo, en el Medio Oriente no cesan los conflictos entre Arabia Saudita y sus vecinos; Siria e Irak y los países involucrados en el combate al grupo Isis; las tensiones entre los Estados Unidos e Irán, por los asuntos de la desnuclearización y otros motivos.

África no está exenta de violencia, las Naciones Unidas hacen un llamado para la paz en Libia, donde miles de pobladores han sido desplazados de sus hogares por la violencia provocada por enfrentamientos armados, en los que se denuncia injerencia extranjera.

En el Continente Americano se mantiene el drama humanitario de la población venezolana que se ha visto obligada a emigrar, por no encontrar en su país las condiciones para llevar una vida pacífica y a salvo de carencias de lo más elemental para la vida. La guerra económica entre el gobierno y la oposición –iniciada desde el régimen de Hugo Chávez-, ha provocado un desastre a la economía en general. A la fecha no existe un sistema puramente socialista, así como tampoco capitalista.

A lo anterior hay que agregar las trampas y subterfugios políticos empleados por los dos sectores dominantes, lo que ha llevado a la sociedad a una mayor confrontación. Existen dos gobiernos “legítimos” (desde el punto de vista da cada uno de sus partidarios), y la sociedad internacional también se ha dividido en la nefasta práctica del “reconocimiento de gobiernos.” Deseamos que pronto se encuentre una solución para bien de los venezolanos de todos los colores y posición socio económica.

En casa (es decir en México) no estamos a salvo de las continuas expresiones de violencia, no solo de parte del crimen organizado, que se manifiesta en múltiples delitos que en muchas ocasiones terminan con quitarle la vida a un semejante.

A lo anterior le venimos a sumar las tensiones en las relaciones con el gobierno de los Estados Unidos, que en boca de su presidente nos acusa, regaña y nos amenaza[1] porque no hacemos lo que él quisiera para contener a los migrantes centroamericanos y de otras naciones, que cruzan nuestra frontera sur, principalmente en el estado de Chiapas. Reitera que los mexicanos dañan a su país al infiltrarse para cometer toda clase de delitos y cuantifica lo relacionado con el tráfico de drogas.

De nuestra parte, el gobierno mexicano se ha mostrado muy cauto en sus comentarios y respuestas. Sin entrar en mayores confrontaciones se le podía responder que, en virtud de sus usos y costumbres internamente existe una red delincuencial muy amplia que se beneficia y fomenta el comercio ilegal de todo tipo de drogas, proveniente de muchos países. Y, sobre todo, se le debería de reclamar que, por su política de permitir la posesión y venta de armas, en México (y otros países) nos estamos desangrando. Los miles de muertos que cada año aparecen en las estadísticas especializadas, son en su mayoría víctimas de armas y municiones provenientes de los Estados Unidos. Cabría preguntarnos: ¿Esas vidas tienen algún valor? ¿Existen responsables por el comercio y contrabando de esas armas?

Escudarse en los usos y costumbre locales, o en sus leyes que para sus propios ciudadanos pueden estar bien aplicadas, no es moral, ni legal. Las autoridades estadounidenses y la sociedad en general saben que millones de armas circulan en otros países y que su comercialización les produce riqueza y bienestar. Pero ¿están conscientes de que esas armas matan? ¿Sus principios religiosos se lo permiten? ¿Qué clase de moral practican cuando fingen ignorancia de lo que ocurre más allá de sus fronteras?

Finalmente, no podemos dejar de reiterar algunas de las causas que provocan la migración de los ciudadanos de países centroamericanos y lo poco que se ha hecho para enfrentarlas. Especialistas en temas de desarrollo y gobiernos involucrados han expresado que el punto más importante para resolver el problema migratorio, es alcanzar el desarrollo local y regional. Esto empieza por la existencia de fuentes de trabajo bien remunerado, de acuerdo con los niveles internacionales. Ni gobiernos, ni empresarios nacionales han aceptado la conveniencia de buscar una igualdad salarial con la que existe en los Estados Unidos y menos en Europa; las empresas transnacionales tampoco están de acuerdo, pues la parte de los salarios bajos representa una ganancia para ellos; a lo cual agregan bajos costos en los servicios que requieren.

Se ha hablado de proyectos para impulsar el desarrollo, tanto en países centroamericanos, como en el sureste mexicano. En la propuesta presentada por nuestro país, se hablaba de posibles inversiones de hasta 30 mil millones de dólares de los Estados Unidos; posteriormente se han hecho referencias a una cantidad menor, de 10 mil millones, o menos. Estos planes se parecen a algunos paquetes de ayuda que se discuten en el seno de algunos organismos internacionales, que se discuten durante meses y terminan en montos más bien simbólicos, que no van a resolver ningún problema. Esperamos estar equivocados y que en esta ocasión sí lograran sentarse las bases de un desarrollo a corto y mediano plazo.

Contenidos de ADE.

  1. Con el presente número tenemos el agrado de entregar a nuestros lectores artículos como el que aparece en la sección I. @@Charla Cibernética con el Emba…@@ que como lo dice el nombre, se pretende establecer un diálogo entre el autor y sus seguidores, para lo cual se emplea un lenguaje llano, sin rebuscamientos.

El tema abordado por el Emba Enrique Hubbard es Las Caravanas de Centroamericanos: Un Problema sin Solución, en el cual expone lo siguiente:

“Permítanme comenzar por poner en contexto las caravanas en general, porque no es la primera vez que suceden, y porque revisar la historia ayuda a entender mejor el fenómeno actual.

A principios de los ochenta, miles de guatemaltecos, indígenas del Quiché y de Huehuetenango, entraron a México huyendo de la política de tierra quemada de Efraín Ríos Montt. El ejército mexicano llevó a cabo un reprobable operativo de rechazo, pero el presidente López Portillo rectificó y, finalmente, se aceptaron casi 50 mil refugiados guatemaltecos en campamentos en Chiapas, coadministrados por la ONU – ACNUR – y el gobierno de México a través de la COMAR, hasta 1984, cuando fueron trasladados – por la fuerza – a Campeche.

Los refugiados querían permanecer cerca de la frontera para recibir a más guatemaltecos y para volver a sus pueblos cuando las condiciones lo permitieran, mientras que los hondureños de hoy no quieren asentarse en Chiapas como refugiados, quieren llegar a Estados Unidos, o por lo menos entregar a sus niños allá.

Los guatemaltecos aceptaron la hospitalidad mexicana y la atención de ACNUR; los hondureños de hoy son diferentes, pero en realidad siempre ha habido caravanas, usualmente organizadas con fines de protección contra la delincuencia o contra autoridades abusivas. Empero, todo comenzó a cambiar a partir de 2014, cuando ocurrió la primera crisis migratoria de niños no acompañados. Durante ese año, una caravana de miles de menores de edad que viajaban solos llegó para pedir asilo en la frontera de México con EUA. Todavía en ese momento lo que caracterizaba a las caravanas era la clandestinidad, pero eso cambió radicalmente…”

El embajador Leandro Arellano nos obsequia con un artículo que habla de la vida y obra de un verdadero luchador social, como lo fue II. Julius Nyerere: un Libertador Africano. El autor empieza por ubicarnos en el lugar donde transcurren los principales acontecimientos de la vida de Nyerere:

“En territorio suajili.

Es uno solo el plano del tiempo y en ese plano –continuo, persistente- se halla todo. Durante siglos la costa oriental africana formó parte del emporio que comerciaba con Arabia, India, Persia y las islas orientales. El territorio suajili -Tanzania, Kenia y Uganda sobre todo, pero también los bordes de Somalia, Mozambique, Burundi, Ruanda y la República del Congo- mantenía un activo tráfico de bienes y personas, lo mismo que otros intercambios, con las comunidades ribereñas del Océano Índico.

Las relaciones y los lazos así establecidos dieron lugar a la formación del suajili, un idioma formado con elementos árabes y bantúes y lengua franca en la región en la actualidad. La mezcla cultural dio lugar también a una sociedad nueva, a una civilización de África del Este. La comunidad suajili estableció reinos y varias ciudades-estado en Kilwa, Zanzíbar, Mombasa, Malindi, Lamu, que florecieron por menos o más años, pero cuya historia se ha extinguido por la inexistencia de testimonios o documentos escritos.

En los albores del siglo dieciséis la flota portuguesa se adueña del control del Índico y el poder de aquellas ciudades merma en forma dramática. Eventualmente desaparecen de la historia, hasta que reaparecen en la segunda mitad del siglo diecinueve con motivo de la expansión colonial europea…”

  1. Breve adscripción en Costa Rica.

Artículo escrito por Enrique A. Romero Cuevas, quien nos cuenta otra más de sus experiencias en su larga carrera en el Servicio Exterior Mexicano:

“Llegamos a la nubosa San José a principios del año 1980, todavía cargando al bebé que nació en La Habana apenas 6 meses antes. Curiosamente Tonatiúh Enrique no posee ningún documento cubano que acredite su nacimiento en el Hospital Cira García de La Habana, porque conforme las disposiciones del código civil cubano, no era procedente su inclusión en el Registro Civil, en virtud de que manteníamos una condición migratoria como diplomáticos acreditados ante el gobierno revolucionario de la isla, por lo cual no se les otorgaba el derecho a la nacionalidad y ciudadanía isleña. Pero un recuerdo perenne de su nacimiento en dicho nosocomio es que, cuando una enfermera apareció mientras mi esposa descansaba y era atendida por problemas posparto, me preguntó qué nombre íbamos a ponerle.

Con rapidez y sin dudar le indiqué los nombres que acordamos Lucy y yo, e incluso le dije que el primero de ellos llevaba una “h” al final; la enfermera tomó nota y se retiró. La complicación que sufrió Lucy atrasó su salida por un par de días, pues los médicos consideraron necesario un lapso más largo para tenerla en observación y, cuando finalmente íbamos a salir, entró la enfermera para entregarnos los papeles que el hospital daba en un caso como el nuestro, que era la información básica del nacimiento; al recibir el documento, de inmediato saltó a mis ojos un error garrafal pues la enfermera debe haber sido sorda, porque se asentaba “Tomatín Enrique” por lo que de inmediato tuve que reclamar para que se volviera a elaborar con el nombre correcto. El hecho fue gracioso verdaderamente, pero es el día que a mi hijo no le hace gracia alguna.

Haciendo a un lado esta anécdota grata/ingrata, y para retomar mi narración, recuerdo que llegamos a un Apartotel que la embajada reservó para nosotros y que se encontraba no lejos de la Casa Amarilla, sede del Ministerio de Relaciones Exteriores de Costa Rica, que a su vez se encontraba situado a 200/300 metros de las que eran en esa época nuestras oficinas y residencia oficial…”

IV. Un Voluntario Mexicano en la División Azul Española. Por Everardo Suárez Amezcua, es una grata narración de lo que algunos compatriotas han llevado a cabo en otros lugares y en distintas circunstancias:

“La historia de México registra la participación de voluntarios mexicanos en distintos conflictos internacionales. La presencia de esos combatientes en conflagraciones que tuvieron lugar más allá de las fronteras nacionales se caracterizó por su compromiso con las causas justas y progresistas, por su identificación con la democracia y la voluntad soberana de los pueblos y por su oposición a dictaduras, tiranías y expresiones de opresión de corte fascista o imperialista.

Esos compromisos y definiciones se expresaron con la participación de cerca de 500 voluntarios en la guerra civil de España (1936-1939), encuadrados en las fuerzas armadas de la República Española, particularmente en el ejército de tierra, la aviación y las brigadas internacionales, combatiendo contra la agresión fascista y golpista del llamado ejército nacional de Francisco Franco y el intervencionismo de la Alemania nazi y la Italia fascista.

Otros ejemplos de solidaridad y compromiso por parte de voluntarios mexicanos ocurrieron en el inicio de la revolución cubana, ya que algunos connacionales estuvieron presentes en el desembarco en la isla y en el inicio de operaciones en la Sierra Maestra. Otro caso fue el de los combatientes agrupados en el movimiento guerrillero dirigido por Yon Sosa en Guatemala, durante los años 60s del siglo pasado, contra la dictadura en ese país y su alineamiento con las políticas hemisféricas de los Estados Unidos.

Casos adicionales de compromiso internacionalista fue el de los mexicanos que acompañaron a las fuerzas del Frente Sandinista para derribar la dictadura de los Somoza en Nicaragua durante los últimos años de la década de los 70s y posteriormente para colaborar en el despliegue de programas de educación y salud y hasta para contener las acciones de la contra nicaragüense que actuaba desde Honduras y Costa Rica con el patrocinio de los Estados Unidos. Algunos brigadistas mexicanos tuvieron participación en las ofensivas que montó el Frente Farabundo Martí en El Salvador contra el régimen conservador, derechista y pro-norteamericano que detentaba el poder político y económico en ese país…”

  1. ¿Delincuencia Trasnacional o Terrorismo en el Continente Americano?

Por Víctor Hugo Ramírez Lavalle, quien de manera pedagógica analiza este difícil tema, que interesa y preocupa a la comunidad internacional:

“Indudablemente el Continente Americano sigue sufriendo cambios sustanciales a raíz de los sucesos del 11 de septiembre de 2001 en los Estados Unidos de América (EUA). Ante este hecho, los países latinoamericanos y caribeños han tenido que seguir ajustando sus relaciones regionales e internacionales de tal manera que les permita enfrentar con éxito la nueva arquitectura en el campo de la seguridad nacional y global, impuestas por las circunstancias que operan en el ámbito universal pero, particularmente, por la enorme presión que ejerce la agresiva política exterior estadounidense.

El mapa que se ha venido vislumbrando en Latinoamérica y el Caribe continúa presentando un panorama de vulnerabilidad, debido a la desigualdad y a las asimetrías económicas, militares y de seguridad en términos generales y específicas con los EUA, país que sigue decidido a acentuar su presencia en el Continente Americano precisamente a través de su poder económico, militar y su influencia política. De la misma manera, existe la necesidad de hacer notar la persistencia estadounidense de continuar detentando como bandera su declaración de guerra contra el terrorismo, a través de su doctrina de seguridad nacional (guerra preventiva), lo que ha permitido a los estadounidenses una libertad prácticamente absoluta, de intervenir o actuar ahí donde considera que su seguridad y sus intereses –que inician o finalizan en cualquier parte del mundo- son o pueden ser afectados.

Esta absurda posición de instaurar una hegemonía unipolar, que solo puede detentarla un imperialismo, sigue provocando el derrumbamiento de la diplomacia tradicional, la ruptura de criterios jurídicos enmarcados en el Derecho Internacional y en los preceptos establecidos en la Carta de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y, desde luego, en la Carta de la Organización de los Estados Americanos (OEA), organización esta última que al seguir dominada por los estadounidenses, es utilizada como elemento político-intervencionista provocando la desestabilización en varios países latinoamericanos, al tiempo de generar un fuerte distanciamiento entre las naciones del Continente…”

Con el presente número damos la más cordial bienvenida a nuestra colega del SEM, la Cónsul Edurne Pineda Ayerbe[2] quien nos ofrece un interesante análisis sobre las condiciones femeninas, resaltando una celebración mundial, impulsada en el seno de las Naciones Unidas. El título de su aportación es el siguiente:

VI. ¿Por qué es importante celebrar el “Día Internacional de la Mujer”?

“Desde 1911 se celebra el día 8 de marzo como el “Día Internacional de la Mujer”, una fecha que conmemora el movimiento pro-derechos de las mujeres en la lucha por la equidad en materia jurídica, laboral, cívica y social.

El primer documento histórico que reconoció la igualdad de derechos para las mujeres fue la “Declaración de Derechos de la Mujer y la Ciudadana” en 1791, que emanó de la Revolución Francesa. A este reconocimiento siguió el comienzo de una intensa lucha social a inicios del S. XIX por los derechos de las mujeres, principalmente en Europa y los Estados Unidos, que fue consistente y permanente, pero que no logró cosechar sus primeros frutos formales sino hasta principios del S. XX. Basta recordar que apenas en 1918 se aprobó el derecho femenino al voto en Reino Unido; en Estados Unidos en 1920 y hasta 1967 el derecho al voto para la mujer afroamericana. En México, apenas en 1953 se reconoció este derecho constitucionalmente. En El Salvador en 1939, en Guatemala en 1946, en Honduras en 1955 y en Colombia en 1957, por citar algunos ejemplos.

Es difícil creer que muchas de nuestras madres hayan nacido en sociedades en las que, por la única razón de ser mujeres, no contaban con el derecho fundamental de participación cívica para ejercer su voto. ¿Cómo hacer valer su opinión? ¿Cómo defender sus intereses personales y familiares si ni siquiera podían votar?…”

  1. La Ciencia Abierta: del Bien Común a la Acción Internacional.

Guillermo Gutiérrez Nieto aporta a nuestra revista información especializada sobre aspectos que tienen que ver con la ciencia, la tecnología y en general con el desarrollo, como se aprecia en la introducción de su artículo:

“El cúmulo de referencias durante el trigésimo aniversario del nacimiento de la World Wide Web (WWW) o red informática mundial coincidieron en mencionar dos aspectos fundamentales de este sistema internacional de información y comunicación creado por Tim Berners-Lee en marzo de 1989: la creciente cantidad de datos que fluyen sin cesar a través del internet y la amplia variedad de usuarios que lo utilizan para los fines más diversos. En este marco ubicamos un ámbito que ha cobrado importancia tanto por su significado intrínseco, como por sus efectos en el bienestar de la humanidad y por lo tanto en la convivencia internacional: la Ciencia Abierta (Open Science).

Open Science no es un concepto nuevo, aunque sí su connotación y uso generalizado. Aunque se han usado otros términos, y todavía se usan, para referirse a la transformación de la práctica científica (Ciencia 2.0, e-Ciencia, entre otros), «Ciencia Abierta» es el más referido por sus principales actores, quienes la consideran como un “nuevo acercamiento al proceso científico basado en el trabajo cooperativo y las nuevas formas de difusión del conocimiento utilizando tecnologías digitales y nuevas herramientas colaborativas” (Comisión Europea, 2015). La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) la define como la forma de «hacer que los resultados primarios de los resultados de investigación financiados con fondos públicos – las publicaciones y los datos de investigación – sean accesibles al público en formato digital sin restricciones o con una restricción mínima»”.

Tomando en consideración estos parámetros es fundamental considerar a la Ciencia Abierta como un término sombrilla ya que conlleva varios aspectos enfocados a remover las barreras que permiten compartir todo tipo de resultados, fuentes, métodos o herramientas en cualquier nivel del proceso de investigación. Sus manifestaciones incluyen: acceso abierto a las publicaciones científicas y a los datos de investigación (aspecto con el que muchas veces se confunde el término de Open Science); software de código abierto (que permite a los usuarios estudiar, modificar y mejorar su diseño mediante la disponibilidad de un código fuente); colaboración y revisión de investigaciones entre pares; cuadernos de laboratorio y registros clínicos abiertos; blogs científicos; monografías y recursos educacionales abiertos; ciencia ciudadana y financiamiento participativo (crowfunding)…

Cerrando la presente edición el editor de ADE contribuye con un artículo que trata sobre un problema de la vida de los jubilados del Servicio Exterior Mexicano, pero que es común al resto de los seres humanos. VIII. Más Allá de la Vida.

Sin mayores preámbulos presento parte de la introducción al tema:

“Hace poco tiempo un colega del Servicio Exterior Mexicano (SEM) lanzó un reto: a ver si alguien se atreve a escribir algo sobre “la parca”[3], que se está llevando a varios compañeros.

Su servidor ha decidido recoger el guante y echarse a cuestas la difícil tarea de escribir acerca de mis amigos y compañeros de profesión que se nos han adelantado en el camino. Al final de los ciclos anuales muchas personas disfrutan de las fiestas, pero otras (sobre todo los de la tercera edad) padecen depresión, los agolpan los recuerdos sobre los buenos tiempos, cuando todo era sonrisas y optimismo por la vida y la profesión que decidimos abrazar. Planes, proyectos y realizaciones: una vida intensa en muchos sentidos.

Todo lo anterior se magnifica si además de dichos aspectos, a la persona la presionan algunas limitaciones de tipo material, más concretamente económicos y, no se diga si (como es natural por razones de la edad) enfrenta padecimientos físicos, limitantes para llevar una vida normal. Entre los dichos populares hay uno que ilustra ese ambiente lúgubre para algunos y que para quienes vivimos en el Hemisferio Norte, comprende la estación invernal: “enero y febrero, desviejadero…”[4]

 

 

EL EDITOR/ A. PÉREZ MANZANO/10/04/2019

 

 

 

 

  1. https://www.un.org/es/sections/un-charter/chapter-i/index.html En el Capítulo I de la Carta de las Naciones Unidas. Propósitos y Principios, Art. 2, numeral 4, dice: Los Miembros de la Organización, en sus relaciones internacionales, se abstendrán de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado, o en cualquier otra forma incompatible con los Propósitos de las Naciones Unidas.
  2. La autora del presente artículo es Cónsul Adscrita de México en Dallas. Tiene una trayectoria de 20 años como diplomática mexicana, especializada en temas consulares de México en los Estados Unidos.
  3. https://es.thefreedictionary.com/parca “La parca” en México es sinónimo de la muerte. Por otra parte, la mitología griega hace referencia a esa misma figura representada por tres deidades hermanas con figura de viejas, de las cuales Cloto hilaba, Láquesis devanaba y Átropos cortaba el hilo de la vida de los hombres.
  4. Visto en: https://vanguardia.com.mx/eneroyfebrerodesviejadero-99338.html El dicho «Enero y febrero, desviejadero», aunque parece un simple adagio del ingenio popular, uno de tantos refranes que ilustran la vida del mexicano o uno de esos versos inventado por un poeta de arrabal, lo cierto es que es ésta una sentencia que año con año, y para asombro de muchos, se cumple al pie de la letra. Si no lo cree, basta que eche un vistazo a los registros de las principales agencias funerarias de la localidad, que todos los años y por estas fechas, eleven el número en sus servicios de inhumación hasta en un 400 por ciento. El dato más revelador es que el 80 por ciento de los fallecidos son adultos mayores de entre 60 y 90 años de edad, lo que inicia que la frase «enero y febrero, desviejadero», puede no ser mera falacia.
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