EDITORIAL: EL SERVICIO EXTERIOR MEXICANO

Encabezado de Claroscuros

Estimados lectores de ADE, para no variar mucho en la tónica de los trabajos de nuestra revista trimestral, con el presente número estamos llegando a la entrega No. 66, correspondiente al periodo abril-junio de 2018; en el cual consignamos algunos acontecimientos recientes, pero también traemos a nuestra memoria vivencias del pasado, tanto del Servicio Exterior Mexicano (SEM) en su conjunto, como de algunos funcionarios en particular, quienes comparten con nosotros algunos pasajes de su vida profesional.

Viene al caso mencionar que en días recientes los miembros del SEM hemos sido testigos de anuncios de cambios en la Ley que nos rige; algunas mejoras importantes para quienes se encuentran en activo, pero no tanto para quienes obligatoriamente pasamos al estado de jubilación por cumplir 65 años de edad, abandonados de la protección que puede brindar un seguro médico de gastos mayores[2] y una pensión que en términos generales representa o equivale a la décima parte de lo que recibíamos en activo. Como si automáticamente al jubilarse cesaran la mayor parte de las necesidades de los funcionarios y de sus familias, que también ofrecieron su apoyo durante décadas de formar parte del SEM. Parece elemental preguntarse ¿en qué etapa de la vida profesional somos más vulnerables a las enfermedades los trabajadores y su familia?

Nuestras autoridades son insensibles en alto grado a las necesidades de los miembros jubilados del SEM, aclarando que en términos generales el Secretario de Relaciones Exteriores procede de las filas del partido político del Presidente de la República y su designación es una de sus prerrogativas. No obstante, en la práctica es asesorado por funcionarios del SEM de carrera, que en teoría deberían de crear conciencia de la importancia que representa mantener el bienestar de un Servicio Exterior tanto en activo, como jubilados. A los primeros, para garantizar su buen desempeño y entregar los mejores resultados de las labores que se les encomiendan; así como velar para que las familias vayan creando un patrimonio que en el futuro garantice su estabilidad; lo cual quiere decir: asegurar a los cónyuges e hijos de los funcionarios una carrera universitaria, apoyando el costo de los estudios en el extranjero y también en su propio país.

En el caso de los jubilados, simplemente por agradecimiento a los servicios prestados durante 30, 40 o más años, se les debería garantizar un retiro tranquilo, a salvo de sobresaltos económicos y sobre todo, el más amplio cuidado de la salud física y mental, destinando los mayores recursos para su obtención. Lo contrario es una mezquindad y un desconocimiento de la labor que dichos funcionarios realizaron durante tantos años de entrega a la profesión.

Hablando de falta de sensibilidad y bonhomía, en el Proyecto de reforma a la Ley del SEM del pasado mes de marzo, a los encargados de redactar el texto y aprobarlo en la Secretaría de Relaciones Exteriores, se les “olvidó” incluir a los diplomáticos jubilados para que recibieran beneficios como el Seguro Médico de Gastos Mayores y una mejora sustancial de la pensión mensual que reciben. No obstante que el Proyecto de Ley se aprobó “al vapor” en la Cámara de Senadores, de último momento -antes de enviar el texto a la Cámara de Diputados-, le hicieron una enmienda a uno de los artículos transitorios, conforme a la cual se dice que los jubilados también percibirán a partir de julio de 2019 un 50% de bonificación del monto que actualmente reciben. Esto por lo menos no nos deja fuera del todo, pero tampoco es la gran solución, representa apenas una aspirina para los dolores y achaques que a estas alturas aquejan a los jubilados.

Un poco de historia. Para recordar la importancia del Servicio exterior en la conducción de las relaciones de México con el exterior, viene al caso señalar que, apenas un año después de que se consumó independencia mexicana (1821), se procedió a organizar un cuerpo de representantes del país, en el exterior, bajo el gobierno del emperador Agustín de Iturbide. La ley respectiva, disponía que ‘los comisionados recibirían instrucciones de la Regencia y’ ésta era la encargada de fijar con la aprobación del entonces emperador, sus gastos y sueldos’. Por otra parte, la Constitución Mexicana de 1824, otorgaba facultades al Presidente de la República para nombrar a los representantes del país en el extranjero. Cinco años más tarde, siendo Presidente de México el General Vicente Guerrero (1829) se promulgó lo que podría considerarse como la Primera Ley del Servicio Exterior, o sea, la Ley de Consulados; considerando a los cuerpos diplomático y consular, como órganos del gobierno.

Con relación a la selección del personal destinado a representar al país, con el carácter de agente diplomático o de funcionario consular, existen antecedentes históricos en el sentido de que conforme a disposiciones reglamentarias puestas en vigor en 1853, el aspirante a una de dichas plazas, debería de reunir una serie de requisitos mínimos, como la nacionalidad y ser poseedor de una amplía cultura. Sobre el mismo tópico cabe mencionar que en el texto de Ley Reglamentaria del Cuerpo Diplomático Mexicano, promulgada en 1888, se trata lo relativo a la necesidad de reglamentar los exámenes de ingreso. Posteriormente, de acuerdo con la Ley del 17 de febrero de 1922, a partir de su entrada en vigor, se instituye por primera vez, el sistema de concursos públicos para ingreso al Servicio Exterior.

Para continuar con la comparación de las distintas disposiciones en materia de ingreso al Servicio Exterior, resulta ilustrativo citar el Reglamento de la Ley del Servicio Exterior Orgánica de los Cuerpos Diplomático y Consular, del 30 de abril de 1934: Según dicha norma, quien deseara ingresar en calidad de Vicecónsul, debería en principio presentar una solicitud, en la cual además de asentar los datos generales, debía explicar algunos aspectos de orden económico, como por ejemplo el número de personas dependientes del aspirante. En el caso de estar casado, mencionar la nacionalidad de la esposa y citar el número de hijos, cuando los hubiere. Del mismo modo, un dato que llama a reflexión es por el cual se pedía explicar con qué recursos económicos se contaba en la fecha de ser presentada la solicitud; comprobación de terminación de estudios de instrucción secundaria y certificados de estudios especiales que haya efectuado.

Con el objeto de continuar con un orden cronológico y acercándose a los tiempos actuales, es importante traer a colación la Ley orgánica del Servicio Exterior Mexicano, del 4 de marzo de 1967, sobre la que descansó la normatividad de un servicio exterior en franco crecimiento, pues durante el período de su vigencia el número de nuestras misiones en el exterior se multiplicó y se buscó a la vez, una mayor profesionalización de sus funcionarios. Según dicha Ley y conforme a lo asentado en su artículo 18, el servicio exterior sería desempeñado por embajadores y cónsules generales que nombraría discrecionalmente el Presidente de la República y, por los funcionarios de carrera que hubiesen ingresado de acuerdo con las leyes. Del mismo modo, el artículo 21 señalaba que el Presidente de la República podía también expedir nombramientos con rango inferior al de embajador o cónsul general; pero éstos, por un tiempo definido, para el desempeño de una tarea concreta y de una adscripción específica.

Por otra parte, con relación a las posibilidades de ingreso en forma de concurso, la misma Ley en su artículo 22, expresa que la Comisión de Personal, dará oportuno aviso al señor Secretario de Relaciones Exteriores, de las vacantes existentes en los niveles de vicecónsul, cónsul de cuarta y tercer secretario; a efecto de cubrirlas mediante un concurso público general, cuyos sinodales serían designados de las listas que proporcionasen la UNAM y demás instituciones de enseñanza superior. Posteriormente, se han realizado otras reformas tanto a la Ley, como al Reglamento, hasta llegar a la más reciente de marzo de 2018, pendiente de publicarse en el Diario Oficial de la Federación.

Otros temas que nos ocupan en el presente número, son los que a continuación se describen: I.@@ Charla Cibernética con el Emba. Doble Nacionalidad, Doble Ciudadanía y Voto en o desde el Extranjero@@. En el presente artículo el embajador Enrique Hubbard Urrea tiene el loable propósito de ayudar a nuestros lectores a poner en claro los conceptos del enunciado, que tantos dolores de cabeza han venido causando sobre todo en tiempos electorales. Sigamos el hilo de la presentación con las propias palabras del autor: “Responde el emba con agrado a la convocatoria emitida por nuestro director, amigo y compañero de generación, el embajador Pérez Manzano. En esta ocasión el ínclito emba pretende meterse de nuevo en lo que más ignora, lo cual nunca lo ha frenado y tampoco ahora será obstáculo para que se inmiscuya donde no lo llaman.

A raíz de una polémica surgida durante el actual proceso electoral, mismo que nos tiene a todos sumergidos en campañas, promesas, simpatías, antipatías y otros sentimientos felizmente pasajeros, el emba decidió – sin consultar a nadie – que había llegado el momento de aclarar los conceptos mencionados en el título de este mamotreto. Si no les interesa el tema o ya están hasta el proverbial gorro de las mafufadas del personaje, sáltense hasta donde dice “En otras palabras”.

Empecemos por el principio: todo mundo sabe que gracias a una reforma constitucional se creó en México la doble nacionalidad ¿verdad?, pues fíjese que no. Lo que se legisló fue la no pérdida de la nacionalidad mexicana por nacimiento, pero México no reconoce a sus nacionales ninguna otra nacionalidad, especialmente en México sólo son mexicanos, aunque fuera sean otra cosa. La doble nacionalidad existe únicamente por convenio, cuando dos naciones se reconocen mutuamente a sus nacionales. Por ejemplo, si todos los nacidos en Brasil son también reconocidos por Brasil como portugueses y viceversa, ahí sí se da la doble nacionalidad, pero eso no equivale a doble ciudadanía, como quedará en claro más adelante…”

II. Otra importante contribución es la que nos trae el embajador mexicano Leandro Arellano, en la que expone sobre la vida y obra de un diplomático excepcional: “Alfonso García Robles y el Mare Nostrum.”

“Para todo diplomático mexicano reviste un gran honor, resulta un privilegio grande referirse o citar el nombre de Alfonso García Robles. Ese es nuestro caso, desde luego, siendo doble hoy pues nos convoca la presentación de la obra escrita de don Alfonso. Expresamos nuestra gratitud y reconocimiento al doctor Alberto Enríquez Perea, quien ha sido incansable promotor y divulgador de la obra de don Alfonso y bajo cuya iniciativa estamos hoy aquí reunidos. Igualmente nuestro agradecimiento a El Colegio Nacional por su visión y su interés de hacer asequible a los lectores la obra reunida de uno de los mayores mexicanos del siglo pasado.

En seguimiento a la fértil tradición de la diplomacia mexicana, don Alfonso fue un devoto de la escritura. Comenzó a escribir y publicar a temprana edad. Sus primeros libros, escritos en francés, fueron publicados cuando residía en París, donde el joven jurista terminaba sus estudios, en vísperas de la Segunda Guerra Mundial. Su primer libro, titulado Le panamericanisme et la politique de bon voisinage (El panamericanismo y la política del buen vecino), fue editado en París por Les Éditions Internationales, en 1938. Conviene resaltar por cierto la gran admiración que mantenía don Alfonso por el Presidente Franklin Delano Roosevelt, a quien consideraba un político extraordinario y a quien se refería como “el ilustre apóstol de la política del buen vecino”…

III. El embajador Everardo Suárez Amézcua obsequia a los lectores de ADE con información histórica realmente valiosa y desconocida por muchos. El título de su aportación “Combatientes Extranjeros en México”, en la cual describe pasajes interesantes y amenos: “La historia de México registra la participación de combatientes extranjeros en casi todos los conflictos armados que han tenido lugar en el país.

La presencia de esos combatientes se ha expresado en forma de voluntarios, fuerzas de ocupación, ejércitos regulares y mercenarios.

Desde la guerra de independencia, pasando por la guerra con los Estados Unidos, la guerra de Intervención francesa, hasta las distintas etapas de lucha armada del período conocido como Revolución Mexicana los combatientes extranjeros tuvieron presencia y activa participación.

En la historiografía oficial se puede apreciar que a algunos de esos combatientes se les da el tratamiento de libertadores o voluntarios, a otros de traidores o invasores, a algunos más de aventureros, filibusteros y mercenarios. Se puede afirmar que el primer caso de combatiente extranjero que recoge la historia de nuestro país es el de Francisco Javier Mina.

Mina fue un idealista y militar español que combatió a la ocupación francesa en su país y al término de ésta, luchó contra el rey Fernando VII para restablecer la Constitución de Cádiz, desplegando sus campañas durante los años 1809-1814. Exiliado en Londres en 1816 conoció a Fray Servando Teresa de Mier quien lo alentó a luchar por la independencia de México. Con el patrocinio de algunos nobles y banqueros ingleses Mina integró a un grupo de oficiales españoles, italianos e ingleses para que lo acompañaran en su expedición. En 1816, después de una estancia en los Estados Unidos, Mina se estableció temporalmente en Haití en donde, coincidiendo con Simón Bolívar, recibió financiamiento de la joven república haitiana para su incursión en territorio novohispano…”

IV. Nuevamente el embajador Enrique A. Romero Cuevas comparte intimidades de la diplomacia que harán saber a nuestros lectores que, en esta profesión las vanidades, la arrogancia, la prepotencia y otras bajezas humanas surgen en algunos individuos para causar daño a otros compañeros del Servicio Exterior. Su trabajo se titula: “Personaje Nefasto”.

Procedamos a leer su narración. “Vacacionaba yo en México cuando por casualidad, al llamar a Managua a preguntar sobre algún asunto que ya he olvidado, me enteré de que la Secretaría de Relaciones Exteriores (SER) había girado instrucciones para mi traslado a un nuevo destino, luego de haberme salvado de un traslado no deseado por mí a Haití, pues alguien pensó en la Cancillería que me hacía un favor.

En esta ocasión se trataba de ser adscrito a nuestra embajada en Ottawa, Canadá. Debo subrayar que en esa época, mediados de 1976, ese país no tenía la importancia que fue adquiriendo décadas después y particularmente a partir de la negociación y entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). En esos momentos no sabía que mi estancia en Ottawa habría de convertirse en una de las experiencias más perturbadoras que tuve durante mi carrera y que todavía ahora que la recuerdo -a 40 años de distancia-, me provoca incomodidad, rabia y tristeza. Me refiero al hecho de que en dicha adscripción, por cierto bastante corta, de poco menos de un año, tuve la desgracia de trabajar bajo las órdenes de dos jefes que sin temor a exagerar puedo señalar como nefastos.

Desde mi arribo mismo a la capital canadiense, tuve la sensación de que las cosas no iban a ser en forma alguna parecidas siquiera a la placentera adscripción en Managua, Nicaragua, pues resultó que la aerolínea en la que volé a Montreal, que creo era Canadian Pacific, enfrentaba una huelga de los trabajadores de tierra en el país y los vuelos internos, en mi caso de Montreal a Ottawa, estaban suspendidos. De dicha situación, que posteriormente supe llevaba varios días, nuestra embajada no informó a la SRE y por lo tanto no fue posible tomar precaución alguna. Así que llegué a Montreal para enterarme que debía viajar en autobús a Ottawa, lo que retrasó notoriamente mi hora de arribo a la capital canadiense. Luego, aún esperanzado de ser recibido por algún miembro del personal de la embajada, llegué a Ottawa solo para darme cuenta que nadie estaba en la terminal de autobuses para recibirme y orientarme, como es costumbre y señal de compañerismo, buena voluntad, bienvenida y respeto en el Servicio Exterior Mexicano para el recién llegado. Tuve entonces que conseguir un taxi y pedirle al conductor que me llevara a un hotel que estuviera cercano al domicilio de nuestras oficinas, en la calle Albert; lo malo fue que el conductor me llevó a uno de los hoteles más caros de Ottawa, el cual creo recordar se llamaba Carleton Towers, donde solamente pernocté dos noches, pues verdaderamente tenía un costo rayano en lo criminal para nuestros módicos sueldos…”

V. El Ministro del Servicio Exterior Mexicano y académico universitario Víctor Hugo Ramírez Lavalle nos ofrece un análisis sobre las relaciones México-Estados Unidos. El título es el siguiente: “La Necesidad de una Negociación Asimétrica Permanente y la Utilización del Pragmatismo Político en la relación entre México y los Estados Unidos de América.”

En su introducción el maestro Ramírez Lavalle asienta que: “A lo largo de su vida independiente, la política exterior de México se ha visto envuelta en presiones internas innecesarias, principalmente porque no ha existido una política de Estado, entendida ésta como un proceso evolutivo permanente y no solamente sustentada en los principios constitucionales que datan de 1987 ni mucho menos interpretada a modo por los gobiernos mexicanos en turno; y por otra parte, por factores externos, en forma especial por nuestra histórica ubicación al lado del país hegemón, que lo han “obligado” a modificar su comportamiento y a buscar cada sexenio reestructurar sus metas y objetivos en los ámbitos bilateral y multilateral, así como sus técnicas y tácticas diplomáticas con países y regiones considerados como estratégicos. Por lo anterior, resulta sumamente urgente definir con total claridad qué es y cuál será nuestro interés nacional en política exterior y, considerando que los Estados Unidos han sido y serán un factor determinante en las relaciones internacionales de México, es imprescindible definir los términos de la relación bilateral a futuro y, por extensión necesaria, una nueva visión de las relaciones internacionales con el resto del mundo. Es un hecho que la relación de México con los Estados Unidos ha sufrido una serie de cambios lógicos y constantes con el correr del tiempo pero, con mayor fuerza esta relación tuvo un cambio trascendental debido a diversos factores que se suscitaron en el ámbito interno y en el internacional de ese país y, que ambas situaciones trascendieran en la relación bilateral con México. El principal factor externo que incidió en esta relación lo es sin duda el tema sobre el terrorismo que, al afectar directamente a los estadounidenses, provocó que los Estados Unidos lo priorizaran e insertaran en el ámbito de su seguridad nacional desplazando a un segundo término otros temas de la agenda internacional y, por ende, los asuntos bilaterales en general y con México en lo particular…”

VI. Por su parte, el Consejero del SEM Guillermo Gutiérrez Nieto ha elaborado una investigación titulada “La Diplomacia Científica: El Momento de México”, en la que asienta criterios y recomendaciones dirigidas al gobierno mexicano: “El desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación (CTI) en México generalmente es un asunto velado en relación con otros asuntos de interés nacional, sin embargo hechos recientes constatan que es un tema singular que amerita mayor análisis e involucramiento. Suficiente referir la elección de México como invitado de honor en la Hannover Messe 2018, la mayor feria de tecnología industrial del mundo, donde más de un centenar de entidades, instituciones y empresas nacionales difundirán sus fortalezas en materia de industria 4.0, energía y tecnologías medio-ambientales, capital humano y manufactura de alta tecnología. Igualmente, el Talent Land, evento realizado recientemente en Guadalajara que vincula a gobierno, academia y empresas con jóvenes mexicanos a fin de crear espacios de innovación, emprendimiento, talento y tecnología; su objetivo es impulsar proyectos tecnológicos enfocados a resolver problemáticas de energía, agricultura, salud, educación y pobreza. Además de destacar el reconocimiento otorgado en años recientes a científicas mexicanas, tanto en el rubro de científicas excepcionales como en el de talentos emergentes, en el marco del Premio L’Oréal-UNESCO “La Mujer y la Ciencia”.

Estos acontecimientos confirman que no obstante las limitaciones y el pausado fortalecimiento de la CIT que destacan informes y noticias -gasto nacional en CTI, becas de posgrado, número de investigadores, artículos en publicaciones reconocidas, infraestructura científica y tecnológica, producción de bienes de alta tecnología, número de patentes- nuestro país cuenta con una herramienta fundamental para fortalecer tales ámbitos y posicionarse internacionalmente recurriendo a una herramienta utilizada por otras naciones desde años atrás: la diplomacia científica.”

VII. El L.C.D. y Director de la revista digital Enlace México, Ricardo Noguerón Silva nos actualiza en los últimos acontecimientos de las relaciones internacionales, abordando un tema delicado, como es el conflicto en Siria, a cuyo trabajo titula “Siria: Parte de la Agenda Geopolítica Occidental en Medio Oriente”, en el cual afirma: Como ya es habitual, los titulares de los medios de comunicación apuntan a que Oriente Medio es una región sin remedio, la muerte es cosa de todos los días, los dictadores son unos tiranos y los Estados Unidos, son siempre los salvadores. Pero… ¿es esto cierto?

Los acontecimientos sucedidos en Siria el pasado 14 de abril del presente año, además de ser un motivo de alarma para la sociedad, ya que pudieran desembocar en un conflicto bélico a escala mundial, nos convoca a cuestionarnos respecto a las decisiones tomadas por los líderes de las naciones más poderosas de nuestro planeta, en específico, los Estados Unidos.

Desde hace meses, la mayoría de los medios de comunicación han dedicado gran parte de su tiempo al análisis de la llamada “crisis humanitaria siria”, achacando al régimen dictatorial de Bashar al Asad el despiadado ataque y asesinato de su propia población, haciendo uso de armas químicas con el testarudo objetivo de seguir aferrándose al poder, a pesar de los intentos de la coalición occidental por detener tremendo genocidio…”

VIII. Finalmente, el que esto escribe consideró oportuno reseñar lo acontecido durante la “Octava Reunión Cumbre de Las Américas”, celebrada en Lima, Perú, del 13 al 14 de abril, bajo los auspicios de la Organización de Estados Americanos (OEA) y el gobierno peruano. El tema central de la reunión fue “Gobernabilidad Democrática frente a la Corrupción.”

“Introducción. Como es sabido, en el marco de la Organización de Estados Americanos, se inserta la Secretaría de Cumbres de las Américas, la que está encargada de organizar dicho evento cada tres años, en sedes que se van cambiando conforme los gobiernos de los Estados parte se postulen. La VII Cumbre tuvo lugar en Panamá del 10 al 11 de abril de 2015, la cual se centró en el tema: “Prosperidad con equidad.” Como documentos finales se firmaron varios “Acuerdos para la acción”, enfocados en asuntos como la educación, la salud, energía, medio ambiente, migración, seguridad, participación ciudadana y gobernabilidad democrática.

Desde el inicio del Proceso de Cumbres, los Jefes de Estado y de Gobierno han establecido una amplia variedad de prioridades que abordan adecuadamente las precedencias y las necesidades de los pueblos del Hemisferio. La democracia siempre ha sido un tema central en las Cumbres a pesar de la heterogeneidad de los temas de la Cumbre; El crecimiento, la generación de empleo, los problemas de pobreza, la sostenibilidad ambiental, la seguridad energética, la discriminación y delincuencia, son todas cuestiones que pueden ser solucionadas con la aprobación y aplicación democrática de políticas públicas eficaces y eficientes…[3]

EL EDITOR/APM/15-04-2018


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  2. Cabe aclarar que no obstante que todos los servidores públicos de la Secretaría de Relaciones Exteriores son derechohabientes del ISSSTE, el gobierno les paga un Seguro Médico de Gastos Mayores, tanto en el exterior, como en México.
  3. http://www.summit-americas.org/previous_summits_sp.html
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